México está imbricado en los corredores migratorios entre Norteamérica y Mesoamérica que tienen como mayor polo de atracción a los Estados Unidos para canadienses, mexicanos, guatemaltecos, salvadoreños y hondureños. Adicionalmente, en la frontera norte mexicana desde el año 2016 comienzan a ser más visibles inmigraciones extrarregionales y extracontinentales que tienen como objetivo solicitar refugio en los Estados Unidos.
Dado que la política de refugio en los Estados Unidos está restringiéndose porque la administración de Donald Trump se ha propuesto reducir aproximadamente a la mitad la cantidad de refugiados admitidos por año —de 110 mil a 55 mil—, México en la práctica se está convirtiendo en el país de espera y también en país destino de una mayor cantidad de inmigrantes que en el pasado reciente. Las caravanas migrantes desde América Central hacia la frontera norte de México durante el otoño de 2018 han mostrado una mayoría de migrantes interesados en transitar por México para presentar solicitudes de refugio en los Estados Unidos y un porcentaje menor aceptan inicialmente solicitar refugio en México.
La Ley de Migración establece en su artículo 2 que la política migratoria del Estado mexicano debe sustentarse en el principio de congruencia de los derechos que demanda para sus connacionales en el exterior. Esto es aún más relevante en un contexto en que México presenta cambios importantes en sus flujos migratorios internacionales de emigración e inmigración.1
Disminuye la emigración y aumenta la inmigración
Mientras desde la década de 1970 la emigración internacional mexicana creció de manera sostenida y el país se consolidó como un país expulsor de emigrantes, a partir de la crisis económica estadunidense y global de 2008, la emigración no repunta a la par de la recuperación económica. En los años anteriores, esta emigración estaba estrechamente ligada a los ciclos económicos en los Estados Unidos asociada a la demanda de trabajos en el vecino país.
El endurecimiento de la política migratoria estadunidense, la política sostenida de deportaciones así como el agotamiento del “bono demográfico” mexicano tendrían incidencia en la disminución de la emigración. El año 2010 presentó una caída de la mitad del flujo migratorio de mexicanos procedente del sur que se dirigía hacia los Estados Unidos en los datos de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte de México (EMIF-Norte) respecto a los 855 mil que registró en 2007. A partir de entonces disminuyó y registra menos de 100 mil desde el año 2015.2
En paralelo a la reducción de la emigración tradicional de cruce en frontera norte, las deportaciones desde los Estados Unidos superaron al millón de migrantes (mayoritariamente mexicanos) entre 2003 y 2008 cuando a partir de ese año va disminuyendo el flujo migratorio y se reducen a casi la mitad como lo reporta el Departamento de Seguridad de la Patria de los Estados Unidos (DHS por sus siglas en inglés).3 Mientras en México, el Instituto Nacional de Migración registra que la mayor cantidad de repatriados desde los Estados Unidos en ese periodo ocurrió en 2009 con una cifra de 601 mil y a partir de ese año disminuye a 200 mil anuales entre 2014 y 2016. Técnicamente se estaban deportando-repatriando más de los que intentaban cruzar a los Estados Unidos.4
La disminución a partir de 2008 de los flujos de migración tradicional mexicana hacia los Estados Unidos y los datos de deportación y retorno generaron el debate entre los especialistas demógrafos sobre la “migración cero” o el “saldo migratorio cero o menos de cero”5, es decir, que por primera vez en décadas México registraría más inmigración que su emigración tradicional. Se terminó el periodo de emigración acelerada que por tres décadas se había mantenido entre México y los Estados Unidos aunque Alejandro Canales y Sofía Meza demuestran con datos del US Census Bureau que la cantidad de mexicanos repunta desde 2014 mientras que con datos de INEGI exponen que el mayor periodo de retorno de migrantes mexicanos se registra entre 2004 y 2014 cuando posteriormente disminuye. Por ello, apuntan la necesidad estructural que mantienen los Estados Unidos de mano de obra inmigrante latina en nichos laborales específicos para la producción, la construcción y reproducción social. Así proponen que el saldo migratorio seguirá siendo negativo para México y positivo para los Estados Unidos.6
Saldos migratorios, tránsito y presión migratoria
El debate sobre el futuro del saldo migratorio mexicano, si será positivo o negativo, puede ampliarse a partir de observar un panorama general de los flujos migratorios internacionales en México que nos indica cómo se está situando geopolíticamente en los corredores migratorios entre Norteamérica y Mesoamérica.
Si bien México mantiene sus flujos de emigración integrados hacia Estados Unidos y Canadá a partir de que la formación de un sistema migratorio regional segmentado y selectivo en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte desde 1994 hasta la fecha, la condición de país de tránsito de migrantes guatemaltecos, salvadoreños y hondureños con Estados Unidos como polo de atracción y de destino para estos migrantes se consolida debido a la población emigrada de estos países que ya radica en los Estados Unidos.
Estos países comparten con México que más de 80 por ciento de sus emigrados viven en Estados Unidos y además, existen corredores migratorios bilaterales entre los países vecinos: Guatemala-México, El Salvador-Guatemala y Honduras-El Salvador. Guatemala, Honduras y El Salvador tienen una alta dependencia de las remesas. Honduras tiene mayor dependencia ya que estos ingresos representan 18 por ciento del PIB, para El Salvador representan 17.1 por ciento y para Guatemala el 10.9 por ciento.7
Desde la década de 1990 en México se tiene un registro relevante del flujo en tránsito de centroamericanos hacia los Estados Unidos. En 1995, transitaban aproximadamente 184 mil centroamericanos, en 2005 se registró el máximo histórico anual con 418 mil mientras entre los años 2014 y 2015, la cifra anual fue en promedio 384 mil. Además, México ha mantenido una política sostenida de deportaciones de hondureños, salvadoreños y guatemaltecos. Estos principales grupos nacionales en conjunto con el resto provenientes de países de Centroamérica representan 90 por ciento de los deportados.
