El papel de los foraminíferos en un derrame de petróleo

El medio marino sin duda alberga seres vivos muy interesantes. ¿Quién no se asombra al ver las formas extrañas de los equinodermos, como las estrellas de mar y los erizos, o de los cnidarios, como las medusas y los coloridos y complejos corales? También conocemos, o hemos escuchado hablar, de los grandes mamíferos marinos, como la ballena azul, el organismo más grande del mundo. Sin embargo, poco sabemos de aquellos casi invisibles al ojo humano, que habitan en el fondo del mar, entre los granos de arena: los foraminíferos. Son organismos unicelulares, muy pequeños y abundantes, y tan interesantes como todos los anteriores.

p-05aDe este último grupo seguramente hemos escuchado poco. Los que se dedican a estudiar a los foraminíferos, pensarán que no se les ha otorgado el crédito que merecen, pues estos pequeños organismos unicelulares suelen utilizarse como indicadores de diversas variables. Por ejemplo, en la acidificación del océano, escenarios de almacenamiento de CO2 a grandes profundidades, investigaciones micropaleontológicas, y presencia de metales pesados e hidrocarburos. Son una herramienta útil para reflejar muchos de los factores ambientales en donde ellos habitan (Phleger, 1960).

La liberación de hidrocarburos desde reservorios en el suelo marino produce ambientes únicos en el fondo. Por lo tanto, las comunidades de foraminíferos bénticos (los que viven en los sedimentos), se utilizan para conocer la estructura de las comunidades cercanas a estas emanaciones. En este contexto, las investigaciones se basan principalmente en abundancia, diversidad, dominancia y variaciones de isótopos estables que se registran en la testa o concha biomineralizada de los foraminíferos bénticos. Hasta el momento no se conocen especies endémicas de sitios de emanaciones de hidrocarburos, sin embargo la abundancia de algunas especies en áreas con o sin emanaciones es notablemente diferente (Panieri, 2005).

En un escenario a macroescala, como un derrame de petróleo, conocer la abundancia de los foraminíferos bénticos antes y después del evento nos permite aproximarnos al daño a las comunidades meiobénticas (organismos que viven entre los granos de arena), de las cuales los foraminíferos forman el 95 por ciento (Chandler, 1989). En México, uno de los derrames de petróleo relativamente más recientes y de gran importancia por su magnitud, ocurrió en el año 2010. Con el hundimiento y explosión de la plataforma petrolífera DeepWater Horizon (DWH), se derramaron aproximadamente 4.9 millones de barriles al Golfo de México. En su momento se tomaron diversas muestras para analizar las consecuencias en el ecosistema marino. En lo que a foraminíferos bénticos respecta, se tomaron muestras de sedimento del fondo marino (Schwing y otros, 2015).

Ilustración de foraminíferos por Ernst Haeckel. Ambas imágenes tomadas de http://blog.riosecreto.com/tag/ciencia/

Ilustración de foraminíferos por Ernst Haeckel. Ambas imágenes tomadas de http://blog.riosecreto.com/tag/ciencia/

Las muestras de sedimento se obtienen mediante un equipo oceanográfico llamado “multinucleador”. Desde la superficie del barco se baja el aparato sobre el sitio de interés y, al aterrizar en el fondo marino, el peso de la estructura fuerza la caída y penetración de varios cilindros o nucleadores de policarbonato en los sedimentos, un mecanismo disparador libera las tapas de los núcleos por la base (Herguera y otros, 2011). Una vez en laboratorio las muestras de sedimento se tiñen con rosa de bengala (pinta a los foraminíferos que estuvieron vivos al momento de la colecta) y se realiza el conteo en el microscopio óptico.

Recientemente han sido publicados resultados sobre la abundancia de foraminíferos bénticos después del evento ocasionado por el DWH (Schwing y otros, 2015). Estos señalan una disminución en el número de foraminíferos bénticos de 2010 a 2011, principalmente en la interface agua-sedimento. Probablemente el contacto directo con microgotas e hidrocarburos disueltos que surgieron desde el subsuelo, perforado anteriormente por el DWH,  pudieron haber ocasionado una disminución en la población. Cabe destacar que este resultado no es absoluto, pues hay muchos factores que pueden afectar la abundancia de este grupo. Son necesarios más estudios sobre la biocenosis (población viva) en el área de derrame, para generar escenarios completos que sustenten lo que podría suceder en el suelo marino.

Finalmente, la próxima vez que vayamos a la playa y no tengamos oportunidad de ver delfines, ballenas, equinodernos u otros organismos llamativos, recordemos que basta tomar un puño de arena del mar para encontrar seres vivos sorprendentes, con formas variadas e increíbles, no todo lo bonito viene en paquetes grandes, agucemos la vista.

 

Referencias

 

Chandler, G.T. (1989). Foraminifera may structure meiobenthic communities. Oecologia, 81(3), 354–360.

 

Herguera, J.C., Herzka, S., Ferreira-Bartrina, V., Flores, C., Siqueiros A. & Pedraza, A. (2011). Reporte de la Campaña XIXIMI-2. 2-16 Julio 2011; Golfo de México, BO/ Justo Sierra, 69 pp.

 

Panieri, G. (2005). Benthic foraminifera associated with a hydrocarbon seep in the Rockall Trough (NE Atlantic). Geobios, 38(2), 247–255.

 

Phleger, F.B. (1960). Ecology and Distribution of Recent Foraminifera. Johns Hopkins Press, Baltimore, 297 pp.

 

Schwing, P.T., Romero, I.C., Brooks, G.R., Hastings, D.W., Larson, R.A., & Hollander, D.J. (2015). A decline in benthic foraminifera following the Deepwater Horizon event in the northeastern Gulf of Mexico. PloS one, 10(3), e0120565.

 

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