I El Contexto actual de la docencia y la investigación
- La elaboración de una nueva agenda universitaria para la docencia y la investigación debe partir de las fortalezas acumuladas que tiene la Benemérita Universidad Autónoma que la colocan en un lugar preponderante dentro de las Instituciones de Educación Superior del país. A las carreras iniciales para la formación de profesionistas liberales como los son la Escuela de Derecho, de Medicina, en diversas ingenierías o técnico económicas como Comercio y Administración, recién en la primera mitad del siglo XX inició la formación profesional en ciencias básicas con la fundación de la Escuela de Físico Matemáticas. De manera aún más reciente, durante la primera mitad de la década de los sesenta se inició la formación de profesionistas en el ámbito de las ciencias sociales y las humanidades con la fundación de las escuelas de Economía y Filosofía y Letras. Debe resaltarse que nuestra universidad empezó a cultivar de manera sistemática la investigación en matemáticas, la astronomía y otros campos de la física, todos ellos esenciales en la formación de un pensamiento científico de manera tardía. En las décadas de los setenta y ochenta, el Programa de Reforma Universitaria permitió un renacimiento de la Escuela de Físico-Matemáticas, apertura de las carreras de computación, electrónica y matemáticas y la fundación de cuatro departamentos de investigación, entre ellos de los de semiconductores, microcomputadores. Por su parte, la Escuela de Filosofía y Letras conoció un nuevo impulso en las humanidades con la fundación del Colegio de Antropología y la renovación de los contenidos curriculares de los colegios de Historia, Filosofía, Letras y Psicología, emergiendo el primer programa de posgrado en ciencias sociales.
- Un hito fue el surgimiento del Instituto de Ciencias (ICUAP) en 1973 que agrupó investigación en ciencias naturales y exactas, pero también ciencias sociales. Sin temor a equivocaciones puede decirse que fue el ICUAP el ámbito del cual partió buena parte del desarrollo académico en la BUAP que conocimos en los años posteriores. De él surgieron los Institutos de Física, de Fisiología, de Ciencias Sociales y Humanidades ya en la década de los noventa. Fueron académicos vinculados al ICUAP los que junto con otros provenientes de las diversas licenciaturas hicieron surgir la carrera de Antropología Social y el fortalecimiento de los programas académicos y el inicio de las agendas de investigación en la Escuela de Filosofía y Letras a fines de los años setenta en las actividades académicas de los colegios de Historia y Lingüística y Literatura. Hay que mencionar también el surgimiento de las ciencias políticas y sociales en la Facultad de Derecho en la década de los noventa. Durante la gestión rectoral de Alfonso Vélez Pliego (1981-1987) fue fortalecido el programa de superación académica, iniciado para la creación del ICUAP y el cual durante este periodo rectoral tuvo un auge sin precedentes, permitiendo un crecimiento notable de profesores-investigadores con maestrías y doctorados. Esta historia, apretadamente resumida, es la que explica el significativo capital académico con el que cuenta en la actualidad nuestra universidad.
- De acuerdo con datos actualizados hasta 2019, la BUAP contaba con aproximadamente 2 mil184 profesores de tiempo completo, de los cuales 2 mil 42 contaban con algún posgrado (93 por ciento) y mil 352 (66 por ciento) tenían el Perfil Deseable que propugna el Programa para el Desarrollo Profesional Docente (PRODEP). En ese año, 695 eran integrantes del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en alguno de sus niveles. Una revisión de los datos referentes a integrantes del SNI en la BUAP revela que entre 2013 y 2018 el número de ellos no cesó de crecer pasando de 442 en 2013, a 622 en 2018 y finalmente a 695 en 2020, en tanto que las expectativas para el 2021 se encontraban en 708. En 2020 se contaban con 26 doctorados, 53 maestrías, y 14 especialidades, en total 93. El 37 de sus posgrados era de investigación, el 63 por ciento profesionalizante. De los 93 posgrados, 67 (es decir el 72 por ciento) eran parte del Padrón Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC). En 2015 existían en nuestra universidad 3 mil 563 estudiantes en los distintos posgrados de los cuales mil 484 (41 por ciento) eran estudiantes en PNPC. En 2020 el número de estudiantes había descendido a 2 mil 854, pero de estos 1955 (68.5 por ciento) eran estudiantes de PNPC. La BUAP aprovechó los programas de retención y repatriación del Conacyt ente 2014 y 2017 adquiriendo a 66 académicos por esa vía.
