El equinoccio de primavera marca el momento en que el Sol cruza el plano imaginario en el cielo generado por la extensión del ecuador terrestre. Cada año pasa del Sur al Norte en marzo 19, 20 o 21. En muchas culturas esto fue siempre motivo de celebración. Muchas culturas celebran festivales de primavera o tienen otros festejos próximos a estas fechas, como la Pascua. Se trata de celebrar nuevos comienzos.
Hay comienzos que conmemoramos en estas fechas. Festejamos en todo el país el natalicio de Juárez el 21 de marzo, y el mismo día los astrónomos recordamos a Guillermo Haro, que en 2015 cumpliría 102 años.
En Puebla el equinoccio de primavera 2015 sucederá el 20 de marzo a las 16:45 horas, el día y la noche durarán casi lo mismo. Es el momento, en la trayectoria de la Tierra alrededor del Sol, cuando el eje de nuestro planeta es perpendicular a los rayos de nuestra estrella. El equinoccio de marzo ha sido tomado como tiempo de renacimiento en el hemisferio norte.
Pero ninguna de las tres es ahora la causa de la celebración, y de la edición de este número de Saberes y Ciencias se trata del nacimiento, del comienzo formal del observatorio de rayos gamma HAWC (High Altitude Water Cherenkov, por sus siglas en inglés), el más grande en su tipo hasta la fecha y localizado en nuestro estado.
Los artículos colectados en este número, escritos por varios de los colaboradores del proyecto, describen con suficiente detalle tanto al observatorio, como su funcionamiento, así como el tipo de objetos que va a observar en el cielo, por lo cual, no insistiremos en eso.
Lo que sí queremos remarcar es que ahora existen dos grandes proyectos funcionando en el volcán Sierra Negra y ambos dando excelentes resultados. El Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano (GTM) está produciendo sus primeros artículos científicos y estableciendo nuevas colaboraciones, como el proyecto VLBI para observar el centro de nuestra galaxia, en conjunto con otros radiotelescopios en el mundo, y seguirán publicando nuevos y novedosos resultados. Y el otro es HAWC.
La construcción del GTM, en particular la infraestructura desarrollada para este proyecto simplificaron muchos aspectos para HAWC, sin embargo, un proyecto de esta magnitud tiene su propia complejidad. Colectar el agua, aplanar el terreno y construir los trescientos detectores, minimizando el impacto en un ambiente tan cuidado como el del Parque Nacional Pico de Orizaba, fueron algunos de los retos del este nuevo observatorio. La instalación de los detectores, control y desarrollo de los mismos es otro aspecto, y ahora, con la generación de datos, se tiene el reto de su almacenamiento y transporte.
Siendo 2015 el Año Internacional de la Luz resulta gratificante que dos grandes proyectos astronómicos se localicen en nuestra región y que además observen en frecuencias en los extremos del espectro electromagnético, el GTM observando las regiones frías del universo y HAWC la parte más energética, los fenómenos más extremos del mismo.
Antes de estos dos grandes proyectos la astronomía mexicana estaba centrada casi solamente en la parte óptica, o visual, del espectro electromagnético. Los telescopios más grandes con los que contábamos eran el del Observatorio de San Pedro Mártir, en Baja California, y el Observatorio Guillermo Haro en Cananea, Sonora. Ambos con espejos primarios de dos metros de diámetro que desarrollaron también instrumentos para observar en el infrarrojo.
El futuro de la astronomía mexicana es luminoso, ya que además somos socios del Gran Telescopio Canarias y se está gestando un nuevo telescopio gigante para San Pedro Mártir. Con esto tendríamos acceso, con telescopios modernos, a casi todas las frecuencias del espectro electromagnético.