Haciendo cuentas; cuántas veces has escuchado sobre la problemática hídrica en México y a nivel mundial. Seguramente son innumerables las veces que has oído hablar sobre la deforestación, la pérdida de especies o sobre el cambio climático, es más, han sido tantas las veces, y con diversas interpretaciones, que ahora se puede llegar a escuchar hablar sobre cambio climático, como si fuera digno de un conjuro hecho por Harry Potter o tan ficticio como Leonardo Dicaprio escapando con vida del ataque de una hembra de Oso Grizzly, pero cuando los actores ganan un Oscar y se tiran un discurso sobre problemas ambientales y cambio climático, lo que sin duda es digno de admiración, aunque para los escépticos confirme la teoría, la moda, la falacia y alimente la especulación de lo que se puede pregonar cuando no se tiene una buena información sobre el tema. Lo cierto es que los problemas ambientales son más complejos y merecen especial atención, más allá que ver actores en la televisión recibiendo premios y levantando banderas verdes; no los criticamos, los admiramos, ya que como todos sabemos, la divulgación es esencial; sin embargo, la problemática ambiental no es una moda, como pareciera cuando vemos en el cine actores intentando ser juglares de falsos políticos verdes o los que hablan sobre especies en peligro de extinción o de cómo las empresas de manera “responsable” limpian ríos contaminados y colaboran con biólogos en el rescate de un río que paradójicamente ellas mismas contaminaron, y ahora que son “socialmente responsables”, lo limpian rescatando así a un sin número de especies, lo anterior, supervisado minuciosamente por su santidad la Profepa.
Cuando pensamos en lo antes mencionado, lo primero que viene a nuestra mente son selvas deforestadas, islas desapareciendo, suelos erosionados o lugares en donde la gente muere por no tener acceso al agua potable; y si no nos cuidamos podemos ser asaltados por hermosas imágenes que nos brindan las excelentes fotografías de bosques, desiertos, pastizales, montañas, volcanes, ríos e imágenes de flora y fauna que nos sacan una sonrisa y hasta hacen que nos estremezcamos con solo pensar en la existencia de esas especies o de esos lugares. Lo interesante llega cuando nos detenemos un minuto y analizamos cómo es que los científicos dedicados a estudiar estas zonas, obtienen esa información. Pues bien, si nos acercamos a charlar con uno de estos entes (biólogos), seguramente nos encontraremos con un mundo maravilloso, para algunos y para otros, no tanto, ya que escucharemos términos que bien podrían ser palabras dignas del mejor libro de J.R.R.Tolkien y ni él, se olvidó de lo complejo que pueden ser las cuencas hidrológicas, ya que con gran maestría plasmó en sus libros descripciones e ilustraciones sobre regiones y cuencas.
Dilucidando este escrito, es así como llegamos a nuestro tema en esta ocasión ya que para entender lo que vemos en la tv o en internet tenemos que comprender conceptos básicos como: qué es una cuenca; y es que, una cuenca está definida, de acuerdo con Meritano y Arenas en 2007, en su libro Manejo integral de cuencas hidrológicas y prevención de los desastres naturales, como el territorio o superficie que logra captar una cantidad importante de agua de lluvia, escurrimientos y aguas de deshielo, que fluyen al mismo río o lago, a lo cual llama “cubeta de captación de agua superficial y subterránea”, podemos añadir el papel que juegan los factores bióticos (flora y fauna), y los abióticos (suelo, agua y aire), y además sumar actividades humanas como la agricultura, la industria y el hogar, entre muchas otras, una vez que tenemos todos estos factores, obtenemos lo que los científicos llaman cuenca hidrológica. No hay que olvidar que las condiciones orográficas y climáticas de México han moldeado las cuencas en una gran diversidad de tamaños desde la compleja cuenca del río Bravo hasta la sencilla pero no menos importante cuenca del río Mexacalhuacán, todas ellas, incluidas en 37 regiones hidrológicas de nuestro país.
Si prestamos especial atención a los problemas ambientales internacionales, nacionales pero principalmente locales, caeremos en cuenta que vivimos en una ciudad que pertenece a una cuenca, esta es la cuenca del Alto Atoyac, cuyo principal afluente, el río Atoyac, es el tercer río más contaminado de México gracias a descargas hechas por empresas, textileras, metal-mecánica, rastros y las descargas de casas habitación; hay que recordar que la cuenca del Alto Atoyac, es a su vez la cuenca alta de la Cuenca del Río Balsas y, que lo que se lleva a cabo en las zonas altas, repercute considerablemente en las zonas bajas; es por ello, que si reflexionamos sobre los problemas ambientales en nuestra comunidad y un poco sobre el trabajo de biólogos dedicados a la conservación, nos daremos cuenta de la importancia de conocer y reconocer a nuestras cuencas para entender problemas tan esenciales como son la falta de agua, deforestación, pérdida de especies o el tan afamado cambio climático erróneamente confundido con calentamiento global.
El conocimiento de las cuencas, su diagnóstico y su adecuada gestión, evitará que gente sin la comprensión adecuada de la información o con otros intereses solo impulsen proyectos que obedezcan a intereses propios y no van encaminados a verdaderas acciones de conservación.
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