Lo más notorio del proceso federal electoral del año en curso fue la complicidad de autoridades judiciales y electorales en la compra y coacción del voto. Los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática denunciaron ante la opinión pública, y las instancias electorales y judiciales, masivas compras de monederos electrónicos en el banco Somex; de tarjetas de debito de las tiendas Soriana y tarjetas de prepago de telefonía celular sí como excesivos gastos de publicidad del candidato Enrique Peña Nieto (EPN). Cualquiera de estos gastos por separado excedía el tope de campaña de elección de presidente de la República, y la aportación de los particulares que operaban para el PRI excedía lo permitido como donativo individual. El beneficiario de esos actos fue el candidato presidencial priista y el propósito de la acción fue financiar la estructura electoral del PRI y la compra del voto.
Los donativos de “anónimos altruistas priistas” sumaban centenas de millones de pesos en mayo; al finalizar junio, eran cientos de millones los destinados a la compra de votos por parte de tan sólo seis gobernadores y una alcalde de PRI: mil 896 millones de pesos gastaron en Soriana para comprar despensas. Sí cada despensa cuesta 230 pesos, que fue lo programado por el gobierno de Eruviel Ávila para este año, el PRI habría repartido 8 millones 200 mil despensas para comprar el voto. El gobierno del estado de México le compró a Soriana (9 de diciembre de 2011 y 13 de abril de 2012) 661 millones de pesos, el equivalente a 2.9 millones de “despensas”, que es el total de votos que tuvo EPN en su entidad. Son demasiadas despensas para no ser vistas como tales, pero bien pueden circular como tarjetas de débito, son más fáciles de transportar y entregar contra cuotas de votación. El gobernador de Veracruz compró 594 millones de pesos en despensas y le reportó a EPN un millón 180 mil votos, a razón de 500 pesos de despensa por cada voto. No hubo averiguación, congelamiento de cuentas bancarias ni principio precautorio que garantizará legalidad y equidad electoral; la respuesta del IFE fue tardía: revisamos los votos pero no la compra de los mismos.
Otra constante del proceso fue la manipulación informática de los medios de comunicación de masas: durante la gestión de gobernador EPN en el estado de México–y con cargo a ella- se posesionó al gobernador como la única opción posible y se denostó la de sus adversarios. Concomitante se utilizaron las encuestas como criterio de verdad inamovible: la intención del voto, según la mayoría de las mediciones, favorecía a EPN por un una relación de al menos dos a uno con relación al adversario potencial más cercano. Cuando EPN era gobernador (y utilizaba el erario para promoverse en complicidad con el duopolio televisivo), y su más cercano competidor hacia campaña a ras de tierra municipio por municipio, era obvia, pero no natural, que EPN se ubicara como primero en las preferencias. Pero los otros partidos definieron candidaturas a la presidencia y EPN dejó de ser gobernador y enseñó el cobre sin telepront; con ello, su posicionamiento electoral se modificó: disminuyó la intención del voto del priista y aumentó (al principio) la de Josefina Vázquez Mota y siempre, la de Andrés Manuel López Obrador; y de éstos movimientos no daban cuenta las encuestadoras. Los resultados de las últimas encuestas publicadas en la prensa nacional exceden al margen de error de las muestras si se les compara con los resultados preliminares del IFE del lunes 2 de julio (La Jornada, 6/07/12, página 2-4). Puede ser un error de medición de los estimadores pero la negativa a declarar el financiamiento de las encuestas y la perpetuidad del error hacen dudar de la honorabilidad de las encuestadoras, en especial de BGC, GEA-ISA, Mitofsky, Buendía-Laredo y Parametría. Las encuestas fueron estrategias de comunicación empleadas por los poderes fácticos para imponer un candidato sin personalidad ni proyecto de país; querían convalidar un resultado que sería producto de la coacción y compra del voto. Establecieron un silogismo: el promedio de diez casas encuestadoras no puede mentir, EPN es el vencedor con más de 10 puntos sobre su adversario más cercano y, como así lo convalidaría el IFE, no hay fraude ni compra del voto, ya estaba predeterminado, era lo natural.
Una novedad del proceso fue la participación juvenil; después del 11 de mayo, la campaña electoral no fue la misma. La irrupción juvenil fue al corazón de la imposición: contra la manipulación mediática de la información y a la imposición de candidato y proyecto de país. El voto informado y razonado se levantó como la principal demanda juvenil. Junta a otras no menos triviales como la equidad, certeza, legalidad y legitimidad del proceso electoral y una reorientación de las estrategias y políticas económicas que reviertan la situación de exclusión, despejo y pobreza que predominan para el común de los ciudadanos. Apartidistas más no apolíticos, los jóvenes refrendar su derecho a elegir y exigen la regulación de los medios de comunicación de masas. Buena parte de éstos jóvenes participó en el proceso electoral y no a favor de EPN.
Numeralia
Aun no concluye el cómputo de la elección de Presidente de la República, los preliminares de la captura de la información de las actas de escrutinio del 98.95 por ciento de las casillas instaladas en la República Mexicana indican que la participación actual es 4.6 por ciento más alta que la de hace seis años, y el total de votos contabilizados son 8.5 millones más que los de hace seis años. Los votos de EPN son 9.9 millones más que los de Roberto Madrazo en elección similar y los de Josefina Vázquez Mota (JVM), 2.2 millones menos que los adjudicados a Felipe Calderón. Andrés Manuel López Obrador (AMLO) logró que le reconocieran 1.1 millones de votos más que los que hace seis años oficialmente le asignaron.
