En México al menos 4.1 millones de niños no asisten a la escuela y en el estado de Puebla la cifra es de 251 mil 704, esto es un cuarto de millón de los niños y jóvenes, de acuerdo a la información contenida en el informe “Niñas y niños fuera de la escuela en México” del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)1.
Mientras el gobierno encamina una política orientada para privatizar poco a poco la educación en México, sustituye contenidos en los programas y recorta el gasto a la educación, los especialistas realizan críticas puntuales al modelo educativo, los maestros en resistencia buscan estrategias para defender la educación pública, y la sociedad asume posturas de acuerdo a la lluvia de información que recibe sin tomar medidas al respecto. Son cada vez más los niños y jóvenes que están en riesgo de abandonar sus estudios, en la más reciente estimación se calcula que en el país pueden llegar a ser más de medio millón desescolarizados.
La responsabilidad llega a todos los niveles de gobierno y de la sociedad mexicana, debido a que no tomamos parte de los problemas educativos que se reflejan en la formación de nuestros niños, jóvenes y adultos, su acceso a la educación y el derecho a aprender.
Por añadidura, la calidad de la educación en el país está muy cuestionada, la mayoría de los informes publicados entre noviembre de 2015 y junio de 2016, reprueban la educación en México en tópicos sobre calidad del aprendizaje, permanencia, distribución del gasto público, competencias y condiciones básicas en las escuelas oficiales. Si los niños y jóvenes que asisten a la escuela carecen de las herramientas necesarias para desenvolverse en un contexto incierto, con relación al conocimiento y al ámbito ético en la construcción de sujetos, tendrán debilitadas capacidades analíticas de cara a los problemas reales que aquejan nuestra realidad, y quebrantadas las formas de relacionarse en el mundo; ¿qué les deparará el futuro a aquellos niños que no tienen ni siquiera acceso al sistema educativo?
La experiencia germinada y vivida durante el trabajo universitario del CUPS de alfabetización de jóvenes y adultos en la ciudad capital del estado de Puebla, nos encaró diariamente a una enorme diversidad de problemáticas y necesidades de las colonias del centro y de la periferia urbana; por ende posibilitó la identificación de los lugares en donde se encuentran la mayor cantidad de niños en situación de alta vulnerabilidad, negados en lo legal, en la salud, en lo social y en lo educativo. En consecuencia, esta problemática propició que a partir del año 2011 comenzara a funcionar el programa “Escuelas Comunitarias”, en las cuales se trabaja con niños y jóvenes de entre cuatro y 15 años de edad y que no asisten a la escuela. Actualmente se atiende en estas condiciones a más de 100 niños ubicados en cuatro colonias del municipio de Puebla: Aquiles Serdán, San Miguel Canoa, Barranca Honda y Cerro del Marqués.
Al inicio el programa consistía en alfabetizar a los niños y brindarles herramientas educativas necesarias para su incorporación al sistema de educación formal. Infortunadamente, la burocracia institucional y la ausencia de sensibilidad ante una realidad lacerante limitaron nuestros esfuerzos por integrar a la mayoría de los niños al sistema nacional de educación pública.
Para el funcionamiento de las Escuelas Comunitarias se diseñó un contenido programático en función de las necesidades y condiciones de los niños, en el que participaron académicos de la licenciatura de procesos educativos de la Universidad buscando desarrollar herramientas, habilidades y capacidades en los niños para que puedan enfrentarse a una realidad incierta y difícil dadas sus condiciones económicas, sociales y familiares. El lenguaje y la comunicación, el pensamiento matemático, el desarrollo emocional, el arte y la cultura, ciencia y tecnología, así como el desarrollo físico y salud, son los ámbitos que componen el programa.
La escuela funciona de manera gratuita y los educadores sociales son estudiantes universitarios del nivel superior, quienes se desplazan diariamente a impartir las clases. Se les proporcionan capacitaciones relacionadas a la educación popular, los materiales didácticos, y niveles de conceptualización de la lectura y escritura y matemáticas. La mayoría de los educadores realizan su servicio social o prácticas profesionales y la relación diaria y el mutuo aprendizaje a través de la educación ha motivado para que varios universitarios continúen de forma voluntaria reconstruyendo su experiencia y la visión de una realidad social que la mayoría ignora o la piensa fuera de su margen de acción.
En forma equiparable, se ha aprendido de los niños, de sus familias, los universitarios y las personas de las colonias en donde se trabaja, lo que ha permitido modificar y aplicar mejores estrategias de aprendizaje, y discutir seriamente sobre la educación y enseñanza que se quiere brindar.
En la actualidad, el Programa de Escuelas Comunitarias no está limitado a la participación de estudiantes universitarios de servicio social, sino también se incluye a voluntarios que imparten talleres de música, pintura y computación, y a las distintas facultades de la Universidad.
Asimismo, se cuenta con la participación de la Licenciatura en Procesos Educativos de la Facultad de Filosofía y Letras, quienes realizan investigación educativa y diseño de material acorde a los requerimientos educativos; se organizan círculos de lectura, visitas a museos y ferias del libro.
Por otra parte, en la convivencia cotidiana, se pudo observar que la economía familiar limitaba el consumo de cierto tipo de alimentos nutritivos lo que ocasiona que la talla y el peso de los niños esté por debajo del margen que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) establece para medir la desnutrición2.
Por consiguiente, a partir de 2014, con la asesoría del Ingeniero Miguel Alvarado Flores, de la Facultad de Ingeniería Química, y la participación de la organización Sembrarte A. C. se establecieron huertos escolares, en los que se realizan talleres con los niños para generar procesos de siembra sustentable desde la germinación hasta la cosecha, además con el apoyo de Fundación BUAP, Volkswagen de México y el Club de Rotarios de Puebla Diamante, se incorporaron cocinas en las escuelas comunitarias para desarrollar talleres de preparación de alimentos saludables con hortalizas de las cosechas, talleres de repostería y pastelería.
Hoy día, en las escuelas comunitarias además del área de juegos y los salones para las clases, se enfrentan dificultades para acceder a espacios adecuados que permitan contar con el huerto y la cocina escolar; por tanto, el CUPS mantiene la búsqueda de mejores espacios, también se exploran los rincones de la educación infantil para unificar una propuesta acorde a las condiciones de los niños y de su contexto, construyendo un programa socioeducativo integrador que permita responder a las necesidades educativas de los niños y jóvenes con el compromiso de enseñar y aprender en espacios de equidad y diálogo.
Referencias
1 Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. FAO (2016). Niñas y niños fuera de la escuela. N.D. https://www.unicef.org/mexico/spanish/UNICEF_NFE_MEX.pdf
2 Fondo de las Naciones Unidad para la Infancia. FAO (2011). La Seguridad Alimentaria: información para la toma de decisiones. Guía práctica. N.D. http://www.fao.org/docrep/014/al936s/al936s00.pdf