“El agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza”.
Leonardo da Vinci
La utilización del agua por parte de las sociedades humanas ha ido variando a lo largo de la historia; el tipo de vida y los hábitos de consumo permitieron tener una relación muy cercana con este recurso. Desde que apareció el hombre sobre la Tierra tuvo la necesidad de buscar fuentes de agua y alimento, convirtiéndose en una actividad primordial. Los primeros grupos de hombres eran nómadas, los cuales viajaban junto a las migraciones de los animales ya que utilizaban el mismo camino donde había agua y dónde crecía cierto tipo de plantas. El paso del tiempo llevó a que descubrieran la agricultura, y con ello dejar el nomadismo para convertirse en sedentarios estableciéndose cerca de los cuerpos de agua.
Hoy en día, el agua sigue siendo un recurso natural muy importante para cualquier ser vivo, aun para aquellos que viven en ambientes donde el agua es un recurso muy escaso; sin embargo, en la actualidad, el riesgo de quedarnos sin agua es una situación alarmante en cualquier sitio de nuestro país. La distribución del agua dulce no es homogénea en el planeta; si, por ejemplo, le preguntas a una persona que vive en las zonas desérticas de México, te dirá que es raro ver llover en ese lugar, pero si te vas a Tabasco, la cantidad de lluvia que cae al año es el doble o triple de lo que pueda caer en el desierto. Aunado a esto, si le sumamos que cada día la contaminación de nuestros ríos, lagos, lagunas y la sobreexplotación de los mantos freáticos y el crecimiento de las poblaciones pone en riesgo que en un futuro no muy lejano el país disponga de menos de la mitad del agua y que México sea catalogado como un país con disponibilidad promedio baja.
El agua es un recurso vital; si hasta hace tiempo no nos habíamos preocupado por protegerla como una de las necesidades más importantes para llevar una vida digna, se debía a que la considerábamos un recurso inagotable. Hoy sabemos que no es así, el acelerado empobrecimiento del recurso y la grave escasez que padecen millones de personas nos han obligado a pensar en la necesidad de reconocer y proteger este derecho, del cual depende la vida. Esto llevó a que hace algunos años el Estado mexicano se viera obligado a reconocer y proteger el derecho al agua, a través de un pacto internacional sobre los derechos económicos, sociales y culturales, del cual se derivó que todo ser humano tiene el derecho universal al agua. Sin embargo, de ser así, hoy en día no tendríamos graves problemas de salud y de distribución para las poblaciones en donde a lo largo de los años han sido marginadas de este derecho.
Conociendo todo esto, en los últimos días se ha puesto en entredicho lo que hace años se estableció el de respetar y reconocer el derecho universal al agua a través de la ley general de aguas nacionales, conteniendo puntos contrarios a garantizar el derecho humano al agua, algunos de los objetivos es tener un aumento en las tarifas a consumidores, corte del servicio y principalmente una mala calidad del líquido, entre otros, lo que afectaría sobre todo a los sectores más vulnerables y siendo beneficiado el sector privado, en donde se le otorgaría a los consorcios que están operando y distribuyendo el agua la facilidad para violar los derechos territoriales de muchos pueblos y comunidades que poseen una parte de las aguas del país.
A primera vista, el derecho humano al agua podría parecer un asunto de importancia meramente legal, sin embargo va mucho más allá. Es indispensable reestructurar la gobernanza del agua en México, y dar a la sociedad civil mayor capacidad de impacto en las políticas públicas, en beneficio de la población que se ha visto marginada a lo largo de la historia.
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@helaheloderma