El Sistema Arrecifal Veracruzano, un ecosistema resistente

Los arrecifes de coral son ecosistemas marinos complejos, productivos y con mucha biodiversidad, formados por la acumulación de los restos de varias generaciones de corales pétreos o duros (con esqueleto de carbonato de calcio). Son considerados ecosistemas delicados, ya que requieren condiciones ambientales muy particulares para sobrevivir. Habitan aguas someras, cálidas y transparentes de regiones tropicales; su presencia está determinada por la temperatura, salinidad, penetración de luz, tipo y profundidad del sustrato, intensidad del oleaje, corrientes marinas y disponibilidad de nutrientes (Kleypas y otros, 1999).

Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano - Postal, por SEMARNAT, en www.flickr.com

Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano – Postal, por SEMARNAT, en www.flickr.com

Ecológicamente, los arrecifes coralinos constituyen áreas de alimentación, refugio, reproducción y crecimiento para diferentes especies. Además, protegen las costas de daños ocasionados por tormentas y erosión, y participan en la formación de arena para las playas. Debido a estas características y a la gran cantidad de beneficios que los arrecifes coralinos brindan, comunidades humanas se han asentado en sus cercanías, para las cuales además son importantes como fuente de recursos alimenticios, productos medicinales, artículos comerciales, materiales para construcción, o atracciones turísticas y de recreación. Asimismo, representan un recurso de valor cultural y de gran belleza natural.

A pesar de su importancia, estos ecosistemas se han deteriorado debido a diversos factores crónicos como contaminación y sobre explotación (pesca excesiva, extracción y daño de corales); además son afectados indirectamente por el calentamiento global y el aumento de las concentraciones de dióxido de carbono disuelto en los océanos.

Una de las principales problemáticas que enfrentan estos bellos ecosistemas es la falta de políticas adecuadas para su manejo, lo cual contribuye a la degradación de los mismos. Un ejemplo claro de esta situación ocurre en las costas de Veracruz, México, frente a los municipios de Veracruz, Boca del Río y Alvarado, donde se encuentra el Sistema Arrecifal Veracruzano (SAV), el cual se considera un ejemplo raro o único, debido a su alta resistencia (grado en que un sistema tolera estrés, perturbaciones o variaciones en su estructura interna o en el ambiente externo, sin mal funcionar (Jen, 2001).

El SAV está conformado por 28 formaciones arrecifales y está delimitado al norte por el río La Antigua, al sur por el Papaloapan, y el río Jamapa lo divide de manera natural en dos grupos, el del norte (frente a la ciudad de Veracruz) y el del sur (frente al pueblo pesquero Antón Lizardo). En el grupo del norte se encuentran los arrecifes Ingeniero, Sacrificios, Mersey, Pájaros, Verde, Bajo Paducah, Anegada de Adentro, Blanquilla, Galleguilla, Gallega, Punta Gorda, Punta Brava y Hornos; y en el grupo del sur existen Anegada de Afuera, Topatillo, Santiaguillo, Anegadilla, Cabezo, De Enmedio, Rizo, Periférico, Chopas, Sargazo, Punta Coyol, La Palma, Polo, Blanca y Giote. Estos arrecifes son el hogar de una gran diversidad de especies marinas, como peces (por ejemplo: mariposas, ángeles, damiselas, sargentos, payasos, gobios, cirujanos, loros, globos y morenas) esponjas, pulpos, langostas, cangrejos, jaibas, corales, tortugas, delfines, algas, poliquetos, reptiles, aves y plantas (como pastos marinos). Se ha registrado la existencia de, al menos, 1271 especies de fauna, de las cuales 37 se encuentran dentro de alguna categoría de riesgo en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010. Además, en el SAV existen especies endémicas, es decir, que sólo se encuentran en estos arrecifes veracruzanos.

Sin embargo, las descargas de los tres ríos modifican el ambiente y hacen de esta región una zona con muchos sedimentos, materia orgánica y contaminación,  lo cual genera condiciones ambientales poco propicias para la vida arrecifal; aunque a la vez le confiere al SAV características únicas en comparación con otros arrecifes.

Otra cualidad sorprendente del SAV es que se haya desarrollado a pesar de que históricamente ha estado sometido a estrés natural producto de una contrastante variación climática, ya que en la región se identifican tres temporadas a lo largo del año, conocidas localmente como “secas” durante primavera, “lluvias” en verano y otoño, con algunas tormentas tropicales, y “nortes” (masas de aire frío proveniente del norte con velocidades mayores a 120 km/h) durante el otoño e invierno. Además, el SAV ha estado sometido a una gran presión antropogénica durante los últimos 500 años, que inició desde la llegada de los españoles y la consecuente modificación del hábitat arrecifal, debido al deseo por hacer de las costas veracruzanas un sitio idóneo para el atraco de embarcaciones, llevando a la extracción de material coralino para la construcción de fortalezas y edificios, la generación de terrenos ganados al mar,  y la construcción del puerto de Veracruz. En la actualidad dicha presión se ha incrementado debido a la cercanía de estos arrecifes con la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río, la cual presenta un creciente desarrollo urbano cuyos drenajes terminan en el mar, un turismo de mediana escala en ascendencia, diversas actividades pesqueras y petroleras, y una cada vez más intensa actividad portuaria que incluye derrames de hidrocarburos, tráfico de embarcaciones, eventos de encallamiento, dragado de sedimentos, construcción de marinas y estructuras portuarias.

Por todo lo anterior, el SAV presenta características oceanográficas muy particulares, que difieren totalmente de las establecidas para la supervivencia de arrecifes coralinos; y estudios recientes indican que estos corales poseen una tasa de recuperación mayor que la de otros sistemas arrecifales del Golfo de México.

Así pues el SAV fue decretado Parque Nacional en 1992, Humedal de importancia internacional en la Convención Ramsar en 2004, Reserva de la Biósfera por parte de la UNESCO en 2006 y según la Conabio es un sitio prioritario para la conservación; sin embargo, los niveles de gestión y de ejecución son mínimos. Ya que actualmente el SAV enfrenta la ampliación del puerto de Veracruz; para lo cual se modificó por decreto presidencial, el anterior polígono del área natural protegida “Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano”, excluyendo la mitad del arrecife Punta Gorda, encima del cual se construirán estructuras portuarias; esto modificará la dinámica costera, lo que afectará nocivamente y de manera directa al arrecife Gallega, el cual se pronostica quedará sepultado, debido a la redirección y deposición de sedimentos. Los efectos de esta ampliación se verán reflejados en la salud del sistema arrecifal entero (Valadez-Rocha y Ortiz-Lozano, 2013).

Aunque para muchas naciones, la creación de puertos constituye una actividad económica importante, igual de relevante es la cantidad de beneficios que los arrecifes coralinos brindan. Si bien, el Sistema Arrecifal Veracruzano ha sobrevivido al descubrimiento y colonización de sus costas, el desarrollo desmedido de la población cada vez tiene impactos más severos en este ecosistema. A pesar de su notable resistencia, se desconoce cuánto tiempo más soportará las consecuencias del desinterés y la codicia humana.

 

Referencias

 

Jen, E. (2001). Stable or robust? What’s the difference? Complexity. 8(3): 12-18

 

Kleypas, J., McManus, J. & Meñez, L. (1999). Environmental limits to coral reef development: where do we draw the line? Amer. Zool. 39: 146-159.

 

Valadez-Rocha, V. & Ortiz-Lozano, L. (2013). Spatial and temporal effects of port facilities expansion on the Surface area of shallow coral reefs. Environmental Management 52(1): 250-260

 

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