Fui estudiante del ingeniero Luis Rivera Terrazas, cuando él dirigía la rectoría de la Universidad, me daba clases de mecánica clásica; nunca faltó a sus clases; era un rector profesor. Con la fundación del Instituto de Ciencias de la Universidad Autónoma de (ICUAP) el impulso a la ciencia, la creación de plazas para investigadores y que los profesores de tiempo completo fueran bien remunerados era parte del atractivo de la universidad; se pagaba más que en la UNAM. La filosofía era que los docentes de mayor preparación académica formaran a los estudiantes de los niveles básicos de licenciatura. Se decía que 95 por ciento del presupuesto universitario se iba al pago de nómina.
Hoy los universitarios no decidimos en qué se aplica el presupuesto; desde la Secretaría de Hacienda los recursos se mandan etiquetados; de ahí tantas construcciones; ahora solo hay andadores en lo que antes era un campus. Hoy se vive la democracia formal; antes vivíamos la democracia participativa en todos los órdenes, en toda la universidad.
Se necesita de un ambiente universitario participativo, pero los muchachos no creen en eso porque no lo vieron; entonces no tienen un punto de comparación, no tienen un punto de referencia.
La Escuela de Ciencias Físico Matemáticas (ECFM) tuvo una base muy activa de participación; nos solidarizábamos con el pueblo cubano, con Nicaragua, El Salvador, con las huelgas del SUNTUAP. Había conciencia política en la comunidad universitaria.
Hasta ahora lo que sucede en la universidad es fundamental para la política local; el gobierno del estado está pendiente de lo que acontece en nuestra máxima casa de estudios, porque existen voces críticas. Los partidos políticos se desarrollan en torno a la universidad, cuando deberían estar creando estructura de base en las colonias.
Se insistía en que buscáramos soluciones a algunas necesidades, y no era demagogia. Cuando el Colegio de Electrónica aún pertenecía a la ECFM; el ingeniero Carlos López construyó antenas parabólicas cuyo destino era dotar de infraestructura en telecomunicaciones a las telesecundarias de zonas rurales de la entidad y que por su viabilidad se extendieron por el país.
La propuesta en aquellos años fue: vamos por la formación que impulse la investigación, que fomente la independencia científica y tecnológica; no es casual que a mediados de los años 70s los primeros en trabajar con materiales semiconductores en América Latina se desarrollaron en la UAP con el doctor Alejandro Pedroza en el Laboratorio de Semiconductores perteneciente al ICUAP; se hizo crecimiento de silicio y germanio para obtener de obleas que servirán de base para imprimir circuitos microscópicos desarrollando la microelectrónica, que en esos años se encontraba en sus inicios a escala mundial, eso no lo hacían en ningún otro lado de Latinoamérica, ni en la UNAM.