En cada una de las 141 mil 935 casillas cuyas actas habían sido capturadas hasta el 2 de julio, hay un promedio de 548 ciudadanos en lista nominal; de éstos, 346 votaron y 202 no acudieron a las urnas. De los que fueron a votar, 132 lo hicieron por EPN, 110 por AMLO y 88 por JVM. Con relación a la elección presidencial de 2006; AMLO y JVM pierden 3 y 27 votos por casilla en tanto que EPN gana 61 votos por casilla. En el recién concluido proceso electoral, el total de votos por urna en elección de Presidente fue dos votos por arriba de la elección de Senador y cuatro más que la de Diputados. La diferenciación del voto se observa tanto en la coalición Movimiento Progresista (PRD, PT, MC) como en Nueva Alianza; en el primer caso, por los Senadores del Movimiento Progresista hubo 94 votos por casilla y 110 en la presidencial en tanto que por los Senadores de Nueva Alianza hubo 13 votos por casilla y sólo ocho votos en la presidencial, precisamente ese número de votos que pierde Gabriel Quadri se le aparecen a EPN, quien tuvo 132 votos por casilla contra 127 votos de los Senadores de Compromiso por México, sumados ya los votos que por separado tuvieron PRI y PVEM.
En la entidad poblana, al corte del lunes 2 de julio, había información en el PREP de 6 mil 748 casillas electorales (99.84 por ciento del total instalado). En promedio, cada casilla tuvo 578 ciudadanos en lista nominal; de éstos, 366 ejercieron su derecho a votar (63 por ciento). Por JVM lo hicieron 95 ciudadanos, siete menos que aquellos que lo hicieron por los diputados panistas; EPN tuvo 126 votos, cuatro votos más que los otorgados a los diputados de la Coalición Compromiso por México, posiblemente esa diferencia proceda de ciudadanos de Nueva Alianza que votaron diferenciados; Gabriel Quadri registró 8 votos por casilla, 19 votos menos que los recibidos por Nueva Alianza en elección de Diputados, esa migración de votos se fueron a AMLO y EPN; el candidato de las izquierdas tuvo 126.5 votos por casilla, 30 votos más que los que otorgados a los diputados del Movimiento Progresista. Los votos que si llegaron a diputados del PAN pero no JVM así como los votos hacia los diputados de Nueva Alianza que no fueron recibidos por Gabriel Quadri fueron emitidos casi en su totalidad a favor de AMLO.
En el municipio de Puebla el porcentaje de participación ciudadana fue ligeramente más alto que la registrada en la entidad poblana ay a nivel nacional. En promedio había 597 ciudadanos en lista nominal de elector al haberse capturado el 99.42 por ciento de las actas de escrutinio; la votación emitida en elección de presidente fue de 384 por casilla, esto significa 38 votos más por casilla que los registrados a nivel nacional y 18 votos más con relación a la elección en la entidad poblana. JVM tuvo en el municipio 114 votos, 26 más que el promedio nacional; AMLO registró 152 votos por casilla en el municipio de Puebla, 42 votos más que a nivel nacional; Gabriel Quadri tuvo 10 votos por casilla, dos más que el promedio nacional; en cambio, EPN, que registró 132 votos por casilla a nivel nacional, en el municipio sólo registró 100.
El voto diferenciado en el municipio de Puebla fue más intenso que el observado en la entidad: JVM tuvo 114 votos en el municipio y los diputados de su partido, 125 sufragios; EPN registró 100 votos cuando los diputados de Compromiso por México tuvieron 102 votos; AMLO ganó con 152 votos por casilla cuando los diputados del Movimiento Progresista tuvieron 115; Gabriel Quadri registró 10 votos y los candidatos de su partido tuvieron 25 votos por casilla. Con relación a los votos otorgados a los candidatos a diputados de sus respectivos partidos, el único que gana es AMLO.
Los votos por casilla en elección de Senador son ligeramente superiores a los de Diputados, En la elección de Senadores de la entidad poblana, el PAN registra dos votos más que sus diputados; los Senadores de Compromiso por México recibieron seis votos más los diputados; los Senadores de Movimiento Progresista tuvieron cinco votos más que los diputados de esa coalición y los Senadores de Nueva Alianza tuvieron diez votos menos por casilla con relación a los diputados de ese partido. En el municipio de Puebla la diferencia entre los votos de Senadores y Diputados es diferente; los candidatos del PAN al Senado registran siete votos más que los diputados de ese partido; los Senadores de Compromiso por México tienen un voto más que los diputados; los Senadores de Compromiso por México tienen dos votos menos que los diputados, y los Senadores de Nueva Alianza registran seis votos menos que los diputados de ese partido. Los candidatos al Senado del PAN se favorecieron con el voto de Nueva Alianza.
El municipio de Puebla uno de cada tres ciudadanos se autodefine antipriista; el porcentaje de rechazo al PRI es mayor entre los ciudadanos de nivel socioeconómico muy alto o alto, y entre aquellos que teniendo un nivel medio, tienen un nivel de escolaridad de licenciatura o más. En la elección de Presidente de la República, EPN tuvo 16.7 por ciento de la lista nominal en el municipio de Puebla cuando en el estado registró 21.8 por ciento y a nivel nacional 24.1 por ciento con relación a la lista nominal. Una victoria electoral sustentada en la compra del voto; deslegitimación de las instituciones y un derrotado con dos grandes movimientos activos (Morena, #Yo soy 132) son algunos saldos del proceso.