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El buen vivir: propuesta indígena de vida alternativaal modelo de muerte neoliberal

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Señora mixe desgranando el maíz de su cosecha

· Foto: Leticia Rojas

 

Frente a un mundo que destruyen y dominan los poderosos y las grandes transnacionales, porque han impuesto un modelo de desarrollo en el que predomina una visión económica, que todo lo homogeniza y lo privatiza, desde el mundo indígena latinoamericano ha surgido una alternativa de coexistencia con la naturaleza y entre los humanos. Esta alternativa se llama “el buen vivir”.

Según Raúl Prada (2011), desde fines de 1990 hubo una preocupación para traducir las palabras desarrollo y progreso en las lenguas indígenas; el resultado fue que no se encontró, en ninguna lengua indígena, equivalencias que reflejaran el sentido occidental de crecimiento alrededor de la posesión de bienes materiales.

La búsqueda permitió encontrar conceptos aproximados: el suma qamaña en aymara, sumak kawsay en quechua, y ñandereco en guaraní. Pero el sentido de estas palabras guardaba una percepción totalmente diferente y aún opuesta al concepto de desarrollo. Estas palabras denotaban un ideal de vida que

no escinde al hombre y a la naturaleza, por un lado, y, por otro, que entre la vida material de la reproducción y la producción y la vida social y espiritual había una interconexión inseparable: hombre/mujer y naturaleza son parte de la Madre Tierra y entre ambos se establece una comunión y un diálogo mediado por una ritualidad que entiende a la Naturaleza como un ser sagrado (Prada, Raúl. 2011:228).

Este pensamiento propone como eje central entender que la naturaleza es sagrada, es preciso tomar de ella tan sólo lo necesario para poder vivir, dado que se entiende que la naturaleza tiene vida y goza de voluntad para retirar el sustento que las comunidades requieren si es tratada de forma inadecuada, porque

“No somos dueños ni señores de la tierra: los Jichis de las lagunas, los señores de los bosques en las tierras bajas requieren que se pida permiso para tomar sus elementos; la Pachamama andina, requiere que se la alimente, que se le ofrezca para que ella sea recíproca”, Luz María Calvo (citada en el Plan Plurinacional para el Vivir Bien, 20102015).

De forma resumida se puede decir que el vivir bien, desde la comprensión y experiencia de vida de pueblos indígenas campesinos, expresa un sentido de satisfacción al lograr el ideal de alimentar y nutrir a la comunidad con la producción propia.

Pero no sólo nutrición en el sentido de ingesta de alimentos, sino de un producto logrado gracias al equilibrio entre las fuerzas vivas de la naturaleza y la mancomunidad social que permiten el flujo de energías para que la vida y la reproducción se abran paso: agua, clima, suelo y la compenetración ritual entre el ser humano y su entorno. El trabajo y la producción son actos colectivos de celebración (trabajo y fiesta colectiva son inseparables), así como es colectivo el disfrute del bienestar, como también la manera de gestionar los recursos que posibilitan la reproducción de la vida (Prada, Raúl. 2011:229).

Entre algunos de los principios de esta propuestas se encuentran: la solidaridad social, el trabajo mancomunado, la reproducción de la fuerza de trabajo y el cuidado la familia como responsabilidad familiar, colectiva y pública, y la complementariedad, que es el supuesto de la interdependencia humana entre seres que son diferentes, que tienen capacidades y atributos diferentes.

En México también existe esta propuesta del buen vivir, en su trabajo de tesis, Mayolo Castañeda Anselmo (2012) ha investigado una de las principales culturas indígenas de México, que se encuentra en Oaxaca; se trata del pueblo mixe. Gracias a ello, entendemos que la cosmovisión de los pueblos indígenas se basa en la relación armónica y holística con todos los elementos de la Madre Tierra a la cual el ser humano pertenece pero no la domina.

Con esta idea y entendimiento de los conocimientos y formas de vida de los indígenas mixes en relación con su territorio, nos lleva a la concientización del manejo y buen funcionamiento de las sociedades, dada la diversidad de los pueblos indígenas, estos grupos sociales tienen una visión de desarrollo y progreso diferentes, en donde las relaciones sociales, económicas, ambientales, culturales y políticas están íntimamente relacionadas entre sí, con el fin de llevar una vida en armonía con todo el entorno, visión que nos lleva a considerar como ejemplo del buen vivir y de conservación ambiental, ya que como es bien sabido la cosmovisión que tienen los indígenas están enfocadas a la reciprocidad de afectos, acciones con todo su entorno, y más en sí, con el medio ambiente y su madre naturaleza, lo cual los ha llevado a considerar el manejo de estos recursos naturales con respeto y conservación, y no a la explotación como las posturas del capitalismo depredador, que se ha encargado de destruir grandes zonas naturales y grandes ecosistemas, debido a que la idea capitalista es monetarizar todo lo posible a su alcance.

Ante esta cuestión los indígenas mixes, a través de sus conocimientos, creencias y manejos sustentables de su territorio, han sabido defenderse y seguir con formas de vida autónomas, así en el aspecto de la armonía familiar y social, local y regional. Sin duda todas estas formas de relacionarse con el entorno y su territorio están cargadas con ideas del Buen vivir, pues pedirle permiso y ofrendar a la tierra, es muestra de respeto y reciprocidad entre lo humano y lo natural. Relación manifestada en los actos de producción sostenida que los mixes hacen, y no para la explotación irracional de sus recursos naturales, pues en su cosmovisión están los conocimientos y la racionalidad ambiental que estas comunidades tienen, y en estas encontramos la producción agrícola temporal, la imperante producción de los traspatios y la implementación de tecnologías productivas de manera fertilizada para la tierra, y es que generalmente se utilizan los abonos naturales en pro de la generación de la tierra y no para su destrucción. Así como la siembra de árboles en las zonas deforestadas por actores que se dedican a la venta de éstos como leñas o madera.

Con todo esto aparece la importancia de los conocimientos originarios como resistencia y conservación, conocimientos en las cuales no existe exclusión social, sino una inclusión de actores y materia viviente, en este caso la relación existente entre hombrenaturaleza que se ve necesaria para el Buen vivir que mucha falta hace en nuestros tiempos modernos.

En América Latina resurge esta idea del buen vivir en contraposición al vivir mejor del sistema capitalista occidental. Equilibrio frente a crecimiento ilimitado, comunidad frente a individualismo. Varios Estados tratan de pasar a la práctica. En oposición al vivir mejor del primer mundo —el vivir mejor del crecimiento continuo y del consumo asociado a la lógica neoliberal—, el buen vivir defiende un modelo de vida más justo para todos (Chato, Pilar. 2012). Y cabe reconocer que hay prácticas locales semejantes a las ideas del buen vivir en nuestros Pueblos indígenas de México.

Más información

Castañeda Anselmo, Mayolo A. 2012. Borrador de tesis de licenciatura en sociología en proceso.

Chato Pilar. 2012. El Buen Vivir, repensar el desarrollo. http://otramerica.com/temas/elbuenvivirrepensareldesarrollo/40

Prada, Raúl. 2011. El vivir bien como alternativa civilizatoria: modelo de Estado y modelo económico. En Lang, Miriam y Dunai Mokrani. 2011. Más allá del desarrollo. Grupo Permanente de Trabajo sobre Alternativas al Desarrollo. 1era. edición: Fundación Rosa Luxemburg/Abya Yala. Quito, Ecuador. ISBN: 9789942090539. Pp. 227256 http://www.rosalux.org.ec/es/mediateca/documentos/281masalladeldesarrollo.

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