La propensión de la emigración especialmente desde Honduras, El Salvador, Guatemala así como desde Nicaragua es muy alta debido al contexto social, económico y político respectivamente. La proporción de jóvenes en edades entre 20 y 24 años que no estudian ni trabajan es de 30 por ciento para Guatemala y El Salvador mientras que para Honduras es del 26 por ciento.8 El porcentaje de población en condición de pobreza es de 74.3 por ciento en Honduras, 67.7 en Guatemala y 41.6 en El Salvador.9
Adicionalmente, los escenarios de cambio climático, la vulnerabilidad ante eventos ambientales extremos para Centroamérica y en específico las afectaciones de sequías en la producción de alimentos es severa para El Salvador, Honduras, regiones de Guatemala y en menor medida Nicaragua.10 En ese sentido, la presión migratoria de estos países de Centroamérica hacia el norte prospectivamente se continuará acumulando en México.
Transición migratoria, una mirada
al caso de Turquía
Turquía ha sido desde 1960 un país de origen de emigrantes hacia Europa, los destinos principales de los turcos son: Alemania, Francia y Países Bajos. Por su posición geográfica, también es un país de tránsito irregular de migrantes hacia Europa que provienen de Afganistán, Bangladesh, Iraq, Irán y Pakistán. Igualmente es país de destino de algunos migrantes europeos retirados y profesionales.11
En los años que siguieron a la crisis económica europea y mundial de 2008, se reduce la emigración internacional de turcos. Y a partir del conflicto en Siria desde 2011 y que se va intensificando hacia 2015, el número de refugiados que Turquía recibe es de 2.5 millones. Los datos de ACNUR al cierre de 2018 apuntan que el número total de refugiados sirios en Turquía alcanzó los 3.5 millones, además de ser el país de tránsito para sirios que buscaban solicitar refugio en países europeos. Por ubicarse en la entrada hacia Europa, Turquía presentó entre 2008 y 2015 una rápida transición de país de emigración a país de destino-refugio.
Reflexión final
La referencia al caso de Turquía es útil para el caso mexicano por la posición geoeconómica y geopolítica similar como puerta de entrada al país que es un importante polo de atracción para inmigrantes y refugiados (Estados Unidos) que al igual que la Unión Europea está endureciendo aún más su política migratoria y siendo más selectivo con los migrantes provenientes del sur. Siguiendo esta argumentación, México protagonizaría una transición de país de emigración a país destino-refugio.
A la par de los mercados de trabajo que juegan un papel central en la oferta y demanda de las migraciones laborales, las políticas migratorias pueden contener flujos y desviarlos pero también pueden incentivar las migraciones y gestionarlas. En ese sentido, las definiciones de política migratoria son cruciales para México y cerrar la brecha de congruencia entre lo que constantemente se demanda en defensa de los derechos de nuestros connacionales en los Estados Unidos y el trato diferenciado a los extranjeros en México. El reto es demostrar capacidad para emplear lo aprendido como país de alta emigración en el tránsito del aprendizaje hacia ser país destino-refugio.
Agradezco a Cinthya Carbajal Mancilla, estudiante de la licenciatura en Relaciones Internacionales en la BUAP su apoyo para la búsqueda de los datos estadísticos empleados en este texto.
Referencias
1 Ley de Migración, http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LMigra_120718.pdf
2 Tabulados EMIF NORTE, Serie anualizada 1995-2016. Migrantes procedentes del sur,
https://www.colef.mx/emif/resultados/tabulados/tabnte/tabulados/series_2016/PDS_Serie_95a16.xlsx
3 Department of Homeland Security. Table 39. Aliens Removed Or Returned: Fiscal Years 1892 To 2016, https://www.dhs.gov/immigration-statistics/yearbook/2016/table39
4 Secretaría de Gobernación. Repatriación de Mexicanos, Eventos de repatriación de mexicanos desde Estados Unidos, según entidad federativa y punto de recepción, 1995-2017, http://www.politicamigratoria.gob.mx/work/models/SEGOB/CEM/PDF/Estadisticas/Series_historicas/5a_ERM_EUU_PR95_17.xls
5 Passel, Jeffrey, D’Vera Cohn y Ana González-Barrera (2012), “Net Migration from
Mexico Falls to Zero-and Perhaps Less”, Pew Hispanic Center,
http://www.pewhispanic.org/2012/04/23/net-migration-from-mexico-falls-to-zero-and-perhaps-less/
6 Canales, Alejandro y Sofia Meza (2016), “Fin del colapso y nuevo escenario migratorio México-Estados Unidos”, Migración y Desarrollo, 14: 27, 65-107, http://www.redalyc.org/pdf/660/66049818003.pdf
7 Consejo Nacional de Población y El Colegio de la Frontera Norte (2017), Prontuario sobre Movilidad y Migración Internacional en la Frontera Sur de México, CONAPO-El COLEF, México, p. 23.
8 Idem, p. 17.
9 Idem, p. 20.
10 Naciones Unidas-Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (2015), Cambio Climático en Centroamérica: impactos potenciales y opciones de política pública, p. 51,
https://www.cepal.org/es/publicaciones/39149-cambio-climatico-centroamerica-impactos-potenciales-opciones-politica-publica
11 KiriSci, Kemal (2007), Turkey: A Country of Transition from Emigration to Immigration, Mediterranean Politics, 12:1, 91-97, https://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/13629390601136871