Marx y la dialéctica

Carlos Enrique Marx nació el 5 de mayo de 1818 en Treveris, Alemania y murió el 14 de marzo de 1883 en Londres. Sus aportaciones han influido, en momentos de manera determinante, en la historia de la humanidad desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la actualidad. El método al que nos referiremos en las siguientes líneas es una de sus aportaciones que expondremos advirtiendo la imposibilidad de separarlo del conjunto de su obra.

Marx no escribió propiamente una obra sobre su método, que más bien debe comprenderse con la lectura de su obra, particularmente de El Capital. Crítica de la Economía Política, cuyo primer tomo apareció en 1867 y cuyo propósito, de acuerdo con el propio Marx, fue “investigar el régimen capitalista de producción y las relaciones de producción y circulación que a él corresponden” (Marx, 1968 [1867]: t. 1, p. XIV).

En El Capital, el rasgo metodológico fundamental es la estrecha unidad entre el método y el objeto de estudio. En sus páginas se plasma el resultado de investigaciones que el propio Marx sintetiza en el descubrimiento de la ley fundamental del desarrollo del capitalismo y el método empleado es el dialéctico, es decir, el paso ininterrumpido del análisis a la síntesis; de los hechos concretos a la construcción de conceptos y categorías generales y luego de estos, nuevamente, a la realidad concreta para transformarla. Así, la investigación y el método empleado forman un todo único, coherente y armónico que conduce al conocimiento científico del modo de producción capitalista. El uso de la dialéctica le permitió a Marx abstraer los rasgos esenciales de ese modo de producción, más allá de la forma específica que éste adquiere históricamente y que lo identifican y distinguen de otros.

La fuerza del método dialéctico radica en que es ajeno a todo apriorismo. Para Marx, las categorías y los conceptos no existen de antemano sino que se van construyendo en el proceso de conocimiento de la realidad concreta y una vez construidos las categorías y los conceptos se convierten en los instrumentos más precisos para determinar las tendencias del desarrollo del proceso sujeto a investigación; en tanto el cambio es permanente, se requiere siempre de nuevas investigaciones para construir otras y más elevadas abstracciones científicas, nuevas categorías y conceptos expresen y expliquen la cambiante y compleja realidad.

En este punto se encuentra una de las diferencias esenciales entre la dialéctica de Hegel y la Marx. Para Hegel, las categorías son preexistentes y la dialéctica del mundo real es un mero reflejo del pensamiento. Es decir, el pensamiento, al ser dialéctico, determina y es capaz de analizar la realidad en forma dialéctica. No obstante, en el mundo de los hechos reales ocurre todo lo contrario, pues la dialéctica del pensamiento es sólo parte de la dialéctica con que se mueve el mundo real: la naturaleza, la sociedad y el pensamiento son dialécticos y, por eso, la única posibilidad de conocer y comprender la realidad es utilizando el método dialéctico construido a partir de la realidad y no impuesto a ella: “Mi método de desarrollo, dice Marx, no es hegeliano, desde que soy materialista y Hegel es idealista, la dialéctica de Hegel es la base de toda la dialéctica, pero sólo una vez que se ha despojado de su forma mística y precisamente esto es lo que distingue a mi método”  (Marx y Engels, 1972, t. II: 93).

En todo caso, Marx, parte de la realidad concreta para penetrar en su esencia y construir las categorías que expresen su desarrollo y su método es dialéctico porque la realidad se mueve en forma dialéctica, y como puede observarse, la dialéctica procede de manera distinta al método seguido por el positivismo, que también parte de la realidad, pero se queda en ella sin construir el concreto-pensado ordenado y jerarquizado, esto es, no sólo para describir la realidad sino para explicar el por qué ocurren las cosas del modo en que ocurren y no de otro. De esta manera, si el análisis no profundiza en las condiciones determinantes del cómo, se tendrá una representación caótica y sobre todo falsa, o por lo menos inconsistente del todo, un conocimiento limitado y sólo aparente de la realidad concreta.

Este proceso lleva a construir categorías simples pero que “pueden expresar las relaciones dominantes de un todo no desarrollado o las relaciones subordinadas de un todo más desarrollado, relaciones que existían ya históricamente antes de que el todo se desarrollara en el sentido expresado por una categoría más concreta” (Marx, 1971 [1857-1858]: 23).

Todo lo anterior permite comprender por qué Marx llegó a la conclusión de que la mercancía es la célula fundamental de la sociedad burguesa, el elemento más simple y complejo donde se sintetizan todas las  contradicciones de la producción capitalista: “La forma mercancía que adopta el producto del trabajo o la forma de valor que reviste la mercancía es la célula económica de la sociedad burguesa” (Marx, 1968 [1867], t. I: XIII). En consecuencia, el hecho de que su investigación del modo de producción capitalista se sustente en la realidad inglesa no invalida sus conclusiones sobre el capitalismo, pues ha encontrado lo que en general define a este modo de producción: la relación subordinada del trabajo al capital para producir mercancías, sin importar el grado más o menos alto de desarrollo de esas relaciones  que donde existen definen al capitalismo.

Para saber más:

Marx, Carlos (1968) [1867]. El Capital. Crítica de la Economía Política, 3 Volúmenes, 5ª edición, México, Fondo de Cultura Económica.

Marx, Carlos (1971) [1857-1858]. “El método de la Economía Política”, en Carlos Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la Economía Política (borrador) 1857-1858, Volumen 1, México, Siglo XXI Editores, 2ª edición, pp. 20/33.

Marx, Carlos y Federico Engels (2007) [1848]. El Manifiesto Comunista, Caracas, República Bolivariana de Venezuela, Monte Ávila Editores.

Marx, Carlos y Federico Engels (1972). Correspondencia, 3 tomos, México, Fondo de Cultura Popular, 2ª edición.