La ciudad de la esperanza

Por sus convicciones ideológicas, los ciudadanos radicados en el municipio de Puebla que disponen de teléfono en casa se ubican a la izquierda del PAN y a la derecha del PRD, y muy cerca del PRI. Si la referencia es Felipe Calderón Hinojosa (FCH) y Andrés Manuel López Obrador (AMLO), los ciudadanos se ubican exactamente en medio. En una escala del 1 (izquierda) al 5 (derecha), el promedio de los años 2006-2012 es de 3.3 puntos para los ciudadanos, 3.0 para el PRI; 3.6 para el PAN, 3.7 para FCH; 2.0 para el PRD y 1.9 para AMLO. Por su ideología, el tabasqueño no sería su primera opción política. A veces piensan diferente, como sucedió en 2004, cuando los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial se confabularon para eliminar la potencial candidatura de AMLO a la Presidencia de la República, los ciudadanos del municipio de Puebla desaprobaron esa acción y la mitad de ellos opinó bien del entonces jefe de gobierno del Distrito Federal; en el año 2005 era 43 por ciento quien seguía teniendo una opinión positiva del tabasqueño y en mayo de 2006, cuando la campaña del miedo, fue de 37 por ciento.

Ahora fue diferente. El “peligro para México” devino en salvador: de 26 por ciento de los ciudadanos que opinó bien de él en 2010, subió a 31 por ciento en 2011 y llegó a 42 por ciento en abril del año en curso. Si la referencia es a la confianza que en el tabasqueño tienen los ciudadanos, el comportamiento es similar, de menos a más: en 2010, 28 por ciento confiaba en él; 33  por ciento en 2011 y 49 por ciento en junio del año en curso. Entre las múltiples causales que expliquen este comportamiento de los ciudadanos del municipio de Puebla, hay cuatro que consideró vitales: deslinde del PRI; desilusión del PAN; una identidad con el programa y candidatura del tabasqueño y una acelerada exclusión social.

 

En las tres últimas elecciones presidenciales, dos de cada cinco ciudadanos dicen que no votarían nunca por el PRI; en las dos últimas, más de la mitad asociaba al PRI con crímenes, narcotráfico y corrupción. De los tres últimos candidatos del PRI a la Presidencia de la República, apenas uno de cada seis ciudadanos opinó bien de ellos y sólo uno de cada siete se identificó con el PRI. Para dos de cada cinco ciudadanos, la principal cualidad esperada de un gobernante es la honestidad y ese atributo no lo ubican en los priistas. En dos ocasiones (2006 y 2012), los ciudadanos del municipio de Puebla tuvieron la esperanza de un cambio en la conducción del país, por lo menos en honestidad y cumplimiento de programa. No fue así, la mayoría absoluta considera que no hubo una manera adecuada de los ejecutivos panistas para afrontar los grandes problemas nacionales, que el rumbo del país es equivocado y que están fuera del control de la Presidencia. Cuando Vicente Fox iniciaba su mandato, 70 por ciento de los ciudadanos tenía  una buena opinión de esa gestión; hoy, de FCH dicen lo mismo 46 por ciento. Cuando concluyó su gestión Vicente Fox, 69 por ciento de los ciudadanos consideró que la República Mexicana era gobernada por una élite poderosa y para beneficio exclusivo de ella y 58 por ciento se declaraba poco o nada satisfecho con la democracia, hoy es 79 por ciento y 71 por ciento respectivamente quien así lo afirma.

AMLO tiene una trayectoria política diferente a la de otros políticos. En dos ocasiones consecutivas fue chamaqueado por el PRI cuando intentó ser gobernador de su natal Tabasco; en ambas ocasiones protagonizó un éxodo por la democracia y aportó elementos para anular esas elecciones; fue desoído  y se reconoció el fraude electoral como vía legal comicial. En el año 2000 ganó la jefatura de gobierno y cumplió con éxito su programa de campaña: los destinatarios de la mayoría de sus acciones fueron los pobres y practicó la consulta como mecanismo de refrendo de mandato y de orientación de temas medulares. Tal fue el éxito de su gestión en el

Distrito Federal que los poderes formales y fácticos abortaron la pretensión de juzgarlo por negarse a indemnizar a un fraudulento afectado. En 2006 le dieron con todo y entre todos, le robaron la elección y, seis años después, vuelve a tener una votación de 20 por ciento de la lista nominal y una organización de más de cuatro millones de ciudadanos que lo respalda. Sus acciones en la jefatura de gobierno y su estoica actitud ante el desafuero le ganaron adeptos, aun en el municipio de Puebla y lo consideran la alternativa a los gobiernos priistas y panistas y así lo expresaron con su sufragio el pasado mes de julio.

La vulnerabilidad de los ciudadanos se ha multiplicado: a la inestabilidad laboral le agregan la vulnerabilidad alimentaria; la de patrimonio y seguridad física y la del disfrute de los derechos humanos. En 2000, la tasa de desempleo de la población de 12 años o más que dispone de teléfono en sus viviendas fue de 3.5 por ciento; en 2006 fue de 6.7 por ciento y a junio del año en curso llegó a 7.1 por ciento; la situación es más dramática entre la población de 18 a 29 años, las respectivas tasas de desempleo fueron de 6.2, 13.2 y 13.5; la fuente son las encuestas telefónicas que mensualmente aplicamos en La Jornada de Oriente. Del total de desocupados en el municipio de Puebla, al menos 40 por ciento tiene estudios de licenciatura o más y su promedio de edad fue de 27 años en el año 2000, 29 años en 2006 y de 31 años el primer semestre del año en curso. La percepción de bonanza económica familiar fue de 23 por ciento en el año 2000, de 18 por ciento en 2006 y de sólo 13 por ciento en este año. Con relación a los grandes problemas del país, 16 por ciento de los ciudadanos del municipio de Puebla manifestó que era la inseguridad pública en el año 2000, 21 y 43 por ciento dijeron lo mismo en 2006 y 2012, respectivamente; la mayoría absoluta de los ciudadanos afirma que las acciones de gobierno de Felipe Calderón en materia de seguridad pública fueron ineficientes o muy ineficientes, que su estrategia contra el crimen organizado fue un fracaso y que pese a los operativos militares, hay más violencia e inseguridad pública.

Descartados PRI y PAN y excluidos la mayoría de los ciudadanos de las políticas económicas, la opción de AMLO fue atractiva, tanto por el programa de gobierno como por la garantía de su ejecución. El PRD, que tiene una existencia marginal en el municipio y entidad de Puebla, es también aceptado por los ciudadanos del municipio; no sucede así en las elecciones locales, donde se diluye el liderazgo del tabasqueño. La afluencia de ciudadanos apartidistas o partidistas de otras maneras puede dar lugar a un frente social amplio donde quepan muchos, hasta los Chuchos y Bejaranos.