- Es necesario reiterar la preocupación ya expresada en otra parte 2: Entre 2003 y 2019 el número de estudiantes en la BUAP creció en más del 100 por ciento mientras el número de profesores creció en apenas 23 por ciento. Los profesores de carrera crecieron entre 2003 y 2018 en un 6 por ciento mientras los profesores hora clase aumentaron en un 89 por ciento. Se ha observado entonces, un aumento de la demanda educativa para las IES, contracción de la contratación de profesores de tiempo completo y contratación de trabajadores horarios para hacerle frente a la referida demanda educativa. En suma un crecimiento de la población académica precarizada y con muy bajos salarios y pocas perspectivas laborales. La situación se presenta preocupante para el ciclo 2020-2021, pues se contabilizan 91 mil 476 aspirantes, cifra que representa el 86.5 por ciento de la matrícula total reportada para el período 2019-2020.
- La Nueva Agenda Universitaria para la Docencia y la Investigación también debe partir de la percepción de la realidad mundial y nacional que hoy enfrentamos. El contexto que vive el mundo actual obliga a repensar a la docencia y a la investigación al igual que a la relación que las une. La nueva agenda universitaria para la docencia e investigación se enfrenta al reto ineludible de revisar el paradigma gerencial, productivista, empresarial o neoliberal que ha regido la vida de la educación superior en las últimas cuatro décadas. Los requerimientos sociales deben marcar la pauta de la docencia y de la investigación de igual manera deben ser cambiadas sus prioridades, los parámetros para evaluarla y los criterios para remunerarla. Es necesario desarrollar trabajos colectivos y que persigan no sólo la publicación de artículos sino la incidencia social y la búsqueda de soluciones a problemas nacionales. Además del rigor científico y la pertinencia teórica, la docencia y la investigación deben tener una pertinencia social.
- Es necesario, pues, recuperar la autonomía para definir nuestros planes, proyectos y evaluaciones. Tendremos que fomentar la movilidad de los profesores en todos los niveles para mejorar la docencia y la investigación. A ello habría que agregar programas de actualización disciplinaria útil para el profesorado, programas de formación docente institucionales interdisciplinarios, multidisciplinarios y transdisciplinarios. Debemos imaginar la fusión institucional de la docencia con la investigación y la vinculación a la investigación de los estudiantes. Debe impulsarse la docencia en la BUAP con la aplicación y desarrollo de modernas técnicas docentes, la docencia fuera de la BUAP para apoyos en laboratorios y técnicas docentes, atender al desarrollo de tecnología patentable, fomentar programas de divulgación y la modificación del sistema de becas de profesores y estudiantes.
II Conclusiones
- Un punto de arranque fundamental en la profundización de la sinergia entre docencia e investigación es considerarlas actividades académicas igualmente importantes, mutuamente dependientes en tanto que tienen ambas relaciones de retroalimentación o de mutua transferencia. Docencia e investigación deben ser concebidas como partes indispensables de una división académica del trabajo y docentes e investigadores deben ser valorados y remunerados con base en sus labores primordiales.
- La nueva agenda universitaria debe abandonar los sistemas de evaluación fragmentados y focalizados que conducen a la infravalorizacón de la docencia y supravalorizacion de los puntajes solamente para algunas de las múltiples tareas que conlleva la docencia, la investigación y la difusión cultural. Este sesgo conduce a distorsionar los propósitos del quehacer universitario induciendo conductas individualistas y menosprecio a tareas no reconocidas en los sistemas de puntajes impuestos. La visión productivista que emana de esta competencia por puntajes degrada la calidad académica y fomenta la simulación. Esto incluye a las acreditaciones en las licenciaturas que aligeran sus contenidos con tal de alcanzar los indicadores.
- Debe fomentarse una relación de cooperación de los investigadores con la docencia en el posgrado y de manera importante con los niveles de licenciatura y preparatoria. Debe buscarse la articulación de los posgrados con las licenciaturas y elevar la tasa de transición de estudiantes de licenciatura a posgrado. En este contexto tendría que encontrarse la manera de vincular a los posgrados a profesores con doctorado que no participan en ellos.
- La interacción de la docencia y la investigación tiene dos planos. Uno de ellos es la interacción entre docentes e investigadores que debe fomentarse a través de actividades conjuntas por medio de los cuerpos académicos, grupos interinstitucionales de docencia e investigación, talleres y laboratorios de divulgación, creación e innovación, entre otras formas de colaboración. Otro más es crear condiciones a los docentes para que puedan desarrollar, desde tareas asociadas hasta proyectos de investigación y a los investigadores darles la oportunidad de ejercer docencia en la licenciatura y/o actividades docentes en las preparatorias. Deben abrirse oportunidades de publicación para los docentes y valorar más las actividades de divulgación.
