¿Existen las semillas invisibles?
La respuesta a esta pregunta es no; sin embargo, a la vista del ojo humano (el cual no es capaz de distinguirlas y fácilmente las confunde con partículas del ambiente), es sí.
Las semillas invisibles son tan pequeñas que apenas alcanzan a medir entre 150 y 6 mil millonésimas de milímetro (m) y pesan 0.000,002 gramos (Moreno Casasola, 1996). Por eso mismo se les ha llamado semillas polvo. Cápsulas de Cycnoches ventricosum var. Cholorochilon contienen 4 millones de semillas y cada una pesa 3.6µg, el total de las semillas pesa 14.4g por fruto (Arditti and Ghani 2000). Estas semillas carecen de endospermo o material de reserva, lo que les permite que a través del viento o el agua puedan ser dispersadas a grandes distancias entre las copas de los árboles, lugar donde a la gran mayoría de las orquídeas epífitas a diferencia de las orquídeas terrestres les gusta establecerse y crecer. En contraste con las semillas de las orquídeas, existen la semillas consideradas las más grandes del planeta, que llegan a pesar hasta 20 kilogramos y pertenecen a la planta llamada comúnmente Coco de Mar. Este fruto corresponde a una palmera que crece de manera natural en las Islas Seychelles y Maldivas, al noreste de Madagascar.
¿Qué es y cómo se forma una invisible?
Se considera una semilla verdadera al óvulo fecundado y maduro de una flor, la cual puede contener uno, varios y hasta millones de óvulos; esto último ocurre en el caso de las orquídeas; a la semilla también se le ha considerado como unidad de diseminación sexual, siendo ésta la principal vía a través de la cual una gran cantidad de plantas pueden garantizar su permanencia en el planeta. Para que una planta pueda generar semillas fértiles es necesario que ocurran dos procesos de importancia; el primero se conoce como polinización, y éste ocurre cuando el grano de polen proveniente del órgano masculino, a través del viento o el agua, llega a tocar la parte superior del órgano femenino conocida como estigma, este proceso ocurre en la mayoría de las plantas. Sin embargo, en el caso de las orquídeas, son principalmente los insectos y aves los encargados de transportar a los Polinios como se conoce a las estructuras donde están unidos los granos de polen. El segundo proceso conocido como fecundación se realiza, cuando finalmente se da la unión del gameto masculino con el gameto o huevo femenino dentro de la planta, lo que dará origen a la semilla.
¿Cuánto tarda en formarse una semilla de orquídea?
Las semillas de las orquídeas, hablando de manera general, tardan aproximadamente un mes en formarse, el tiempo dependerá de la especie de la que se trate en particular.
Las semillas invisibles y sus asociaciones
A diferencia de la mayoría de las semillas de las plantas con flores, las cuales tienen un material de reserva llamado endospermo que sirve para alimentar al embrión durante la etapa inicial de la germinación, hasta que la nueva planta produzca las primeras hojas verdaderas y se convierta en un organismo autosuficiente, las semillas invisibles no cuentan con suficiente material de reserva y por lo tanto, no podrían llegar a desarrollarse y convertirse en plantas adultas sin la ayuda de sus microsocios, los cuales a través de miles de años han desarrollado una relación simbiótica que les permite germinar, sobrevivir y desarrollarse aun en condiciones adversas a ellas.
