La imagen que acompaña este texto es un detalle de Ilusión de amor de la artista Beatriz Aurora |
De cara a los enormes fenómenos sociales y ambientales del desarrollo del capitalismo emergen críticas y respuestas alternativas al proceso económico estrechamente vinculado a la degradación de la naturaleza y de las condiciones de vida humana.
La dramática destrucción de ecosistemas y el deterioro severo de los recursos naturales y del ser humano configuran una progresiva alteración de la interrelación sociedad-naturaleza, trastocando límites y fracturado la coexistencia de esta asociación, resultados de los procesos de apropiación-producción-consumo del modelo neoliberal privatizador hegemónico, favorecedor de la expansión de la acumulación de capital en cada rincón del planeta, desdeñando cualquier respeto por lo humano o por el ambiente. Al tiempo, se despoja y empobrece a las comunidades humanas, se desfonda la producción de alimentos en manos del capital, se atenta contra las culturas vernáculas y se depreda el medio ambiente. Los niveles alcanzados causan la aparición de una grave degradación planetaria por efecto de sobreexplotación, sobreconsumo, apropiación destructiva, e intercambio desigual entre economías ricas y pobres.
Análisis críticos muestran las limitaciones del razonamiento basado en el mercado, que ha reducido la naturaleza a simple factor de producción, bien intercambiable o sustituible por trabajo y tecnología. Un posmodernismo neoliberal1 que proyecta la preservación y uso de los recursos para expandir los procesos productivos, confiriendo la solución de todos los trastornos ambientales a las fuerzas del mercado, a asegurar los derechos privados de propiedad sobre todo bien común. Así, los bienes naturales devienen objetos de inversión y de formación de capital; las áreas naturales protegidas son factibles si redundan en ganancias y regalías. No se preserva la naturaleza, se invierte en ella, y la vida es fragmentada en sus componentes elementales, dividida entre propietarios para maximizar su potencial económico.
La magnitud de los impactos socioambientales, da paso a una crisis civilizatoria, originada en los límites del modelo y falacias de la perspectiva económica neoclásica de la eficiencia económica, y concepciones del crecimiento económico que niegan a la naturaleza (Leff, 1999), y al ser humano. Las múltiples crisis, energética, alimentaria, migratoria, política, bélica, sanitaria y económica, anuncian una “catástrofe civilizatoria inédita, un atorón histórico del que saldremos enmendando el rumbo que nos llevó al abismo o simplemente no saldremos” (Bartra, 2010: 100).
En el fondo estos procesos resultan de una concepción instrumental del “desarrollo” y de la “sustentabilidad”, que han ido pervirtiendo la relación humanonaturaleza; el contexto anima intensos debates ante la urgencia de formular y enriquecer enfoques y alternativas que permitan conciliar ambiente y desarrollo.
De esta suerte, surge una profunda crítica al modelo de desarrollo capitalista, formulando distintas propuestas, algunas apuntan al “crecimiento cero2”, o al “decrecimiento económico3”. En América Latina el pensamiento crítico abre camino a una nutrida y creativa deliberación del acontecer continental (cultural y ambiental megadiverso), respaldado en el contexto histórico y en los acontecimientos políticos, ideológicos, o socioambientales marcados por las recientes experiencias de transformación y la construcción del Estado Plurinacional en Bolivia y Ecuador.
Estos sucesos han derivado en las nuevas constituciones andinas del Ecuador (2008) y del estado plurinacional de Bolivia (2009), incorporando los derechos de la naturaleza y el sumaq qamaña, sumak kawsay o buen vivir como horizonte alternativo al desarrollo, así como críticas a la modernidad de luchas anticapitalistas y antineoliberales y necesidad de repensar y refundar el Estado.
