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Mis aprendizajes en la UAP

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Estudié la Licenciatura en Economía en la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), Benemérita desde hace años, generación 1967-1971. Tuve la fortuna de estudiar en el Carolino, majestuoso recinto, con sus pasillos llenos de cúpulas y con sus espléndidos salones como el Barroco, en el que defendí mi tesis. Además de que la UAP fue la mejor opción para estudiar economía, mi padre me convenció de que esta carrera tenía mucho futuro: fue la época en que los economistas empezaron a ser parte del sector público. Empero, mi trabajo como economista no fue en este ámbito, sino en el académico.

No fue fácil mi experiencia durante los primeros meses de mis estudios en la UAP. Cambió el contexto de estar en una escuela privada y pasar a una pública que, por ello y, supongo, mi apariencia, los estudiantes que me antecedieron me acusaban de burgués y reaccionario. La situación no duró mucho; cambió cuando mis compañeras y compañeros empezaron a conocerme, y yo a reconocerlos como seres iguales.

Esta experiencia fue un punto de inflexión en mi vida: desarrollé una conciencia social y fue el motor de mi profundo interés por seguir estudiando para tratar de obtener una educación académica que me diera los elementos para conocer con rigor los problemas del desarrollo económico.

El programa de estudios que seguí en la Escuela de Economía de la UAP fue de cobertura amplia: historia y desarrollo económico, comercio internacional, teoría macroeconómica, economía política y contabilidad. Lo que aprendí en las asignaturas de historia llevaron a convencerme de lo importante que es conocer el desenvolvimiento económico del mundo y de las naciones, al menos a partir de la Revolución Industrial y el de México desde la Colonia hasta la modernidad (en mis investigaciones, la historia siempre ha sido un referente). Entre otros, las materias sobre desarrollo económico y comercio internacional me hicieron consciente de las agudas discrepancias en la dinámica económico-social entre los países del norte y del sur, tema al que me he dedicado durante toda mi carrera académica. Las clases de macroeconomía me proporcionaron nociones sobre el papel del Estado en la economía y de las políticas monetaria y fiscal, y las de economía política sobre la teoría clásica y marxista. Los conocimientos adquiridos en los cursos de contabilidad me fueron después muy útiles para la administración de proyectos colectivos de investigación que realicé en El Colegio de México (Colmex).

Lo que aprendí en la UAP me motivó a seguir avanzando en la formación académica, a lo que se le sumó mi interés por mejorar mis conocimientos de microeconomía, matemáticas y estadística.  Por mis calificaciones en la licenciatura logré ser admitido al curso propedéutico de la maestría en economía del Colmex. Afortunadamente las autoridades de la carrera en economía de la UAP me permitieron ausentarme durante parte del quinto año de licenciatura para trasladarme a la Ciudad de México. Por supuesto que presenté y aprobé los exámenes de ese año, cumpliendo con los requisitos de escolaridad para obtener el grado de licenciatura.

Mi tesis para la UAP giró en torno a las teorías de la tasa de interés de Knut Wicksell, que fue mi primer trabajo puramente teórico; el segundo y último fue un artículo sobre las teorías de la explotación del campesinado (en la investigación hice uso de los conocimientos en economía marxista que adquirí en la UAP). En 1988 fue publicado por una revista británica. Durante el resto de mi carrera académica me he enfocado a la economía aplicada, con especial atención en el desarrollo económico,  la economía rural y de los recursos naturales y el sector agropecuario y su comercio internacional en el marco de los tratados de libre comercio entre los Estados Unidos de América y México, los países de Centroamérica y la República Dominicana.

Aspecto fundamental que marcó mi carrera académica como estudioso del desarrollo rural fue mi experiencia durante mi Servicio Social para la UAP como Coordinador del levantamiento del Censo de Población 1970 en tres municipios rurales que lindan con la ciudad de Puebla. El trabajo de campo que realicé para preparar el levantamiento del censo me hizo consciente las enormes discrepancias entre la ciudad de Puebla y las localidades rurales aledañas en materia de educación, cultura, ingresos y condiciones de vida. Esta experiencia fue una de mis motivaciones que me llevaron a estudiar la economía del campo y los recursos naturales, una constante durante los más de 50 años de formación y trabajo académicos.

En síntesis, mis estudios de Licenciatura en Economía en la UAP y mi trabajo como coordinador censal fueron mi primer paso firme para convertirme en profesor-investigador interesado en la enseñanza y estudios de los porqués del subdesarrollo y los posibles cómo para superarlos. Lo que he hecho como académico no hubiera sido posible sin las enseñanzas de mis maestros en la UAP y del apoyo en mis estudios de compañeras y compañeros y amigos durante mi estancia en la UAP.

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