Luis Rivera Terrazas, ingeniero civil, astrónomo y rector de la Universidad Autónoma de Puebla; promovió e impulsó la investigación científica, fundó la segunda escuela de Físico Matemáticas de la República Mexicana, así como el Instituto de Ciencias de la Universidad Autónoma de Puebla y fue un militante destacado del Partido Comunista en Puebla. Su trayectoria como docente, científico y político sólo se puede explicar entendiendo el contexto social y político de Puebla en aquella época, un hombre que junto con otros decidió tomar el reto del momento histórico que se le presentó.
Nació en Bacum, pueblo yaqui, Sonora, el 21 de diciembre de 1912. Sus padres fueron maestros; profesaban la religión protestante, dogma que fue practicada por Terrazas hasta su juventud. La familia decidió migrar al Distrito Federal, donde realizó sus estudios básicos. Estudió ingeniería civil en el Instituto Politécnico Nacional (19321936). Estudió marxismo con la finalidad de comprenderlo y combatirlo, años más tarde sufrió un cambio ideológico, militaría para el Partido Comunista donde además de realizar quehaceres de dirección política e impartir seminarios de filosofía griega, según recuerdan cercanos colaboradores, vendía el periódico de su partido en el Zócalo de la ciudad, La Voz de México.
Entre 1937 y 1943 el joven ingeniero fue maestro de física y matemáticas en escuelas secundarias y bachilleratos de connotación socialista, las creadas por el general Lázaro Cárdenas, en los estados de Michoacán, Durango y Distrito Federal. También alfabetizó a adultos, y en ese intercambio con ejidatarios, albañiles y obreros conoció y entendió las penurias de las clases más desprotegidas, situaciones que alentaron su cambio ideológico, además de las largas noches de discusiones políticas con sus profesores. Según una publicación de la Universidad Autónoma de Puebla del archivo histórico, el propio Terrazas recuerda que llegó el momento en que se cuestionó qué de lo que había aprendido durante su infancia y juventud le servían por lo decidió “tirar” la religión.
En 1943, a los 30 años de edad, viaja a Tonantzintla, Puebla, para trabajar en el Observatorio Astronómico Nacional, en donde colaboró con Luis Enrique Erro y Guillermo Haro, connotados científicos y con quienes estableció una entrañable amistad. Dos años después, en 1945, viaja a Estados Unidos para realizar sus estudios de posgrado en Astrofísica en el Observatorio Yerkes de la Universidad de Chicago.
Desde 1951 y hasta 1974 fue subdirector del Observatorio, realizó trabajos de investigación sobre nebulosas y ráfagas solares. Fue director del Programa Ráfagas Solares (19571973) en colaboración con el Instituto de Fraunhofer de la República Federal Alemana.
Al lado de Joaquín Ancona Albertos funda en 1950, en la actual Universidad Autónoma de Puebla, la escuela de Físico Matemáticas. La creación de esta escuela le valió a él y al rector Horacio Labastida Muñoz fuertes críticas por llevar una carrera que no tenía demanda en la sociedad y que la clase dominante consideraba aquello un “lujo” que la institución no podía darse. Sin embargo, para el ingeniero, la escuela significaba progreso para una institución anquilosada que requería una actualización académica y científica.
En aquellos años el Arzobispo de Puebla, Octaviano Márquez y Toriz, quien mantenía el control de las masas, conformó un grupo político de empresarios y gobernadores, ejecutó una constante y ferviente campaña contra lo que atentara a la religión católica; la generación de conocimiento científico, la reflexión sobre la existencia del mundo no podía explicarse de otro modo que como fuerzas sobrenaturales de dios, explicaciones que se resolvían con los dogmas de fe.
La nueva escuela no tenía planta académica y Rivera Terrazas se dio a la tarea de convencer a destacados científicos de la época para que ofrecieran clases a los nuevos alumnos en fines de semana y de manera solidaria, sin recibir remuneración económica.
La modernización de la universidad requería, además de la actualización de libros y material académico, su democratización. En 1952 el ingeniero junto con otros universitarios se opuso a la militarización de la institución decidida por el entonces gobernador Rafael Ávila Camacho. Al interior de la institución convergían grupos reaccionarios y anticomunistas, y grupos liberales y progresivos que pugnaban por una educación laica y científica. Con un Consejo de Honor que sesionaba con toga y birrete, la universidad requería una reforma.
1955 fue el año en que nació el Frente Universitario Anticomunista (FUA) y también en el que la escuela de físico matemáticas fue cerrada y, los maestros y alumnos expulsados, entre ellos, el Ingeniero Rivera Terrazas.
En 1961 Rivera Terrazas regresa a la UAP para abrir nuevamente la escuela de física que se convierte en el símbolo de la modernización académica de la institución. Aunque más tarde, en 1966 por órdenes del rector José F. Garibay Ávalos, la escuela es nuevamente cerrada, sus equipos y libros destruidos, y otra vez sus estudiantes y maestros fueron expulsados. En 1967 Luis Rivera regresa a la UAP como director de física, cargo que ocupó hasta 1975.
