En su gestión presidencial, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) rechazó el uso de la violencia; en su lugar, privilegió la atención a las causas que la generan así como la expedita aplicación de la justicia. En el primer caso, desplegó un amplio programa socioeconómico a favor de la población con más necesidades económicas; en el segundo, impulsó una reforma al Poder Judicial para procurar justicia. Durante su gestión, aumentó el empleo y el salario, disminuyó la concentración del ingreso y la pobreza, y se atendió puntualmente a los marginados y discriminados. Al finalizar el gobierno de AMLO, los indicadores de seguridad pública eran mejores con relación a los registrados en el último año de su predecesor.
Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSG), los delitos de alto impacto (expedientes abiertos) disminuyeron 0.94 por ciento entre 2024 y 2018 y la tasa de incidencia delictiva de estos, expresada por cada cien mil habitantes, bajó 5.6 por ciento en esos años. Por su parte, el Inegi, en su Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de Seguridad Pública (Envipe) del año en curso, indica que la tasa de prevalencia delictiva (víctimas entre ciudadanos) expresada por cada 100 mil habitantes bajó 14.6 por ciento entre 2024 y 2018 en tanto que la tasa de incidencia delictiva (delitos/ciudadanos) expresada por cada cien mil habitantes disminuyó 7.6 por ciento en el mismo periodo.
De los delitos del fuero común de alto impacto (homicidio doloso, secuestro, extorsión, narcomenudeo, robo a vehículo, robo a casa, robo a negocio, lesiones, violación, violencia familiar, feminicidio, fraude, robo parcial de vehículo, robo a transeúnte, robo en transporte público) el más conocido, por sus implicaciones, es el realizado con la intención deliberada de causar la muerte. Durante los últimos cuatro años de la gestión de Carlos Salinas, los homicidios dolosos (HD) crecieron 9.3 por ciento; con Ernesto Zedillo, decrecieron 32.2 por ciento en su gestión, lo mismo sucedió con Vicente Fox, decrecieron 2.7 por ciento. Es con Felipe Calderón, a raíz de la guerra declarada contra un grupo de narcotraficantes, que los HD se expanden y crecieron 148.4 por ciento durante su gestión; con Enrique Peña aumentaron 41.6 por ciento y es con AMLO cuando bajaron en 18.9 por ciento, la referencia es el último año de gestión comparado con el último año de gobierno del antecesor, la fuente es el SESNSG y la difusora, Claudia Sheinbaum Pardo (La mañanera del pueblo del 27/08/2025). Si estos indicadores expresaran la pertinencia de las estrategias desplegadas, es claro quién fracasó y quién acertó. No en todas las entidades decreció la actividad delictiva, ni todos los delitos disminuyeron y las tasas de prevalencia e incidencia disminuidas aún se ubican en niveles problemáticos para la ciudadanía, pero la tendencia creciente se abatió y ya se inició un leve descenso de dichas tasas.
Entre 2024 y 2018 la tasa de incidencia delictiva bajó en los siguientes delitos del fuero común de alto impacto: homicidio doloso, secuestro, robo a vehículo, robo a casa, robo a negocio, lesiones y feminicidio. Esa tasa tambien disminuyó, en esos años, en las entidades de Aguascalientes, Baja California, Baja Califoria Sur, Campeche, Coahuila, Chihuahua, Ciudad de México, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, estado de México, Morelos, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas y Tlaxcala; en las otras 14 entidades la tasa de incidencia delictiva aumentó, como lo es el caso de Puebla.
Entre 2019 y 2024 la entidad pobana tuvo dos encargados de despacho del gobernador (por unos días), un gobernador interino (seis meses), uno electo (tres años y cinco meses) y otro sustituto (dos años), y salvo el año 2020 (de pandemia), la tasa de incidencia delictiva aumentó cada año. Entre 2024 y 2018, la tasa de incidencia de delitos de alto impacto aumentó 19.2 por ciento (octavo a nivel nacional) y el número de delitos creció 27 por ciento. Los delitos de alto impacto que más crecieron entre 2018 y 2024 fueron el narcomenudeo, lesiones, violencia familiar, feminicidio, fraude, robo parcial de vehículo, robo a transeúnte y robo en transporte público, y los años en que más crecieron los delitos de alto impacto fueron 2019 (Jesús Rodríguez Almeida, Guillermo Pacheco Pulido y Miguel Barbosa Huerta) y 2021 (Miguel Barbosa).
Claudia Sheinbaum Pardo (CSP) ha continuado con la misma estrategia de seguridad pública de la 4T y entre octubre de 2024 y julio de 2025 los delitos de alto impacto han disminuido en 3.7 por ciento respecto a los mismos meses del año anterior: 13 delitos disminuyeon y sólo dos (extorsión y narcomenudeo) aumentaron. En la entidad poblana, los delitos de alto impacto aumentaron 2.7 por ciento en los meses referidos. En cuanto a los homicidos dolosos, en los primeros 10 meses de gestión de CSP han disminuido en 11.8 a nivel nacional y en 3.5 por ciento en la entidad de Puebla.
Es inegable que la estrategia de seguridad de la 4T ha sido mejor que la selectiva guerra al narcotráfico de Felipe Calderón, pero aún no está a niveles plenamente aceptables: en 2018 los ciudadanos que se sentían seguros en su barrio o localidad fueron 49.6 por ciento, hoy son casi diez puntos más; los ciudadanos que decían lo mismo de su municipio fueron 28.9 por ciento, hoy son casi seis puntos más y los ciudadanos que dijeron lo mismo de su entidad fueron 19 por ciento, hoy son cuatro puntos porcentuales más. En contrapartida, los ciudadanos residentes en el país que se percibían inseguros fueron 79.4 por ciento en 2018, seis años después fueron 75.6 por ciento, la fuente es Inegi (Envipe, 2025). Hay avances, pero hay mucho que desbrozar aún: dentro y fuera de la 4T, dentro y fuera de los partidos políticos, dentro y fuera de la sociedad civil y organismos sociales.