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Es diciembre y los cometas lo saben

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p-15En ocasiones, durante este mes, regresa el tema de la estrella de Belén. No se sabe con certeza qué fenómeno astronómico puede estar relacionado con este mito, pero uno de las posibilidades que se han explorado, es que puede tratarse de un cometa. Incluso, en muchos de los árboles de navidad y/o nacimientos, colocamos una estrella brillante con una “cola”, algo como un cometa.

El tema tiene muchos años que ha sido discutido por los astrónomos, quienes han tratado de contestarlo, sin embargo, no es tan sencillo. Hay problemas con los registros, la traducción, las fechas y, desde luego, la interpretación. El mejor estudio que conozco lo publicó el profesor David W. Hughes en 1976 y agota todas las opciones:

Se pueden excluir fenómenos cortos como los bólidos de fuego o estrellas fugaces muy brillantes, solamente debido a la duración del evento astronómico que queremos explicar, y que debió durar el tiempo del viaje de los Magos.

El planeta Venus podría ser “la estrella”, cumple con algunas condiciones observacionales, por ejemplo, en la latitud de Belén, está lo suficientemente alto y en ocasiones es hasta 15 veces más brillante que la estrella más brillante en el cielo. Sin embargo, se descarta ya que los Reyes Magos debieron ser observadores expertos del cielo.

Dos o más planetas brillantes muy juntos en el cielo, lo que se llama Conjunción, podrían proporcionar las características de la Estrella de Belén. En una conjunción triple o grande, que ocurre aproximadamente cada 120 años, suceden tres conjunciones sucesivas entre Júpiter y Saturno en un periodo de aproximadamente unos seis meses, una similar habría ocurrido en el año 7 a.C.

Poniendo otras restricciones, solo se han encontrado seis conjunciones observables durante la noche desde el Medio Oriente. Ninguna ocurrió entre los años 12 a.C. y 3 a.C. Hubo otras dos conjunciones entre Venus y Júpiter, los planetas más brillantes, pero que sucedieron después de la muerte Herodes.

La conclusión del profesor Hughes en su artículo, era que, astronómicamente, pero con algunas extrapolaciones de los evangelios, la triple conjunción en al año 7 a.C., sería la mejor opción para explicar la Estrella de Belén. Esto tenía la “ligera” implicación que Cristo habría nacido cerca de octubre de ese año y no el 25 de diciembre, sin embargo, esta última fecha se estableció hasta el año 336 d.C.

Ahora bien, la estrella bien puede ser una cuestión simbólica, algo necesario para validar al mesías, ya que, al parecer, en esa época, muchos reyes respaldaban su poder en manifestaciones celestes, mientras otros eran visitados por magos y personajes importantes, pero este no es ahora nuestro tema.

Como mencionamos, los cometas parecían buenos candidatos, incluso el Giotto incluyó uno en su pintura La Adoración de los Magos. Sin embargo, las fechas de aparición de los cometas no concuerdan mucho con las de la Estrella de Belén.

En uno de los catálogos más completos de cometas, que cubre del año 611 a.C. al 1640, el cometa Halley aparece listado como el No. 51, pero las fechas lo colocan demasiado pronto, mientras que el No. 54 en la lista, aparece en el año 13 d.C., resultando demasiado tarde. Sucede lo mismo con el No. 52, que apareció en marzo, en el año 5 a.C., en la constelación de Capricornio y duró 70 días y el No. 53, que apareció en abril del 4 a.C. en la constelación del Aquila, pero que posiblemente fue una nova, ya que los chinos lo registraron como un “cometa sin cola”.

Entonces, a pesar de su espectacular apariencia, los cometas han sido también desechados como opción, pero eso no impide que los admiremos y menos cuando en este mes tendremos a uno de visita.

 

46P / Wirtanen

 

Como ya hemos mencionado en otros textos de este mismo suplemento, la nomenclatura actual de los cometas se usó a partir de 1995, cuando la Unión Astronómica Internacional propuso un nuevo sistema para la designación de los cometas que nos brinda mucha más información sobre sus características. Por ejemplo, la P en el nombre de este cometa nos dice que es periódico y Wirtanen es el apellido de su descubridor.

Fue el 15 de enero de 1948 cuando Carl Alvar Wirtanen, del Observatorio Lick en California, identificó a este cometa en una placa fotográfica. El período orbital inicial determinado por los astrónomos era de aproximadamente 6,7 años. Sin embargo, los pasos cerca de Júpiter, en abril de 1972 y en febrero de 1984, acortaron su período orbital de 6.7 a 5.5 años.

Este próximo 16 de diciembre la distancia mínima entre 46P y la Tierra será de 11,586,350 kilómetros. Esto sucederá sólo un poco menos de cuatro días después de que el cometa haya alcanzado su perihelio.

 

¿Dónde estará en el cielo?

 

En el mapa podemos ver la trayectoria que seguirá el cometa en diciembre. En la noche del 15 se encontrará entre las Híades y las Pléyades, dos cúmulos abiertos fácilmente identificables. Una semana después, en las noches del 22 y 23, pasará a unos pocos grados al sur y al este de Capella.

Varias predicciones, o modelos, indican que el brillo de 46P alcanzará magnitud 3 a mediados de diciembre. También se espera que la coma del 46P se expanda rápidamente a principios de diciembre, alcanzando un diámetro angular aparente entre 1 ° y 1.5 °, esto es equivalente a dos o tres veces el diámetro aparente de la Luna.

Sin embargo, los expertos seguidores de cometas piden mantener bajas las expectativas, por diferentes razones. La primera es que la posibilidad de avistarlo dependerá, como en otras observaciones celestes, de las condiciones del cielo de nuestro sitio de observación. En las grandes ciudades, contaminadas lumínicamente, atrapar a este cometa será muy difícil.

Podemos agregar que conforme avanza el mes, la Luna se irá creciendo y su brillo molestará cada vez más. Habrá partes de la noche sin luna que se deben aprovechar. Aun en sitios oscuros, hasta mediados de diciembre, iluminará el cielo durante la primera parte de la noche interfiriendo de manera crucial con las observaciones.

Aún sin la Luna, en sitios oscuros puede ser también difícil encontrar al cometa, ya que tendrá un tamaño angular inusualmente grande y un aspecto difuso. Por lo cual, no debemos frustrarnos si el cometa no parece un objeto de tercera o cuarta magnitud, ya que, siendo un objeto extendido su luz está distribuida en un área relativamente grande, al contrario de las estrellas cuya luz está concentrada en un punto.

Otra sugerencia que hacen los observadores de cometas, es que, en un cielo oscuro, lejos de las grandes ciudades, los mejores instrumentos para ubicar el cometa son nuestros propios ojos. Mientras que, aquellos que utilicen binoculares o telescopios, podrán observar un objeto como una nube casi circular, comparable con el tamaño angular de la Luna, se notará un poco más brillante y más condensada cerca del centro.

Lo cierto es que con o sin telescopios, con cielos brillantes u oscuros, valdrá la pena voltear a mirar el cielo.

 

Más información:

“Y al ver la estrella se regocijaron con muy grande gozo”

http://cometografia.es/046p-2018/

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