La exploración espacial en México, una historia accidentada a tiempo de ser transformada: Camacho Lara

Lo que marcó el inicio oficial de lo que se conoce como la era espacial fue el lanzamiento del satélite artificial de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Sputnik 1, en los albores de la Guerra Fría y de la carrera armamentista.

Dos meses después del lanzamiento del satélite soviético, en México, estudiantes de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí intentaron lanzar un cohete,  desde entonces han sido variados los esfuerzos —desde distintos ámbitos— por desarrollar este tipo de tecnología, algunos más fértiles que otros.

A decir del  doctor en Ciencias Aeroespaciales, Sergio Camacho Lara, la historia de la exploración del espacio en México ha sido bastante accidentada, pues las iniciativas, en la mayoría de los casos, han carecido de continuidad.

Sin embargo, señaló el secretario general del Centro Regional de Enseñanza de Ciencia y Tecnología del Espacio para América Latina y el Caribe (Crectealc), a pesar de los traspiés, es posible que en México se desarrollen actividades efectivas en exploración espacial. En entrevista con Saberes y Ciencias, el ex director de la Oficina de Asuntos del Espacio Ultraterrestre de las Naciones Unidas (ONUOSA) compartió parte de la historia de la exploración del espacio en México.

 

Los inicios de la exploración espacial en México

 

Si bien la clase política y científica de ambos bloques (occidental–capitalista y oriental–socialista) conocían las acciones que se realizaban con el objetivo de llegar al espacio, cierto es que la puesta en órbita del satélite Sputnik tomó por sorpresa a muchos, pues Occidente dudaba de la capacidad tecnológica de la URSS para lograr dicho propósito.

Después del lanzamiento del satélite soviético, el 4 de octubre de 1957, el mayor temor —en el contexto internacional en permanente tensión— era que la URSS dominara el espacio y lograra iniciar la carrera armamentista desde allí .

Por esta razón, a mediados de 1958 Estados Unidos propuso ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) la creación de una comisión ad hoc para tratar asuntos del uso pacífico del espacio ultraterrestre; bajo el temor por un lado, de que E.E.U.U. no lograba la hazaña satelital  y por otro, la Unión Soviética no dudaba de la capacidad del bloque capitalista de sobrepasarlos en la inaugurada carrera espacial. Por tal motivo ambos lados aceptaron dicha comisión.

A decir del doctor en ciencias aeroespaciales, México inició bien, en muchos sentidos, sus primeros esfuerzos de exploración espacial, desde las iniciativas estudiantiles de lanzamiento de cohetes en 1957 hasta la promoción de esfuerzos gubernamentales por desarrollar tecnología en este sector . Nuestro país es miembro fundador, con otras 24 naciones, de la comisión de la ONU, Uso Pacífico del Espacio Ultraterrestre en la que hoy participan 74 países.

“Mucho del desarrollo espacial se debe en gran parte por la asociación militar, son tecnologías de uso dual, y nosotros al no tener el factor de rivalidad con algún país, no había motor de la industria militar”.

En diciembre de 1957 —dos meses después del lanzamiento del Sputnik al espacio—, un grupo de estudiantes de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí lanzó un cohete de 1.70 metros que alcanzó una altura de 2.5 kilómetros, “esto significa que se tenía el manejo de tecnología que permitió este lanzamiento, en una época en la que no había cursos específicos al respecto, únicamente literatura que estaba al alcance de los universitarios”.

El siguiente año, en 1958, el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Walter Cross Buchanan, reunió a científicos para construir cohetes impulsados por combustible líquido (alcohol etílico y oxígeno líquido), una tarea que no tenía encomendada esta secretaría; sin embargo, la actitud visionaria de su entonces titular convocó esfuerzos, iniciativa del ingeniero Buckanan, hombre visionario que no encontraba límites en presupuesto o en escaso desarrollo tecnológico.

