Los helechos son plantas muy conocidas, pues son muy populares como plantas de interior por sus follajes atractivos de gran verdor, que confieren un aspecto atractivo en los hogares.
No solo varían de forma, sino también de tamaño, ya que así como hay helechos de unos pocos centímetros, como el helecho Pleopeltis fallax, que mide de 2 a 4 cm de altura, es decir, un poco más que una moneda de 10 pesos (figura 1), hay helechos de gran porte, que pueden llegar a medir hasta ¡20 m de altura!, a los que se les conoce como “helechos arborescentes”, en los cuales se centrará el presente artículo.
Antes de entrar al mundo de los helechos arborescentes, a los cuales se les confunde en ocasiones como palmeras, es importante resaltar que los helechos, en general, son plantas que no producen flores, lo cual no demerita su belleza, ya que tapizan de verdor el paisaje, con sus hermosas hojas.
La presencia y abundancia de los helechos está asociada generalmente a lugares muy húmedos, lo cual se debe a que para reproducirse, necesitan de la presencia de agua externa, debido a que sus células sexuales masculinas tienen largas proyecciones o colas, con las que se desplazan por el agua, para poder llegar a su meta final, es decir a fecundar el “óvulo”.
Los helechos se reproducen a través de “esporas”, que están en el interior de microscópicas estructuras, que en su conjunto conforman al “soro” (figura 2). Éste último se encuentra generalmente debajo de las hojas, y a veces está protegido por una capa delgada de diversas formas llamado “indusio”.
Dependiendo de la especie de helecho, las esporas pueden tardar en germinar desde unos cuantos días hasta más o menos siete meses. Asimismo, un helecho puede madurar en un lapso que va de uno a 10 años, y una vez que maduran pueden producir gran cantidad de esporas, como en el caso del helecho Pteridium aquinilum, en el cual una sola hoja puede producir cerca de un gramo de esporas, que corresponde aproximadamente a 300 millones de ellas (Pérez – García, B. y Reyes, J. I., 1993).
Uno podría preguntarse entonces ¿por qué en general los helechos producen tantas esporas?, y si es así, ¿por qué no son muy abundantes en la naturaleza? Estas preguntas pueden responderse de la forma siguiente: 1) no todas las esporas son viables, 2) algunas al dispersarse pueden llegar a sitios que no favorecen su germinación, 3) otras germinan y son atacadas por depredadores; entonces, ante tantas adversidades y para garantizar su sobrevivencia, los helechos producen gran cantidad de esporas.
Durante el ciclo de vida de los helechos arborescentes, una vez que germina la espora, dan lugar a una estructura microscópica llamada “gametofito”, que generalmente tiene forma de corazón. Al gametofito se le considera una “planta miniatura”, ya que es fotosintético, así como las plantas, tiene pequeñas raíces y estructura reproductivas. Una vez que se produce la fecundación, el gametofito dará lugar al joven helecho (esporofito), que poco a poco se irá desarrollando, y el gametofito se reabsorbe.
¿Helechos o palmeras?
A simple vista los helechos arborescentes parecen palmeras, al presentar grandes hojas que salen de la parte final del tallo; sin embargo, los helechos arborescentes no producen flores ni frutos, como las palmeras, y además presentan “soros” como se mencionó anteriormente.
Así también, no desarrollaron corteza como los ár-boles; por lo tanto no se puede decir que presentan un tronco; más bien tienen un tallo recubierto de raíces fibrosas, que lo ayudan a tener soporte y cierta rigidez, pudiendo con esto alcanzar grandes alturas.
Sierra mágica poblana, casa de estos gigantes
Como se mencionó anteriormente, los helechos arborescentes habitan principalmente en lugares con gran humedad, y en Puebla estas condiciones se pueden encontrar en la parte norte del estado. Si visitas por ejemplo la Sierra Norte de Puebla, llamada Sierra Mágica, podrá observarse un buen número de estos majestuosos helechos.
En la República Mexicana se calcula que hay 14 especies de helechos arborescentes, y en Puebla alrededor de ocho; lo que quiere decir que en la entidad poblana vive 57 por ciento de las especies de helechos arborescentes del país, constituyendo esto un valioso patrimonio natural.
Al igual que el resto de las plantas, los helechos arborescentes contribuyen a la regulación del clima, a evitar la erosión o pérdida del suelo donde se producen nuestros alimentos, y proveen de oxígeno, entre otros beneficios de suma importancia para nuestra existencia y la de otros seres vivos. Sirven además de casa para otras plantas, como por ejemplo de las bellas orquídeas, e incluso de otros helechos pequeños, que por sus hábitos de crecimiento necesitan de un soporte natural sobre el cual desarrollarse.
Gigantes en peligro de extinción
Los helechos son tan antiguos, que aparecieron hace más de 400 millones de años, es decir antes que las plantas con flor y los dinosaurios. De hecho, según el registro fósil, los helechos arborescentes formaban im-presionantes bosques.
Desafortunadamente, en la actualidad las especies de helechos arborescentes se encuentran en peligro de extinción, debido principalmente a dos factores: por un lado a la pérdida del hábitat donde viven, y por otro al uso indiscriminado que se les da en la obtención de “maquique”.
Se le llama maquique a las raíces que recubren sus tallos; este material natural se utiliza para elaborar ar-tesanías y como soporte en el cultivo de orquídeas; sin embargo, para obtenerlo se corta completamente al helecho, es decir, en unos minutos se acaba con una vida de 60 o más años, tiempo aproximado que tardan los helechos arborescentes en alcanzar sus grandes alturas.
A pesar de que su extracción destructiva se destina a sustrato para enraizar orquídeas, no es el único sustrato que se puede utilizar, habiendo actualmente mejores alternativas que este sustrato, materiales que pueden tener mejores o iguales beneficios que el ma-quique, y que impliquen un menor costo biológico.
Los helechos arborescentes al ser plantas de gran belleza; también se usan de ornato, cotizándose a precios muy altos, principalmente en los mercados negros o mercados ilegales. Lo anterior es muy lamentable, ya que no solo se está acabando con este grupo de plantas, sino también con todas las interacciones que tienen con el resto de los seres vivos, así como con los beneficios que nos proporcionan.
Es preponderante la conservación de estas especies, que son un valioso patrimonio natural. Ojalá y en un futuro el ser humano pueda seguir cohabitando con estos seres majestuosos, y que no solamente que-de su registro histórico.
Bibliografía
Pérez – García, B. y Reyes, J. I., 1993, “Helechos: Propagación y Con-servación” en Ciencias, 30:11-17. México, UNAM. Disponible en: http://www.ejournal.unam.mx/cns/no30/CNS03002.pdf