La política de ciencia y tecnología (cyt) en México en mayor proporción obedece al ámbito federal; su historia no reciente proviene desde el Plan Indicativo de 1976. Esta trayectoria ha marcado y limitado el margen de maniobra de los gobiernos estatales en la formulación, implantación y acceso a recursos para cyt, la política estatal, en ese sentido, también ha tenido diferentes aristas a lo largo del tiempo. Por otro lado, esta política ha tenido vaivenes, con la aparición de los Sistemas de Investigación Regionales (SIR Ignacio Zaragoza en el caso de Puebla) generados en los años noventa se vivió una dinámica en la que la participación de los investigadores universitarios era importante en la dirección de los recursos y ejercicios de estos, teniendo un matiz más regional (y no sólo estatal), sin embargo, esto duró solo una década.
En cuanto al estado actual, de la gama de fondos existentes (fondos sectoriales, institucionales, de estímulos a la innovación y mixtos) solo los fondos mixtos (Fomix) son los que quedarían sujetos a decisiones estatales y con una perspectiva más local. Actualmente, existen 35 Fomix, para el caso de Puebla existen dos específicamente el del Municipio y el del Estado, siendo de las pocas entidades que cuentan con dos fondos constituidos. Al respecto, cabría revisar la tendencia de ambos fondos en cuanto a proyectos financiados, beneficiarios y tendencias.
Al respecto el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) ha reportado (y subrayado) que la tendencia de financiamiento es a reducir el número de proyectos financiados, pero con mayor monto por proyecto (según Conacyt, proyectos de mayor impacto). Por ejemplo, a nivel nacional en el año 2002 se aprobaron 323 proyectos con un monto total de apoyo de 172 millones de pesos, para el año 2009 (año con mayor número de apoyos y monto de financiamiento) se apoyaron 741 proyectos, siendo el monto total de apoyo 1,351 millones de pesos. Sin embargo, a partir de ese año, el número de proyectos y montos ha ido a la baja, para 2017, sólo 46 proyectos fueron aprobados, con 933 millones de pesos.
Para el caso de Puebla, en 2009 el número de proyectos financiados fue de 12, accediendo a un total de 25 millones de pesos (todos los beneficiarios eran universidades). Sin embargo, de ese año a la fecha el número de proyectos se redujo sustancialmente, tanto de Fomix estatal como municipal (cuadro 1). Para el año 2012, solo un proyecto fue financiado con 8.5 millones de pesos. De ese año a la fecha, sólo 2014 no se otorgó recurso. Cabe destacar de los datos mostrados en el cuadro 1 lo siguiente:
- En 2012 el proyecto beneficiado está sustentado más en el funcionamiento de capacitación de los trabajadores del ayuntamiento de Puebla, más que en un beneficio directo a la sociedad, y sobre todo que se identifique como un desarrollo de cyt. Es más bien una necesidad administrativa.
- En año 2013 se otorgó un monto de 200 millones, sólo para un proyecto donde el beneficiario es la empresa Audi. Monto que supera todos los fondos en su conjunto de Fomix en la entidad.
- En 2015 se otorgó un recurso para el desarrollo de una plataforma de inteligencia de mercados, donde el usuario es la Secretaría de Turismo. Lo que no es claro la relación del usuario, el cual podría ser Secretaría de Economía.
- Para 2016 y 2017 se apoya el mismo proyecto, Centro impulsor de creatividad y talentos poblanos, el cual se instalaría en la colonia Romero Vargas de la ciudad de Puebla. La demanda específica que atiende es la generación de un software que detecte talentos en zonas vulnerables, lo que realmente se podría catalogar como un software de gestión de recursos humanos.
Lo que se vislumbra alrededor de dichos puntos en principio es un favoritismo a empresas y sectores, como el caso de Audi (sector automotriz), la cual tiene un acceso preferencial para acceder a recursos específicos de cyt, ante eso cabría preguntarse y basándose en la historia industrial de Puebla: ¿cuáles han sido los desarrollos tecnológicos distintos que ha producido Volkswagen en Puebla generado derramas tecnológicas? Esto cabría preguntarse para el caso de Audi ¿qué no le es suficiente la generación de ingenierías, carreras técnicas de las diferentes universidades de Puebla para satisfacer la mano de obra requerida para la producción cada vez más automatizada de la automotriz?
Por otro lado, existe cierta discrecionalidad en la dirección de los fondos; el municipio ha decido invertir en un sistema de telepresencia para trabajadores del municipio, sin un contenido de desarrollo de productos y una línea directa que beneficie a la sociedad (es para el uso de los trabajadores no de los ciudadanos). Por último, no es evidente que los fondos tengan objetivos de desarrollos tecnológicos nuevos y de beneficio directo para la sociedad. Considerando estos elementos se propone:
- No concentrar los recursos de cyt en pocas empresas, y empresas transnacionales;
- Los fondos tendrían que estar focalizados en la generación de cyt y no en vender servicios como al parecer sucede con los proyectos de telepresencia;
- La dirección de los fondos también debería tener cierto aval de las universidades de la entidad, recuperar la experiencia de los sistemas de investigación regional podría ser fructífero;
- Por último, la solución de problemas tecnológicos debería estar más vinculada a problemáticas sociales, y que se generen mecanismos en donde el mercado no sea el único puente para resolverlos.
Por último, un evento reciente puede ser detonante en la dirección de la política de cyt de la entidad: la Agenda de prioridades en educación superior, ciencia, tecnología e innovación para el estado de Puebla, firmada por las universidades más importantes del estado, subraya que las universidades del estado deben enfocarse en la comercialización de la cyt. En dicha agenda se omite el papel de la universidad como una institución que coadyuve a la solución de problemas sociales mediante la tecnología, mediante mecanismos que no sean el mercado.