“La propulsión de un cohete con combustible líquido estaba siendo desarrollado lo mismo por soviéticos, americanos, alemanes y los franceses, todo mundo estaba trabajando en eso, y nosotros también estábamos en el inicio. Si esto se hubiera seguido, seguramente nosotros estaríamos lanzando nuestros propios satélites”.

A dos años del lanzamiento del Sputnik, en octubre de 1959, se realizó el lanzamiento del SCT1, con un tamaño de 4 metros y un peso de 200 kilogramos que alcanzó una altura de 4 kilómetros.

El siguiente año, nuevamente se realizó un lanzamiento, esta vez del SCT 2, que alcanzó una altura de 25 km. Con su apoyo en 1962 se creó la Comisión Nacional del Espacio Exterior (CONEE).

Camacho Lara participó en el lanzamiento de un cohete en 1971, como parte de un grupo de estudiantes de la Facultad de Ciencias en la UNAM que motivados por un profesor, realizaron el lanzamiento de un artefacto de 2,6 metros que llegó a una altura de 8 kilómetros.

La CONEE realizó, entre 1962 y 1975, tres lanzamientos de cohetes:  Tototl (1962) de combustible sólido, que alcanzó una altura de 22 km; un lustro después se lanzó Mitl que alcanzó una altura de 50 km y finalmente, en 1975 Mitl 2 alcanzó una altura de120 km.

Estos lanzamientos se efectuaron desde un camión-rampa en el municipio de Cuajinicuiiapa, Guerrero, donde en los años 70 se comenzó la construcción de una base de lanzamiento de cohetes.

“Después, la historia de las actividades espaciales en México ha sido más bien accidentada ya que en 1977 la CONEE fue disuelta. Una década después, en 1987 se creó el Instituto Mexicano de Comunicaciones (IMC) que impulsó las actividades espaciales, específicamente el proyecto SATEX que consistió en y que al ser transformado en la Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL) — hoy IFETEL— detuvo estas actividades.

A inicios de la década de 1990, la UNAM creó el Programa Universitario de Investigación y Desarrollo Espacial (PUIDE) que lamentablemente cerró en 1997.

Agencia Espacial Mexicana; posgrado e investigación

 

Fue hasta 2010 que se crea la Agencia Espacial Mexicana como la instancia encargada de proponer, coordinar y fomentar las actividades espaciales en México.

“Debido al accidentado desarrollo de la ciencia y tecnología del espacio en México, existe un rezago considerable con respecto al desarrollo alcanzado por países como Brasil, Argentina, Corea del Sur, India y China”.

“En agosto de 2014 inició la maestría en Ciencias en la Especialidad de Ciencia y Tecnología del Espacio —única en el país— en el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE); cuenta con la infraestructura física y humana  necesaria para implementar un programa de ciencia y tecnología del espacio de calidad”.

Este posgrado se basa en investigación y docencia en Astrofísica, Óptica, Electrónica, y Ciencias Computacionales e instrumentación.

El plan de estudios de la maestría contempla cuatro áreas principales: Ambiente Espacial e Interplanetario (Clima espacial, NEOs), observación de la Tierra, Sistemas de Posicionamiento, Navegación y Tiempo, Diseño y Construcción de Sistemas Satelitales.

“La investigación y desarrollo espacial en México, se realizad desde disciplinas como la Astronomía, Astrofísica, Geofísica, Astrobiología, lo que permite obtener amplia información de la observación de la Tierra, útil  en temas como desastres naturales, comunicaciones espaciales, oceanografía vía satélite (física, biológica), meteorología y climatología vía satélite, estudios geológicos y geofísicos del medio ambiente y recursos naturales”.

Para Camacho Lara resulta relevante que el país desarrolle tecnología y prepare recursos humanos en diversas áreas del conocimiento que promueva la constitución de grupos de investigación multidisciplinarios capaces de manipular los datos obtenidos por los satélites y crear con ello aplicaciones útiles al desarrollo del país, no sólo en términos económicos sino también del cuidado de los recursos naturales, la prevención de desastres, la actuación eficaz en casos de emergencia y de seguridad nacional.

 

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