1972 es un año duro para el astrónomo, la campaña anticomunista encabezada por el arzobispo bajo el lema de “Cristianismo sí, comunismo no,” las pintas y volantes por toda la ciudad con la leyenda “Luis Rivera Terrazas, Alfonso Vélez Pliego, Jaime Ornelas y Joel Arriaga comunistas, ¡fuera o muerte!, y el asesinato de sus compañeros Joel Arriaga el 20 de julio y de Enrique Cabrera el 20 de diciembre. Tiempo después el ingeniero sería víctima de agresiones por parte de los grupos reaccionarios quienes incendiaron su auto fuera de su domicilio.
En 1974 durante la gestión del químico Sergio Flores, crea el Instituto de Ciencias (Icuap), con ello se da un impulso necesario a las ciencias exactas y a las sociales. Después del fallecimiento de su fundador, el Instituto lleva su nombre.
Respaldado por el movimiento estudiantil y bajo el proyecto de universidad democrática, crítica, científica y popular, Luis Rivera Terrazas es rector de la máxima casa de estudios de 1975 a 1978, y es nuevamente electo para un segundo periodo de 19781981.
Durante su gestión, muchos estudiantes y académicos fueron motivados y apoyados para estudiar en el extranjero; las relaciones con Alemania Democrática y la Unión Soviética permitieron aprovechar el desarrollo científico de estos países para la formación de científicos.
El ingeniero entendió que la universidad debía vincularse institucionalmente con las clases sociales desfavorecidas, mantener comunicación con la clase trabajadora y romper con el elitismo de la institución. El servicio social formó parte esencial de la formación del estudiante y la práctica del conocimiento al servicio de la población.
Las brigadas universitarias llevaron clínicas a zonas marginadas del estado, donde estudiantes de ingeniería construían y los de ciencias de la salud atendían a la población.
Aún se recuerda la temporada de conciertos universitarios, en una ciudad donde la música, la danza y el teatro no tenían espacio, la universidad ofreció eventos culturales gratuitos y la presencia de grandes expositores artísticos de talla mundial.
Durante su gestión daba el Seminario de Filosofía de la Ciencia, que en un principio era impartido a los alumnos de filosofía y después para todos aquellos que quisieran asistir a la clase del rector. Deseba escribir un libro sobre su seminario, que no logró verlo fue publicado en vida; posmortem la editorial de la UAP lo publicó en 2011 con el título “Historia de la ciencia durante el Renacimiento”.
Fue un destacado orador que siempre mantenía atentos a los asistentes. Sus alumnos, amigos y cercanos colaboradores lo recuerdan como un hombre cálido y bromista. Decidió cambiar la silla de la rectoría, ya que alguna vez cayó de ella porque cuando reía, lo hacía con todo el cuerpo.
Gustaba de la música y el baile; fue ganador estatal de danzón.
En 1986 fue candidato a la gobernatura con respaldo de los movimientos y fuerzas de izquierda en la entidad.
Fue laureado en 1982 con el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Sinaloa, en 1984 Doctorado Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Puebla, 1987 Medalla Académica de la Sociedad Mexicana de Física por su papel decisivo en la implementación de las ciencias en la universidad y en 1988 con la Medalla Isaac Ochoterena del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología como reconocimiento al impulso de la educación científica.
Duro con sus adversarios, exigente para las tareas científicas, firme en sus decisiones y lúcido en la discusión del proyecto de universidad. Enfrentó con firmeza los embates de los sectores derechistas en su lucha constante para que la universidad creara conocimiento científico, con la visión de ser un motor de desarrollo nacional.
No podría entenderse el reconocimiento nacional e internacional del que gozan los científicos destacados de nuestra máxima casa de estudios sin la lucha impulsada por los universitarios que al lado de Rivera Terrazas pugnaron la el desarrollo de la ciencia dentro de la institución.
Entre quienes conocieron al ingeniero existen algunas versiones antagónicas de sucesos o posturas de ex rector; sin embargo, todos coinciden en que fue un hombre de una sola pieza, con posiciones innegociables con respecto a los intereses de la universidad y con la inteligencia para aglutinar a destacados personajes científicos, luchadores sociales y políticos para construir el proyecto de universidad. No mezcló la cátedra con la política y su pasión por la ciencia y la lucha social le confirió la lucidez y madurez necesaria para enfrentar los momentos más difíciles.
Falleció el 20 de marzo de 1989.
Más información:
Juárez Burgos, Antonio. Líderes: Galería de rectores. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. 2003
Rivera Terrazas, Luis y otros. Violencia antiuniversitaria. Universidad Autónoma de Puebla. 1978.
Sotelo M. Humberto. Luis Rivera Terrazas y Manuel Lara y Parra: Construyendo la Universidad del porvenir. Tiempo. Año 9, no.11. 2006.
Martínez Montes Gerardo. La trayectoria académica de Luis Rivera Terrazas. Instituto de Física Luis Rivera Terrazas.
** Entrevistas:
Pedro Hugo Hernández Tejeda, Jaime Ornelas Delgado, Ricardo Moreno Botello, Silvestre Angoa y Lilia Alarcón.