Cuando una guitarra suena, pocas veces pensamos en las increíbles manos que la diseñaron, en la ciencia que dio paso a la tecnología utilizada en ella, y en su historia. Pero cuando esa misma guitarra depende de una sola cuerda y una mano, un dedo; es una verdadera locura; esto hasta que se sea explicado por la ciencia… Seguramente el lector, ya para este momento ha fruncido el seño y quizá hasta ha parado la trompita, como decimos de manera coloquial, pues sí, les estamos hablando de El Profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica, escrito por Juan Villoro, una obra que nadie se puede perder, así que si no las han leído es el momento de sentarse a disfrutar de una aventura inolvidable. Pero por qué hablamos del Profesor Zíper, sencillo; en esta gran obra el autor nos narra la increíble manera en el que Ricky Collote tocaba esa guitarra ya que el científico diseñó una cuerda que le permitiría tocar como los verdaderos ángeles y es que el objetivo de utilizar esta analogía es para hablar un poco sobre la importancia de la ciencia para la vida. Actualmente en México se libran muchas batallas, si, así como en la obra de Villoro, Zíper vs Cremallerus, en ocasiones los avances científicos nos llenan de alegría ya que estos dan paso a innovaciones tecnológicas que prometen resolver una gran parte de los problemas de la humanidad, algunos lo logran otros no, y no por que no sean buenos o simplemente han caído en las manos equivocadas, ejemplos, los organismos genéticamente modificados o los plásticos, detengámonos un momento… Los plásticos tienen una historia de más o menos 100 años, pero para entrar en materia solo citaremos un pasaje de la historia de los plásticos, en 1907 Leo Baekeland, un químico Belga-americano, creó la baquelita el primer plástico fabricado verdaderamente en serie y de ahí para el real, como dirían por ahí, y es que al parecer hasta el momento a los plásticos ¡no hay quien los detenga! Hoy en varias partes del mundo si no es que en todo el planeta existe un verdadero problema con los plásticos, ya que su larga vida les han permitido, por decirlo de alguna manera, colonizar hasta los lugares más recónditos, hoy hay plásticos flotando en los mares, los hay depositados en las montañas más altas y hasta en las profundidades de ríos, lagos, lagunas y sí, en los más profundo de los océanos; hoy en día los científicos están aterrados, ya que quienes estudian a los microrganismos como el plancton y el zooplancton se han dado cuenta que existen algunos que se están alimentando de microplásticos, y esto por hablar de los más pequeños e importantes para la vida en el planeta, pero también los más grandes están sucumbiendo a la forma acelerada de consumo ya que se han reportado ballenas que mueren por la ingesta de estos materiales, ya que al intentar alimentarse y filtrar el agua ingieren estos plásticos y mueren. El lector que nos sigue seguramente dirá, pero en otras ocasiones ya han hablado en esta columna sobre los plásticos y así es, y es que la verdad sí que es preocupante, tan preocupante, como el declive de los polinizadores en todo el mundo y México no es la excepción o el tema de los organismos genéticamente modificados. En ocasiones los avances científicos que prometen avances impresionantes para la humanidad llegan a manos que solo obedecen intereses económicos y son mal empleados o simplemente no visualizan las problemáticas a futuro en este caso, problemáticas ambientales, ya que son utilizados solo para el enriquecimiento de un sector o grupo de personas, sin importar los daños provocados al medio ambiente y con ellos a miles de habitantes de los lugares que impactan ambientalmente hablando; es importante recordar que el contar con un conocimiento amplio en ciencias evitará que existan malos manejos de los bienes naturales, agua, suelo, aire, flora y fauna y con lo anterior, problemas sin solución, como el de los plásticos, que al momento parece ser que no hay una solución para el daño causado, sin duda, llegaron para quedarse. Así llegamos al final de esta columna y como lo diría Juan Villoro: “Es difícil para uno enseñarles a los hijos a desconfiar” Si no lo hacemos ahora pronto no habrá vuelta atrás.
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