Estos microsocios se conocen como hongos y pertenecen al reino Fungi. Su existencia fue descubierta después de muchos intentos fallidos para poder reproducir semillas de orquídeas, esta relación entre las raíces de las orquídeas y los hongos se le conoce como micorriza (Frank, 2005) y es necesaria para que las semillas puedan germinar (Chang y otros, 2007). Su importancia radica en los beneficios que ambos organismos reciben mutuamente, ya que las orquídeas obtienen por parte de los hongos agua y elementos nutritivos, principalmente fósforo, ayudando a que el protocormo [como se conoce al desarrollo embrional de las orquídeas en sus primeras etapas] alcance la etapa de plántula y con la presencia de las primeras hojas pueda comenzar la fotosíntesis, lo que le permitirá formar carbohidratos y vitaminas entre otros productos. Son precisamente los últimos productos mencionados, los que son de gran ayuda para que el hongo pueda subsistir, dado que ellos no tienen la capacidad de poder producir sus propios alimentos. Esta asociación, llamada micorriza, es una de las relaciones más comunes en la naturaleza y tiene una gran importancia, ya que debido a estos hongos, muchas plantas reciben una gran cantidad de beneficios. Esta micorriza se considera una relación de tipo simbiótica, ya que ambos organismos reciben un beneficio.
La fábrica de Invisibles
Los frutos del reino vegetal son casi tan diversos como las flores y las plantas; sin embargo, todos ellos caen dentro de una u otra clasificación botánica. En el caso de las orquídeas, se considera al fruto de las mismas como una capsula dehiscente, es decir aquella que abre al madurar y libera las semillas. Su formación, a partir de la fecundación, puede durar de tres a 12 meses, dependiendo de la especie, llegando a producir miles, hasta millones de “invisibles”, las cuales son liberadas al abrirse la cápsula de manera longitudinal mediante tres aberturas. Es así como con la ayuda del viento, estas semillas son transportadas a grandes distancias, en busca de las condiciones ambientales adecuadas, como la humedad, la temperatura y luminosidad, donde con la ayuda de sus microsocios podrán germinar algunas de las miles que son fabricadas por cada cápsula, de las 25 mil especies de orquídeas que existen en nuestro planeta (Arditti,1980; Dressler,1981; Rasmussen,1994; Cribb y otros, 2003).
Entre lo que mejor se conoce y lo que más se menciona de las semillas invisibles son su pequeñez y ligereza. Las semillas son producidas en grandes cantidades (Arditti and Ghani 2000) y desde el punto de vista evolutivo existen puntos de vista opuestos al respecto: para algunos evolucionistas, la producción de grandes cantidades de semillas por un individuo es un gasto de energía innecesario, sin embargo, de las miles que producen algunas tendrán las condiciones idóneas que les permitirán garantizar la permanencia de su especie, logrando una mayor diseminación en busca de nuevas zonas de crecimiento, lo que les ha permitido a las orquídeas sobrevivir hasta nuestros días garantizando su permanencia a través de los siglos (Arditti and Ghani 2000).
Bibliografía
Arditti, J., 1980,.”Aspects of the Physiology of Orchids” en Advances in Botanical Research. Volume 7: 421-655., H. W. Woolhouse, Academic Press.
Arditti, J. y A. K. A. Ghani, 2000, “Tansley Review No. 110. Numerical and Physical Properties of Orchid Seeds and Their Biological Implications” en New Phytologist 145(3): 367-421.
Moreno Casasola, Patricia M., 1996, Vida y obra de granos y semillas, México, Secretaría de Educación Pública.
Cribb, P. J., S. P. Kell, y otros, 2003, “Orchid conservation: a global perspective.” Orchid conservation. Natural History Publications, Kota Kinabalu: 1-24.
Chang, D. C. y otros, 2007, “New cultivation methods for Anoectochilus formosanus Hayata.” Orchid Sci Biotech 1: 56-60.
Dressler, R.L., 1990, “The orchids: natural history and classification”, Harvard University Press, pp 332.
Frank, B., 2005, “On the nutritional dependence of certain trees on root symbiosis with belowground fungi (an English translation of A.B. Frank’s classic paper of 1885).” Mycorrhiza 15(4): 267-275.
Rasmussen, F. N. ,1994, Orchid phylogeny for everyone: Phylogeny and classification of the orchid family by Robert L. Dressler Cambridge University Press, 1993.£ 35.00 hbk (320 pages) ISBN 0 521 45058 6, Elsevier Current Trends.