- En relación con el primer punto, la creación de oportunidades de investigación a los docentes, puede lograrse evitando la sobrecarga laboral que hoy sufren, abriendo la posibilidad de asociarlos a tareas de investigación. Esta sobrecarga laboral también incluye la inversión excesiva de tiempo que los académico/as tienen cumpliendo labores administrativas o cumpliendo los requisitos burocráticos de los distintos instrumentos de evaluación. La Universidad debe formular un sistema integral de evaluación que permita el registro sistemático, permanente y completo, con criterios de ponderación relacionados con la forma en que dichas tareas contribuyen a sus actividades sustantivas. Estos criterios de ponderación no deben ser diseñados para cumplir solamente con las reglas de operación de fondos que ignoran la multiplicidad de tareas académicas, de gestión y divulgación, derivadas de las actividades de docencia e investigación de los profesores investigadores. La Universidad debe facilitar las tareas de evaluación uniformando las bases de datos y cargándolas automáticamente en las plataformas en las cuales se hace la evaluación.
- Otro elemento importante para mejorar la relación entre docencia e investigación y la calidad de ambas es de índole laboral. La precarización salarial y más aún la precarización laboral no ayudan en nada a la calidad docente y a las posibilidades de realizar investigación. Si una proporción cada vez mayor de los docentes son horas clase, abrumados por el número de grupos que atienden, no puede esperarse mucho de lo que puedan hacer en materia de investigación. De eso se deriva la necesidad de una política sostenible de estabilidad y promoción laboral así como el mantenimiento de una política que permita un número creciente de profesores de carrera.
- A la sobrecarga laboral derivada de un exceso de horas pizarrón, labores administrativas, llenado de formularios de evaluación y cumplimiento de los requisitos para enfrentar con éxito estas evaluaciones, hay que agregar una dimensión de género en esta situación adversa. Las académicas enfrentan no solamente lo anterior sino la doble jornada de trabajo, actitudes discriminatorias y condiciones aún más adversas para la docencia y la investigación. Es necesario destacar que la pandemia evidenció y profundizó estas desigualdades.
- Una tarea cardinal en la nueva agenda universitaria en por lo menos tres vertientes prioritarias, a saber: el fomento al desarrollo de un amplio programa multidisciplinario y transdisciplinaria de docencia e investigación de estudios universitarios con perspectiva de género; la implementación de talleres y foros que construyan una nueva forma de convivencia social basada en el pleno respeto a la diversidad y en el ejercicio pleno de los derechos humanos; el diseño de mecanismos institucionales efectivos que prevengan y sancionen las conductas que auspicien la violencia de género y la discriminación.
- La Universidad debe continuar de manera sostenida con el fomento de la superación académica. Debe profundizar y ampliar el aprendizaje de docentes e investigadores en las tecnologías digitales de información y comunicación. La obtención de maestrías y doctorados por parte de los académico/as de nuestra universidad, el aprovechamiento de los sabáticos, redundará en una elevación de la calidad de la investigación y la docencia así como su articulación. La superación académica y la promoción laboral son base indispensable para el relevo generacional.
- Debe fomentarse la creación de grupos de investigación con investigadores externos en el sentido de abandonar el conocimiento monodisciplinario, en rumbo hacia el diálogo de saberes, la interculturalidad, la multi y transdisciplinariedad con una perspectiva holística ajena a la hiperespecialización y en ámbitos no herméticos. Se tendría que explorar la sinergia.
1 El presente documento fue elaborado con base en las ponencias presentadas por los participantes en el Foro La Nueva Agenda en la Educación Media Superior, celebrado en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla los días 16, 22 de febrero y 2 de marzo de 2021. También se recogen las intervenciones verbales y escritas que hicieron los asistentes a dicho foro.
2 Los Retos de la Educación Pública Superior en México en una época de cambios. Resumen Ejecutivo y Síntesis General. Documento emanado del evento realizado en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en ocho sesiones entre el 18 de agosto y el 27 de octubre y una sesión final realizada en 1 de diciembre de 2020. Esta sesión final fue también el punto de arranque del Evento Retos de la Nueva Agenda Universitaria.