Hace muchos años, pero muchos, encontré en una habitación, no, no era habitación, ni siquiera un cuarto, era un espacio extraño que un tío abuelo había delimitado en su habitación y que contenía de todo, herramientas, revistas, tornillos y clavos, aparatos despanzurrados… en este espacio, un día de exploración, encontré un libro tirado, maltratado, con las esquinas de las hojas gastadas y el color del papel de un amarillo enfermizo. Se trataba del libro de Carmiña Verdejo sobre Leonardo da Vinci, editado por Sopena. Lo leí completo; quizá fue el primer libro que leí completo en un día.
Un par de años después, una mañana en la que no recuerdo por qué encendí la televisión de mi abuela, luego de pedir permiso, y estaban pasando una serie italiana sobre la vida de Leonardo, no estoy seguro si la serie era en blanco y negro o si la TV era en blanco y negro, pero aún así me sorprendió y la seguí cada día hasta que terminó. No podía creer que un documental de este tipo lo pasaran en TV abierta, bueno, en los únicos canales que había en esa época. Seguro alguien se equivocó en la programación.
Recordé estas dos cosas luego de leer los excelentes artículos sobre aves en el número anterior de Saberes y Ciencias, y me preguntaba si nuestra fascinación por las aves radica, más que en el color de su plumaje o en su canto, en su capacidad para volar, que despierta el deseo en el hombre por encontrar una manera de remontar los aires.
Seguramente muchos sabios se interesaron en el tema, aunque pocos, como siempre, intentaron responder o estudiar el fenómeno a fondo. Uno de ellos, desde luego, fue Leonardo da Vinci. Y el “desde luego” se debe a que Leonardo estudió casi todos los fenómenos con los que se encontraba, pero en particular al vuelo dedicó bastante tiempo.
Existen estudios extensos y obsesivos de Leonardo sobre los pájaros. Páginas y páginas de observaciones y dibujos, con grandes detalles de todos los aspectos del vuelo de un ave. Hizo dibujos anatómicos detallados del cuerpo y las alas de un pájaro. Observó los movimientos sutiles de las alas en vuelo, la reacción de las alas bajo diferentes condiciones de viento, y la manera en que un pájaro puede caer del cielo y hasta casi tocar el suelo o permanecer inmóvil en el aire mediante el uso de movimientos finos de las alas y la cola. Fue el primero en darse cuenta de que un pájaro lograba moverse ejerciendo más presión contra el aire que la que ejerce el aire contra su cuerpo.
Leonardo realizó muchos experimentos. Construyó modelos para probar el efecto que tenía desplazar el centro de gravedad del ave. Se dice que construyó réplicas de alas de aves y de murciélagos, y que las construía con diferentes materiales para revisar cuál sería el mejor para una máquina que pudiese volar.
Revisando el documental, veo que empieza con la toma del vuelo de un ave mientras el comentarista introduce la escena principal, un Leonardo moribundo que es visitado por el rey de Francia, Francisco I, expirando luego en sus brazos, a la edad de 75 años. De acuerdo con los estudiosos de Leonardo, esto es otro mito que se propagó luego del libro de Giorgio Vasari, Vida de los mejores arquitectos, pintores y escultores italianos.
Existen muchos otros mitos alrededor de Leonardo, como el de la famosa Mona Lisa, que aunque lo más aceptado es que se trata de Lisa Gherardini, muchos insisten en que se trata de un “autoretrato femenino” y otros argumentan que lo más probable es que se trate de un estudio anatómico en el cual incluyó la mejor nariz, los mejores ojos, etc., en la opinión de Leonardo, desde luego. Otro mito más trata de la “maldición”, que dicen existía sobre Leonardo y que no le permitía terminar sus proyectos. Esto simplemente refleja la gran dispersión que tenía en su trabajo, seguramente trabajando en varios proyectos a la vez y siempre iniciando otros en temas nuevos.
Regresemos al tema del vuelo. Usando todo el conocimiento adquirido de sus obsesivas observaciones, Leonardo se dedicó a diseñar una máquina voladora. Se puede notar de sus dibujos, obsesivos también, que trató de recrear específicamente la forma en que un pájaro vuela. Cerca de 1485 tenía los planos detallados para un ornitóptero, pero de tracción humana, i.e., una máquina con alas, para ser aleteadas por un hombre. El diseño muestra un marco de madera, con el asiento para el piloto situado en el interior, un recipiente en forma de concha desde el cual el piloto operaría dos grandes alas de murciélago, con poleas conectadas a estribos que se ligaban a los pies.
Hay algunos diseños donde el piloto está acostado; sin embargo, existen dibujos, casi todos posteriores, mostrándolo sentado o de pie. En todos, la parte fundamental era el uso de las piernas para proporcionar la potencia máxima del músculo. La cola del avión proporcionaría estabilidad de vuelo y aterrizaje.
Tanto en el libro como en el documental, se destaca que Tommaso Masini, llamado el Zoroastro, colaborador de Leonardo, en un descuido del maestro, tomó las alas, fue a una colina, y se lanzó. Dicen que voló, hasta que una corriente de aire lo desequilibró y cayó, lastimándose gravemente. Sin embargo, por otro lado, se dice que Leonardo nunca construyó alguno de sus diseños sobre el vuelo…
Independientemente de si se construyeron o no, la pregunta radica en si la máquina funcionaría. Esto dependía principalmente de si un hombre tenía la fuerza suficiente para elevar el aparato, ya que el motor aún no era desarrollado. Leonardo había notado que las aves tenían fuerza para volar y además cargar su propio peso, como las águilas cuando cazan a las liebres. Anotó también la capacidad que las aves tienen de acelerar en caso de persecución. Leonardo creía que el hombre tenía reservas similares de fuerza en las piernas, con el poder suficiente para mantenerlo en el aire.
Aunque parezca que sólo recientemente sabemos que para volar se requiere suficiente fuerza para superar el peso de la máquina y la resistencia del aire, Leonardo lo sabía perfectamente desde entonces. Tenía claro que la energía era esencial para el éxito; sin embargo, las máquinas que diseñó eran demasiado pesadas para que el hombre generase suficiente empuje. Quizá por esta razón es que Leonardo no habría construido sus diseños. Y quizá también, dándose cuenta de estas limitaciones, es que considera algunas alternativas al vuelo tipo ave y desarrolla otros aparatos como el helicóptero, su máquina voladora más famosa, muy similar a un tornillo gigante, o el paracaídas, una cortina de lino rígida en forma de pirámide con una base cuadrada de 11m de lado y de igual profundidad, con la que cualquier persona podría saltar desde cualquier altura sin ningún riesgo.
Es claro el legado de Leonardo para la aeronáutica; lo paradójico es que en su época él no pudo despegar. Sin embargo, debemos destacar que tuvieron que pasar alrededor de 400 años para el primer vuelo a propulsión, cuando los hermanos Wright construyeron y volaron un avión con motor, haciendo posible el vuelo del hombre.
Al decidir el tema de esta columna, me puse a buscar el documental en el todopoderoso youtube, y desde luego que lo encontré. Es presentado por la televisión española, pero como una coproducción con la RAI italiana y otras instituciones. Entendí un poco porque me llamó la atención. La participación del comentarista, Giulio Bosetti, en medio de las escenas que recrean la vida de Leonardo era algo bastante novedoso, pero quizá influyeron también las locaciones y la música.
Parece que un libro olvidado en algún rincón o bien un documental, por cierto en color, mal programado, pueden ayudar a acercar a los jóvenes a la ciencia; conmigo funcionó, creo. Olviden libros en los rincones, programen mal los documentales.