Nuestra propuesta es contribuir en la creación de una economía solidaria en el estado de Puebla integrando la participación ciudadana de forma libre y autogestiva y con un gobierno responsable y sin acciones clientelistas y manipuladoras. Para ello consideramos cinco aspectos muy importantes: la educación, el trabajo, la participación ciudadana, la sustentabilidad y el financiamiento solidario.
Partimos del diagnóstico de la situación de empobrecimiento que caracteriza a Puebla durante los últimos 10 años, a partir de la crisis mundial iniciada en 2008 y que ha impactado de manera muy importante a México y a Puebla en particular.
Junto a lo anterior, encontramos acciones de políticas públicas que si bien formalmente consideran cambios para un mayor bienestar de la sociedad, en la práctica han resultado en elementos que imponen la continuidad del control por parte de los grupos de poder, económicos, políticos y sociales.
En el espacio de la educación, nuestra propuesta es cambiar el modelo educativo desde preescolar hasta posgrados, de modo que niños, adolescentes, jóvenes y adultos cuenten con las herramientas para ver la vida desde la solidaridad y no desde la competencia, el individualismo y el emprendedurismo que caracterizan al actual modelo educativo. Para ello proponemos en concreto articularnos a la Campaña por un Curriculum Global de Economía Social Solidaria, que ya tiene varios años de haberse iniciado y que está en proceso de consolidación en América, Europa, Africa y Asia.
Lo anterior en un contexto en el que si bien se han hecho cambios importantes en el marco de la reforma educativa iniciada en el año 2013, los mismos apuntan al control por parte del gobierno de los espacios escolares, quitando capacidad (o limitándola) de intervención por parte de los docentes y padres de familia. Por ejemplo, los programas de convivencia escolar para las escuelas secundarias, si bien están diseñados desde una metodología de inteligencia emocional, no han logrado los objetivos planteados, pues aunque en algunas escuelas secundarias se ha disminuido la violencia, la reprobación y deserción escolar, siguen presentes hechos que apuntan a la desigualdad, el empobrecimiento y un clima de poca convivencia solidaria entre las familias, los docentes y los propios estudiantes, y a seguir el modelo de competencias para la productividad y no para una vida más digna.
Un aspecto más vinculado con una nueva forma de concebir y practicar la educación tiene que ver con el respeto y reconocimiento de los saberes ancestrales, de la escucha atenta a como las personas quieren ser educadas y que todas y todos tengan acceso a una buena educación en ambientes en los que se sientan bienvenidos con base en dinámicas de solidaridad y confianza entre todos los participantes.
Asimismo, generar espacios de convivencia entre los diferentes niveles escolares y con las familias y comunidades, promoviendo incubadoras universitarias de economía solidaria, orientadas a crear nuevas formas de organización social y no el mero aprovechamiento de recursos públicos o privados. En síntesis redefinir la educación desde la solidaridad.
En el terreno laboral se observa un proceso de creciente precarización en las condiciones de trabajo, de hombres y mujeres, así como una falta de empleo digno cada vez más evidente. En este caso, nuestra propuesta es generar las condiciones para la creación de un nuevo ambiente de trabajo solidario. ¿En qué consiste esto? Que, como señala Luis Razeto Migliaro, se apoye no en el concepto del llamado “capital social” que usan las empresas para mejorar su competitividad y posicionamiento en el mercado, sino en acciones como el compañerismo, compartir, colaborar, cohesión, coherencia, comunidad, cogestión, cooperación, y la conciencia social. En otras palabras que se fomente un trabajo en el que cada persona se sienta tratada con respeto, y se promueva la solidaridad entre todos. En economía solidaria el factor C nace del corazón y en las empresas capitalistas como marketing para posicionarse en el mercado. Para el capitalismo, el factor C se traduce como “capital social”, muy distinto a la economía solidaria que proponemos.
Consejo Ciudadano organizado desde las bases sociales, sin partido político que los domine y con capacidad de autogestión y redes sociales. De hecho ya se cuenta con la tecnología para formar nodos articuladores de todos los ciudadanos, habría que promover que estos sean reconocidos y visibilizados como una forma de fraternidad y no de falta de respeto.
A partir del involucramiento de todas y todos identificar los ejes de la comunidad poblana y sus vínculos con otras regiones del país con una mirada de apoyo y fraternidad.
Generar confianza como base de la cohesión y el compromiso social, como bases para la liberación de las injusticias, la privación de derechos y la coerción a la toma de decisiones ciudadanas, a pesar de que la gente común y corriente es la dueña del problema.
La conformación de redes sociales solidarias es la forma que proponemos para una participación ciudadana libre de la manipulación política y clientelar a la que estamos acostumbrados y sometidos.
Otro espacio de nuestra propuesta es el de la sustentabilidad, lo cual implica dos cuestiones básicas. Por una parte, el freno al deterioro ambiental ocasionado por la urbanización acelerada, y por la otra la escucha atenta a las comunidades, citadinas y rurales, que han sido excluidas del conocimiento y la educación. Asimismo, generar las condiciones para que los movimientos sociales que desde hace años han estado luchando por la defensa del agua y del territorio en el estado de Puebla, sean no sólo reconocidos, sino incluidos en la elaboración de un Plan Estatal de Solidaridad.
Lo anterior implica no al clientelismo político, ni a la cooperación interesada. En este ámbito proponemos la promoción y consolidación del turismo ecológico, de modo que tanto los habitantes de los lugares visitados como los turistas sean conscientes y respetuosos del medio ambiente, que se capacite a los habitantes de esos lugares para que promueven turismo ecológico y que no se vean expropiados de sus territorios por empresas capitalistas del país y de otros lugares del mundo.
Nuestra propuesta es no ser cómplices del sistema asistencialista, depredador, explotador en el que nos hayamos inmersos, sino generar las condiciones para la liberación y la economía solidaria, formando acuerdos con otras regiones y países en donde ya se están llevando a la práctica este tipo de acciones como en el caso de Colombia.
Finalmente, aunque no menos importante, está el tema del financiamiento de la economía solidaria. Una propuesta es fomentar el aprendizaje y la práctica de la banca ética, que sirva para financiar la vida y no la muerte ocasionada por la acumulación concentrada de recursos. Vinculada con la propuesta educativa solidaria, incluir en las escuelas primarias temas de crédito solidario, de modo que desde la infancia los niños adquieran conciencia de que otro mundo es posible.
No al endeudamiento público, sino al financiamiento ético.
La creación de la banca ética se hará no dependiente del gobierno, ni de los bancos privados que operan con la lógica de la ganancia para la acumulación de capital, sino con capacidad de autogestión, recursos propios, administración democrática de los bienes y servicios ofrecidos, que ofrezcan créditos para la vida a todas las personas, incluyendo a los adultos mayores, discapacitados, comunidades indígenas.
De hecho ya se tienen propuestas de Banca Ética en Puebla por parte de organizaciones como Caja DEPAC Poblana y Caja Popular Mexicana, habría que establecer los mecanismos para que estos proyectos se vean apoyados y funcionen en forma coherente con los principios que los crearon.