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Una mirada al mar

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Regularmente cuando escuchamos la palabra mar, lo primero que viene a nuestra mente es sol, arena y diversión, sin darnos cuenta de la importancia biológica y ecológica que conlleva esta palabra. Los ecosistemas marinos son uno de los más importantes en el planeta, ya que nos proveen de servicios ambientales, como la regulación del clima, protegen las costas, generan equilibrios ecológicos, permiten la extracción de petróleo, gas y sal, además de tener un valor estético, científico y recreativo.

Ilustración: Diego Tomasini / Dibrujo
Ilustración: Diego Tomasini / Dibrujo

Este tipo de ecosistemas aloja una gran biodiversidad, debido a la variedad de formas de vida que en ellos habitan, haciéndolos llamativos para su estudio.  A los mares los podemos clasificar en dos grandes regiones: la zona pelágica y la zona bentónica, en cada una de estas zonas habitan especies con características muy peculiares. Las medusas a pesar de la sencillez de su anatomía han logrado vivir desde hace 500 años, esto las hace interesantes, no sólo por la parte histórica y evolutiva, sino también por la ecológica.

Las medusas pertenecen al phylum cnidaria y las podemos clasificar en tres grupos: Hydrozoa, Sciphozoa y Cubozoa. La característica principal de los tres grupos, es que presentan una forma de campana o platón invertido, además que el número de tentáculos es variable. Dentro de su cuerpo contienen una sustancia gelatinosa llamada mesoglea, la cual da volumen al cuerpo. La mayor parte de su cuerpo está constituido por agua, casi en un 95 por ciento. La única cavidad corporal que presentan lleva a cabo una doble función, la de sistema digestivo y excretor. Además de la sencillez del cuerpo que las caracteriza, poseen una red neuronal con estructuras sensibles que les permite medir las variaciones de luz.

Las podemos encontrar en casi todo el mundo, ya que han podido adaptarse a aguas poco profundas o de grandes profundidades, así como en aguas dulceacuícolas. Las medusas se alimentan de zooplancton, el cual está conformado principalmente por huevos y larvas de peces, así como de una variedad de moluscos. Los tentáculos están formados por cientos de células llamadas nematocitos, las que al activarse permiten a las medusas cazar a sus presas e inyectarles veneno. Estudios en laboratorio han demostrado que el veneno que poseen las medusas lo podemos clasificar en péptidos, los cuales están constituidos por aminoácidos y en hemolisinas. El primero destruye a las células dérmicas, provocando la muerte de los tejidos de la piel. El segundo se ha comprobado que destruyen a los glóbulos rojos de la sangre, provocando daño en los riñones. Sin embargo, no todo es malo, también se ha comprobado que los venenos pueden ser usados como terapéuticos, ya que reducen la aparición de tumores cancerígenos.

En México hasta el momento se han registrado 172 especies de medusas, de las cuales 153 pertenecen a la clase Hydrozoa, 16 Scyphzoa y tres Cubozoa y sólo 11 especies de las 172, poseen venenos de alta toxicidad.

Al igual que otras especies marinas, las medusas desempeñan un papel ecológico importante en los ecosistemas acuáticos, ya que son importantes en el reciclado de nutrientes como nitrógeno, carbono y fósforo. Por otro lado muchas especies de medusas son el alimento de otras especies de peces y de tortugas. Además que en países como China y Japón son consumidas por los humanos.

Lamentablemente no todo es color de rosa, la contaminación que hoy en día hay en nuestros mares es alarmante, esto ha traído como consecuencia que se alteren los ciclos biológicos en estos ecosistemas, poniendo en riesgo de desaparecer no solo a las medusas, sino también al resto de plantas y animales que ahí habitan.

 

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