Donald Trump no suavizó su discurso antiinmigrante ni sus posiciones racistas y xenofóbicas durante el primer debate entre candidatos a la presidencia de Estados Unidos de América el pasado 26 de septiembre en Nueva York. La existencia de desempleo en ese país se origina, según el credo del republicano, por la salida de capitales hacia otros países y la existencia del acuerdo comercial signado por Estados Unidos con México. Se le olvida que el saldo de la balanza de bienes y servicios de México con Estados Unidos —durante la vigencia del Tratado Comercial— ha sido permanente negativo para México y superior a 200 mil millones de dólares (años 1995-2015); que los intereses que hemos pagado por la deuda pública externa durante esos años es de 138 mil millones de dólares, y que la rentabilidad de la inversión extranjera en México es más alta que la registrada en Estados Unidos. El Tratado de Libre Comercio y el Transpacífico son regulaciones comerciales favorables a las empresas trasnacionales y lesivas para el interés y soberanía de los mexicanos.
Los inmigrantes en Estados Unidos han contribuido al bienestar general de la sociedad norteamericana: el consumo de su fuerza laboral ha permitido la reproducción social de la población norteamericana —al integrarse al cuidado de la salud y de la reproducción de la vida— y han garantizado ganancias extraordinarias sustentadas en la sobreexplotación y precarización laboral. Una de cada siete personas ocupadas en el mercado de trabajo de Estados Unidos no nació en ese país y la reproducción de esa fuerza de trabajo hasta su edad laboral ha sido financiada por los países donde han nacido, Estados Unidos se beneficia del bono demográfico; además, al conculcarle derechos laborales y pagar salarios menores a los establecidos por las normas de trabajo estatal y federal, los empleadores están fondeando las inversiones con el trabajo no pagado de los inmigrantes. Donald Trump es de los empresarios que se han enriquecido, sobreexplotando a la fuerza de trabajo y omitiendo el pago de impuestos: ha declarado en bancarrota a seis empresas Trump (Magazine, Steaks, Vodka, Airlines, Mortgage, University) y ha omitido pagar los honoraros y salarios convenidos con personal contratado en sus empresas. Inmigrante no es sinónimo de delincuencia ni terrorismo; ese país sería inexistente sin la concurrencia de inmigrantes de múltiples nacionalidades. Los inmigrantes que ingresaron a Estados Unidos siendo niños y que actualmente están estudiando perderían la posibilidad de tener un estatus migratorio legal si ganara el candidato republicano, pero no sólo ellos, sino los 10 millones de adultos cuya situación migratoria no está documentada.
Hay racismo en los comentarios sustentados por el candidato republicano y en sus propuestas de gobierno: africanos, latinos y árabes son terroristas y/o criminales, razón por la cual pretende expulsarlos de Estados Unidos, violentando derechos humanos adquiridos por nacimiento o naturalización. Su misoginia se ha expresado contra diversas minorías, a quienes considera gordas, sirvientas, perras y feas. Es pública la agresión psicológica que Trump hizo contra Alicia Machado, Miss Universo en 1996, a quien nunca le pagó el 10 por ciento convenido por contratos de publicidad.
En México ese empresario pretendió construir un complejo turístico en Cozumel, en un área natural protegida; fue parte activa de un fraude inmobiliario en Punta Banderas, en Baja California en 2009, donde 100 inversionistas fueron estafados, y mantiene un litigio con el empresario Rodolfo Rosas Moya por un supuesto aval otorgado por éste para celebrar en México el concurso de Miss Universo en 2007, mismo que a juicio de Rosas Moya, se celebró sin contratiempo (La Jornada, 2 de agosto de 2016). La fortuna del empresario Trump se ha cimbrado sobre fraudes, mentiras, especulación y sobreexplotación. Aprovechando el fracaso del neoliberalismo para mejorar las condiciones de vida de la población y el descrédito de los políticos profesionales, se auto promueve como el líder que llevará a la sociedad norteamericana a la tierra prometida. La tendencia del voto para el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos de América era ascendente hasta el debate presidencial del pasado 26 de septiembre en tanto que la de Hillary Clinton, candidata demócrata, era descendente, técnicamente estaban empatados en preferencias electorales. De resultar Trump ganador de la contienda presidencial, muchos países, sociedades y etnias tendríamos conflictos de intereses con el gobierno de Estados Unidos.