A mediados de agosto leímos y escuchamos en medios nacionales y estatales sobre el inicio de operaciones del observatorio HAWC en el estado de Puebla. Las noticias comentaban que el 1 de agosto de este año iniciaba operaciones formalmente dicho observatorio. Para los que no somos astrónomos, el mismo nombre nos parecía fascinante: HAWC, acrónimo de High Altitude Water Cherenkov, u Observatorio Cherenkov de Agua de Gran Altitud, en español, enterándonos que Cherenkov fue un célebre físico soviético que descubrió un tipo muy especial de radiación en 1934. Al seguir leyendo continuaba el asombro; la mayoría al pensar en observatorios imaginamos telescopios, nos remitimos a lentes y espejos en grandes estructuras. Sin embargo, al aprender sobre el HAWC vemos que se trata de un arreglo de 100 detectores, que al ojo no entrenado parecen tanques o tinacos, con 180 mil litros de agua cada uno.
El observatorio se encuentra ubicado en las faldas del volcán Sierra Negra, en el estado de Puebla, a una altura de 4 mil 100 metros sobre el nivel del mar y sólo unos metros debajo del Gran Telescopio Milimétrico. El HAWC es un proyecto binacional desarrollado en conjunto con científicos de los Estados Unidos. Recibe financiamiento de diversas instituciones, como el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la National Science Foundation, la Universidad de Maryland, Los Alamos National Laboratory, entre otros.
El HAWC es un observatorio de rayos gamma; muchos hemos escuchado sobre rayos x, rayos ultravioleta, pero, ¿rayos gamma, radiación de altas energías o radiación de Cherenkov? El Dr. Ibrahim Torres, investigador del INAOE y encargado del sitio, explica que la técnica Cherenkov “consiste en utilizar grandes cantidades de agua ultra pura como medio radiador y unos detectores capaces de captar señales de un par de fotones producidos en el líquido. Los rayos gamma de muy alta energía generan en la atmósfera una cascada de partículas, la cual crece hasta alcanzar un máximo a unos 6 mil metros de altura y empieza a decaer al seguir avanzando dentro de la atmósfera. Al entrar al agua, las partículas de la cascada viajan más rápido que la luz dentro del agua y emiten un tipo de luz conocida como luz Cherenkov, por el nombre de su descubridor. Esta luz es medida por los detectores, revelando su origen. Reconstruyendo la señal observada por todos los detectores de luz de manera conjunta mediante electrónica y equipo de cómputo de alta precisión, es posible determinar la energía, dirección, tiempo de arribo y naturaleza de la partícula responsable”. Es así, como nos explican los expertos, que gracias a los 100 contenedores del HAWC, con 180 mil litros de agua pura cada uno, se podrán estudiar radiaciones muy específicas de objetos como supernovas, estrellas de neutrones, núcleos galácticos y agujeros negros súper masivos.
El arreglo de 100 detectores es la primera fase del proyecto, que se espera que en 2014 cuente con 300 detectores para alcanzar su máxima fase de operaciones. El doctor Alberto Carramiñana, director general del INAOE y vocero del proyecto HAWC, recalcó: “creo que lo más relevante es subrayar que HAWC nos da la oportunidad de contar con un observatorio de clase mundial a más de 4 mil metros de altura que no existe en ningún otro lugar del planeta”.
Contar con instituciones de educación superior, centros de investigación y proyectos científicos de clase mundial como lo son el Gran Telescopio Milimétrico y el Observatorio HAWC deberían llenarnos de orgullo a todos los poblanos. El observatorio HAWC no se limita a la observación de rayos cósmicos y rayos gamma; para su construcción ha desarrollado tecnología propia que va desde la instalación, operación y mantenimiento de las plantas de tratamiento de agua para obtener el agua ultrapura que se necesita a la instrumentación electrónica con muy alta sensibilidad a la luz.
Asimismo, el proyecto considera la conservación y restauración del área natural protegida del Parque Nacional Pico de Orizaba, con obras de conservación de suelos, reforestación, resembrado, protección de taludes para evitar erosión y captación y encauzamiento de agua.
Estamos seguros de que los resultados de las observaciones proporcionarán conocimientos vitales para entender mejor el universo; la formación de estudiantes en el proyecto (además de investigadores participan estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado, así como técnicos académicos) pondrá a los científicos de nuestro estado a la par con los mejores del mundo, y el desarrollo de tecnología propia nos permitirá seguir siendo una entidad a la vanguardia en la búsqueda del bienestar social a través de la ciencia y la tecnología.
@romeromaximo