Últimamente, el CHON se ha vuelto muy popular en las conferencias y eventos de divulgación de la ciencia. Usar la palabra CHON tiene la magia de despertar el interés de las personas de una manera suavemente picaresca, dejando la sospecha de que a lo mejor no es precisamente que se vaya a hablar de ropa interior…
Y así es, pues el conocimiento que se pretende transmitir es que el cuerpo humano se compone principalmente de cuatro elementos, cuyas iniciales reunidas dan la palabra CHON. Una persona que pese 70 kilos tendrá 16 kilos de Carbono, 7 kilos de Hidrógeno, 43 kilos de Oxígeno y 2 kilos de Nitrógeno. Si sumamos los kilos de CHON da 68 kilos, y los dos que faltan para los 70, son básicamente de calcio y unos 50 elementos más, incluyendo unos cuantos miligramos de oro.
De esta manera decir CHON se convierte en una magnífica herramienta nemotécnica, que permite a personas de todas las edades recordar de que está hecho nuestro cuerpo.
Según sea el enfoque del tema, se puede incluir el CHON en una plática de biología, de minería y hasta de economía, para, en este caso, poder predecir el valor del cuerpo humano en las bolsas de valores dedicadas a los metales.
En el caso de pláticas de astronomía, se puede enfocar el CHON desde el punto de vista de preguntarse, ¿bueno, y de dónde salieron los componentes de mi cuerpo? Esto lleva a una segunda pregunta, ¿ok, y de dónde salieron todos los elementos que componen los árboles las rocas y todo lo que nos rodea?, hasta llegar a la pregunta máxima: Bueno, bueno… ¿y de dónde salió todo el universo?
De inmediato, el conferencista enseña su mejor sonrisa de satisfacción y sabiduría, y con contundencia contesta que el origen de todo, incluyendo el tiempo, está en el Big Bang o Gran Explosión.
Los especialistas en astrofísica pondrían el grito en el cielo ante semejante simplificación, y algunos pretenderían incluir la Teoría de las Supercuerdas, otros lo de los Multiversos, y otros los temas de Materia y Substancia Obscura, lo cual es imposible de hacer en 50 minutos y ante un público con escaso conocimiento de estos temas.
Lo que si hay que hacer es tomarse unos 4 o 5 minutos para explicarle a los oyentes que la ciencia es “un sitio en construcción”, que sólo se inició hace unos 400 años, y que a pesar de apenas haber “arañado” la superficie del conocimiento, ya ha transformado por completo la manera en que vivimos y la calidad de nuestra vida.
Ahora sí: partiendo de que en el proceso de la gran explosión se formaron grandes cantidades de hidrógeno y helio, que son los elementos más simples, ya que sólo tienen una o dos cargas negativas girando alrededor de una o dos cargas positivas, respectivamente, se puede dar una explicación simplificada de la llamada nucleosíntesis estelar, o sea la formación de los núcleos de los demás elementos de la tabla periódica.
Introduciendo el concepto de Fusión Nuclear, o sea que se pueden hacer chocar dos núcleos ligeros con una fuerza tan grande que los funda en uno solo y se produzca un núcleo más pesado, se puede explicar a las personas que las estrellas son gigantescas bolas de fuego que en su centro están a más de 10 millones de grados de temperatura, y ahí es donde se hornean los elementos químicos más pesados, ya que a esas temperaturas los choques de los núcleos ligeros son tan violentos que efectivamente se funden dando lugar a un núcleo más pesado.
Se puede decir que dos hidrógenos con un electrón en órbita alrededor de un protón pueden chocar para dar un helio, que ya tiene dos electrones girando alrededor de dos protones; y que así sucesivamente, tres helios chocan y se funden para dar un Carbono que tiene 6 electrones y 6 protones… Hasta que, con diferentes combinaciones de choques podemos formar el elemento más pesado, el Uuo, que tiene 118 cargas positivas y 118 cargas negativas, además de muchos neutrones.
Hay que advertir nuevamente que nos hemos tomado la libertad de sobresimplificar y cambiar los complejos ciclos de las reacciones de fusión nuclear en beneficio de dar un panorama más fácil de entender.
De aquí podemos pasar brevemente a decir que en el centro de nuestro Sol están ocurriendo, día y noche, trillones y trillones de estas reacciones, que además, y trayendo a cuenta la famosa ecuación de Einstein: energía = masa por la velocidad de la luz al cuadrado, nos permite comprender que se formen grandes cantidades de energía que es lo que calienta nuestro planeta.
También podemos introducir aquí el concepto de “Ciclo de Vida de una Estrella”, exponiendo que todas las estrellas del universo, incluyendo por supuesto a nuestro Sol, se forman, se desarrollan y finalmente se mueren, y que es precisamente en éste, el último acto de su existencia, que estallan y arrojan por todo el universo los elementos pesados que tanto trabajo les costó formar…
Así finalmente podemos concluir que astrónomos y poetas estamos de acuerdo en que, literalmente, somos polvo de estrellas, ya que todos nosotros y todo lo que vemos a nuestro rededor, en algún momento nos formamos en el centro de una estrella.
* Ingeniero, trabaja en la Coordinación de Astrofísica del INAOE en tareas de construcción de equipos para la divulgación científica.