Primero los pobres

El ingreso real de la población en México ha crecido; hay una mejor distribución de este y ha disminuido la pobreza. En algunas entidades ha sido espectacular esta transformación, como en Chiapas, Guerrero y Veracruz; en otras, hay más pobreza y concentración del ingreso: Tlaxcala, Puebla y México. El ingreso de la población más pobre (deciles I al IV) aumentó más que los de ingresos altos (IX y X), en parte por el crecimiento del ingreso laboral (salarios reales al alza y mayor tasa de ocupación) y por un mayor ingreso por transferencias, principalmente de los programas gubernamentales y las remesas.

Dos terceras partes del ingreso público procede del tributo, y este ha aumentado modestamente. El ingreso crece menos que el gasto y hay rigideces financieras que limitan el crecimiento del gasto orientado a los más pobres. Casi 30 por ciento del gasto público es no programable, (Costo financiero de la deuda pública, Participaciones y pago de Adeudos de ejercicios fiscales anteriores); lo que resta es para solventar el gasto corriente, las pensiones y las inversiones. Para 2024, el gasto público presupuestado (26.2) excede en 4.9 puntos del PIB al ingreso (21.3), es el déficit más alto de las tres últimas gestiones presidenciales. La baja en el precio internacional del petróleo, un crecimiento más que moderado de la economía de Estados Unidos y la apreciación de nuestra moneda son, en otras, causales de los bajos ingresos públicos del año entrante.

Los programas sociales de la actual gestión presidencial llegan al 70 por ciento de los hogares y el gasto programado en desarrollo social del año entrante (protección social, salud y educación) equivale a 11.6 puntos del PIB, en términos relativos es el 44 por ciento del total del gasto público. Ya no hay fondos para atender contingencias financieras; el gasto en pensiones contributivas (derecho de los trabajadores) equivale a 5.8 puntos del PIB (17 por ciento del gasto público) y el envejecimiento de la población incide elevando el costo de los servicios de salud que se les proporciona y en la inversión de la pensión universal (ya que aumenta en términos reales la pensión así como las personas beneficiadas). La carga tributaria no puede llegar a los 15 puntos del PIB y los ingresos petroleros son decrecientes, de ahí el mencionado déficit de 4.9 puntos del PIB programado para 2024.

En 56 meses de gestión de Andrés Manuel López Obrador el empleo ha aumentado 5.9 millones, la tasa de participación laboral es de 60.3 por ciento, el salario mínimo general ha aumentado 88 por ciento y hay 5.6 millones menos de pobres respecto al inicio de su gestión, no se puede decir lo mismo de las administraciones anteriores. Afrontar las carencias sociales en educación y salud, disminuir la población en pobreza extrema, desconcentrar el ingreso y seguir llegando al 70 por ciento de los hogares requiere mayor gasto público (tanto en desarrollo social como en fomento económico), difícil de lograr con el actual régimen tributario, los ingresos no petroleros deben de aumentar y entre ellos, los tributarios.