México es uno de los países con mayor diversidad de anfibios y reptiles en el mundo; estudios recientes reportan para la nación 804 especies de reptiles y 361 de anfibios.
Estos grupos animales representan una de las formas de adaptación más antigua que la vida encontró para colonizar la Tierra, nos ayudan a controlar plagas y limpiar el ambiente de organismos que pudieran transmitir múltiples pestes a la humanidad.
Por su ubicación geográfica, el estado de Puebla encierra, dentro de sus límites, áreas que corresponden a cuatro regiones fisiográficas del país; la Sierra Madre Oriental; la llanura costera del Golfo Norte, en la porción boreal; el Eje Neovolcánico, en el este, centro y oeste, y la Sierra Madre del Sur, en toda la zona boreal. Esto le confiere una gran diversidad de seres vivos, entre los que destacan los anfibios y reptiles. En la entidad hay aproximadamente 60 de los primeros y 187 de los segundos (Hernández, 2013).
En la parte centro-oeste del estado encontramos al municipio de San Andrés Cholula, que se encuentra ubicado dentro de la zona de los climas templados del valle de Puebla.
Recientemente se han hecho intentos por caracterizar la biodiversidad biológica de este municipio, pues al igual que muchos otros en la entidad sufre una rápida transformación de hábitat. Es así que San Andrés Cholula tiene nuevos registros de organismos entre los que destaca el Eeleutherodactylus nitidus anfibio que hasta 2012 no se encontraba registrado para el municipio (García & Trujano, 2012).
Dentro de la municipalidad, en la localidad de Santa María Tonantzintla, dos instituciones de investigación astronómica comparten una pequeña colina, el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y el Instituto de Astronomía de la UNAM. Este campus cuenta con aproximadamente 14 hectáreas, siendo un espacio arbolado con el potencial de albergar una gran diversidad de flora y fauna que hasta el momento no se encuentra monitoreada y registrada, razón por la cual se ha iniciado un programa de monitoreo de la biodiversidad bajo la coordinación del Jardín Etnobotánico Francisco Peláez, el propio INAOE y con el apoyo de material especializado proporcionado por el gobierno del estado.
A lo largo de tres meses se han monitoreado diversos organismos. Para el caso especifico del muestreo de la herpetofauna, que integra a reptiles y anfibios, se ha empleado el método de inventario completo de especies (Angulo et al, 2006). El método consiste en que dos o más personas caminan lentamente a lo largo de un transecto y cuidadosamente se buscan ranas, sapos, lagartijas o serpientes descansando sobre el suelo, y salamandras posadas en hojas o ramas. Una persona hace las observaciones mientras que la otra registra toda la información (Lips et al., 1999).
La captura de anfibios, para su identificación, se realiza directamente con las manos y ocasionalmente con redes entomológicas; en el caso de reptiles se emplea la técnica de lazado o liga, así como ganchos herpetológicos para la búsqueda de serpientes (Orea, 2010). Además, para el caso de pequeños reptiles, se están empleando trampas de caída o de foso (pitfall), la cual consiste en hacer fosos de diámetro y profundidad variable (0,25 m, 0,50 m, 1,50 m por 0,20 a 0,40 m de ancho), cubiertos por una tapa levantada, donde el reptil atraído por el cebo cae accidentalmente (Sánchez, 2001).
El objetivo de esta metodología es registrar el mayor número posible de especies. De los muestreos hasta ahora realizados se han registrado tres especies diferentes de anfibios y cuatro especies diferentes de reptiles.
Las especies encontradas de anfibios son: Hyla eximia, la cual se colectó de manera manual, Eleutherodactylus teretistes (rana silbadora), organismo endémico enlistado en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, para la protección ambiental de especies nativas de México de flora y fauna, bajo la categoría de protección especial, así como el Bufo bufo (sapo común). Estas últimas dos especies fueron identificadas por medio de sus cantos durante los recorridos nocturnos que se están realizando.
En el caso de reptiles, se tiene el registro de Salvadora bairdi (Culebra chata), también endémica de la nación y bajo la categoría de peligro y extinción. La misma ha sido observada tanto por las personas de mantenimiento del lugar como por los propios investigadores del INAOE, habitando en los registros del cableado de luz, teniendo avistamientos que datan desde el año 2004 hasta el presente 2014.
Además, se tienen registros de tres especies de lagartijas, de las cuales solo Sceloporus grammicus ha sido identificada, las otras dos especies aún se encuentran en fase de identificación con base en diferentes fotos y registros.
Es importante mencionar que la investigación sigue en proceso esperándose exista un mayor de número de especies de herpetofauna, sin embargo, los resultados hasta ahora arrojados, ya empiezan a evidenciar al lugar para la conservación de la biodiversidad local.
Bibliografía
Angulo Ariadne, Rueda-Almonacid José Vicente, Rodríguez – Mahecha José Vicente y LaMarca Enrique. 2006. Técnicas de Inventario y Monitoreo para los Anfibios de la RegiónTropical Andina. Conservación Internacional Serie Manuales de Campo. Bogotá, Colombia.
GarcíaVázquez Uri O. y Trujano Ortega Marysol. Nuevos registro de Eleutherodactylusnitidus (Anura: Eleutherodactylidae) en Tlaxcala y centro de Puebla, México. Rev. Mex. Biodiv. Vol.83 no.3 Mexico sep. 2012
Hernández et al., 2013. Biodiversidad del municipio de Puebla. Puebla, Puebla.
Lips Karen R., ReaserJamie K. y Young Bruce E. 1999. El Monitoreo de Anfibios en América Latina Un Manual para Coordinar Esfuerzos. The Nature Conservancy.
Orea Gadea Jaime. 2010. Efecto de plantaciones mixtas sobre la diversidad herpetofaunística en selva baja caducifolia de Sierra de Huautla, Morelos. Tesis de Licenciatura. Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
Sánchez Ó. 2001. Conservación y manejo de anfibios y reptiles: métodos y técnicas. En Ó. Sánchez, M.C. Donovarros-Aguilar y J.E. Sosa-Escalante. Conservación y Manejo de Vertebrados en el Trópico de México. Universidad Autónoma de Yucatán. México DF.
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