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De Rousseau a Bronfenbrenner

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Jean-Jacques Rousseau (1712 – 1778) fue un influyente filósofo, escritor y teórico de política suizo, del siglo XVIII. Fue una figura central de la Ilustración, aunque sus ideas a menudo desafiaron el racionalismo puro de otros pensadores de su época, dando primacía al sentimiento natural y anticipando: el Romanticismo.

Dentro de sus obras, considero que El contrato social, publicado en 1762, se vincula con la idea de definir lo que es la familia. No dedica un capítulo específico al matrimonio como una institución central del contrato político que crea el Estado; sin embargo, su visión del matrimonio y la familia está implícitamente presente en su concepción de la sociedad y el Estado y se puede inferir a partir de cómo define las “primeras sociedades” y la base de la moralidad cívica.

Comienza el Libro I, Capítulo II expresando que —la más antigua de todas las sociedades y la única natural, es la de la familia; aun cuando los hijos no permanecen unidos al padre sino el tiempo en que necesitan de él para conservarse. Desde el momento en que cesa esta necesidad, el vínculo natural se disuelve. Si continúan unidos luego, ya no lo es naturalmente, sino voluntariamente y la familia misma no se mantiene sino por convención—. Aquí, Rousseau establece que la familia es la base inicial de la sociedad, pero aclara que su continuidad más allá de la necesidad biológica, se basa en la convención o el acuerdo voluntario. Esto contrasta con el contrato social que forma el Estado, el cual es un pacto radical para la voluntad general y la creación de un cuerpo moral colectivo.

Aunque Rousseau no describe el matrimonio como un contrato social en el mismo plano que el pacto que crea el Estado, lo considera una institución fundamental para la moralidad y la estabilidad de la sociedad. Es la “primera sociedad” y la “cuna de la ciudadanía”, donde se forman los individuos que luego participarán en la voluntad general. Su visión del matrimonio está profundamente ligada a sus ideas sobre la naturaleza humana, la educación y los roles de género, concebida como una unión complementaria que contribuye indirectamente al bien común y a la formación de ciudadanos virtuosos.

La obra de Friedrich Engels (1820 – 1895) titulada El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884), es un texto fundamental del marxismo que busca explicar cómo estas tres instituciones, aparentemente “naturales”, surgieron históricamente como resultado de la evolución de las relaciones de producción y la aparición de las clases sociales. Engels basó gran parte de su análisis en las investigaciones antropológicas de Lewis Henry Morgan (1818 – 1881), donde rechaza la idea de que la familia monógama patriarcal sea una forma natural e inmutable; sin embargo, argumenta que la familia ha pasado por diversas etapas evolutivas a lo largo de la historia de la humanidad, influenciadas por el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones económicas.

La monogamia, tal como se desarrolló, no fue una unión igualitaria. Engels sostiene que fue la primera forma de opresión de clase, donde la mujer se convierte en la “propiedad” del hombre. Su función principal es la de producir herederos legítimos y asegurar la transmisión de la fortuna paterna. La mujer es relegada al ámbito doméstico y despojada de su papel en la producción social, que antes, en el comunismo primitivo, era particularmente valorado. La monogamia se impone estrictamente a la mujer para asegurar la paternidad, mientras que al hombre se le permite la infidelidad e incluso la prostitución, la cual es vista como el “corolario necesario” de la monogamia burguesa.

Engels no veía la familia monógama como el fin de la evolución. Preveía que, con la abolición de la propiedad privada y la socialización de los medios de producción, la familia también se transformaría radicalmente. Al liberar a la mujer de la dependencia económica del hombre y al incorporarla plenamente a la producción social, la mujer recuperaría su dignidad y su independencia. El matrimonio dejaría de ser una transacción económica y se convertiría en una unión verdaderamente libre y voluntaria, basada en el amor mutuo y el respeto, sin la coerción de la propiedad o la herencia. La infidelidad, para Engels, era un síntoma de la monogamia coaccionada y desaparecería en una sociedad donde el amor fuera el único vínculo.

Urie Bronfenbrenner (1917 – 2005) es una figura central en las ciencias de la familia debido a su Teoría Ecológica del Desarrollo Humano, posteriormente ampliada y renombrada como Teoría Bioecológica. Su enfoque revolucionó la comprensión de cómo los individuos (especialmente los niños) se desarrollan, al enfatizar que no lo hacen de forma aislada, sino dentro de un sistema complejo de relaciones e interacciones ambientales.

La familia, en este modelo, es el microsistema central y más influyente. No puede ser estudiada de forma aislada. Su funcionamiento y el desarrollo de sus miembros están intrínsecamente ligados a múltiples niveles del entorno.

Destaca que el desarrollo es un proceso bidireccional. Los individuos no solo son influenciados por sus entornos, sino que también los influyen activamente. Las dinámicas familiares son el resultado de estas interacciones complejas. Proporciona un marco para diseñar intervenciones y políticas que realmente apoyen a las familias y al desarrollo infantil. En lugar de centrarse solo en el individuo, se busca fortalecer los diferentes sistemas que la conforman, buscando que apoyen a la familia. Ayuda a reconocer que las experiencias familiares son diversas y están moldeadas por una variedad de contextos culturales, socioeconómicos e históricos.

Bronfenbrenner enfatizó que hay interacciones recíprocas y complejas que ocurren regularmente y durante un período prolongado entre el individuo en desarrollo y otras personas, objetos o símbolos en su entorno inmediato. Para las familias, esto significa que la calidad y la continuidad de las interacciones cotidianas (por ejemplo, leer juntos, establecer conversaciones significativas, juego compartido o la resolución conjunta de problemas) son más importantes que la mera presencia de ciertos elementos que se encuentran alrededor. En síntesis, ofreció a las ciencias de la familia una lente poderosa para ver a la familia como un sistema dinámico incrustado en una red de contextos que, colectivamente, dan forma a la vida y el desarrollo de cada uno de sus miembros.

Actualmente, las Ciencias de la Familia son interdisciplinarias, incorporando aportaciones de la sociología, psicología, economía, antropología, neurociencia y políticas públicas. Se enfatiza la diversidad familiar, los procesos dinámicos y la interacción con el entorno social y cultural más amplio. Se busca entender cómo las familias influyen y son influenciadas por la sociedad, con el fin de mejorar el bienestar a través esencialmente de la investigación y la educación.

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