Buen vivir o vivir bien se forma como un paradigma de desarrollo no capitalista y de procesos civilizatorios, sustentados en códigos de conducta éticas y espirituales en la relación con el entorno, los valores humanos, y una visión de futuro, colocando esta categoría en permanente construcción. En esta formulación destaca, en primer lugar, una concepción del ser humano primordialmente colectivo, que lleva a una segunda característica íntimamente ligada a la primera: el fin de la oposición Naturaleza/Cultura. Aspira a “ir más allá del desarrollo convencional, y en una sociedad donde conviven los seres humanos entre sí y con la naturaleza. Se nutre desde ámbitos muy diversos, desde la reflexión intelectual a las prácticas ciudadanas, desde las tradiciones indígenas a la academia alternativa (Gudynas y Acosta).
Como proyecto político, debate entre otros, la construcción de un Estado plurinacional, las autonomías indígenas y la gestión y utilización de los territorios, los recursos naturales; un “modo de ser”, que también implica un “modo de estar”, de habitar y practicar los territorios en reciprocidad con la naturaleza, lógicas económicas alejadas de la idea de acumulación de bienes y de capital, fundadas en la producción orientadas al autoconsumo y al intercambio de pautas culturales definidas de manera colectiva por las propias comunidades (Wahren, Juan, 2012).
Estos principios y propuestas desafían a repensar las perspectivas y los marcos de análisis con los que discernimos y visualizamos el mundo, desde los múltiples saberes y formas de entender la relación humana con el entorno y la vida misma. Implica también, replicar al desarrollo unívoco y lineal de la modernidad capitalista, y formular propuestas de respeto a la naturaleza, proteger los saberes culturales, asegurar la vida humana común (Houtart, 2011) y por ende la solidaridad humana. Escapar de la concepción individualprivada del modelo capitalista, articular lo colectivoindividual, privilegiar el valor de uso por encima del valor de cambio para revertir la lógica de producir más de forma permanente y de la mercantilización de la naturaleza y del ser humano; en fin, una ética de sentido de responsabilidad y de deber compartido de un patrimonio común y de una alternativa civilizatoria.
Notas
1 Sustento ideológico filosófico del neoliberalismo: una asociación entre neoliberalismo como práctica política y económica, y posmodernismo como sustento filosófico. La premisa es el desarrollo sin considerar los costos que implique; prioriza los objetivos de la acumulación basada en la productividad y es el criterio del crecimiento económico el objetivo incuestionable aplicado al trabajo humano y a la naturaleza convertidos en objeto de explotación y depredación.
2 En el informe del Club de Roma de 1972 “Los límites del crecimiento” se analizó los modelos sistémicos, las tendencias de crecimiento de la población mundial, industrialización, contaminación ambiental, producción de alimentos y agotamiento de los recursos, y concluyó que el planeta alcanzaría los límites teóricos de su crecimiento en el curso de los próximos cien años, pero que ya mucho antes comenzarían a manifestarse desajustes y desequilibrios tales que los límites prácticos se harían presentes con una rapidez asombrosa (Meadows, et al. 1972).
3 La teoría del decrecimiento económico, defendida por la izquierda anticapitalista europea y estadounidense (Martínez Alier, Bellamy Foster, Jackson). Resaltan la urgencia de detener el tren desbocado de la economía capitalista, que amenaza al planeta entero (consumismo y productivismo atroz), y sustituirla por un nuevo modelo social y económico, por el ocio, la vida social y el desarrollo de las cualidades humanas. Critican el modelo desarrollista del capitalismo, el mito del crecimiento como panacea a todos los males.
Más información
Bartra, Armando, 2010, Tiempos turbulentos, Revista Argumentos, Nueva Época, Año 23, Núm. 63, mayoagosto, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, México.
Gudynas, Eduardo y Alberto Acosta, El buen vivir más allá del desarrollo, Desco Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo.
Houtart, Françoise, 2011, De los bienes comunes al bien común de la comunidad, Fundación Rosa Luxemburgo, Bruselas.
Leff, Enrique, 2009, “De la racionalidad económica a la crisis y de allí a las alternativas” en OSAL (CLACSO) Año X, Nº 25, abril.
Wahren, Juan, 2012, La reconstrucción organizativa del pueblo guaraní en Bolivia y sus acciones colectivas por el territorio, Rev. Sociedad & Equidad Nº 4, Julio de 2012.