“¡Biología!”, asustados, exclamaron nuestros padres

En México, cumplir 18 años no solo significa tener mayoría de edad, también permite que a través de una credencial obtengas voz y voto, que te permitan la entrada a esos sitios que durante años tus padres te dijeron que sólo eran para adultos, entre otras cosas. Sin embargo, cumplir la mayoría de edad hace que tomes una de las decisiones más difíciles, ya que es el momento en el que debes de elegir qué harás el resto de tu vida. Es ese instante en el que debes de decidir entre tus sueños, lo que más te apasiona o lo que para tus padres creen que será lo mejor para ti, y entonces, empiezas a escuchar una serie de sugerencias: medicina —siempre es bueno tener a uno en la familia—, arquitectura —desde pequeño te gustaba jugar a construir casitas—, leyes —uno nunca sabe cuándo se va a necesitar de un buen abogado, además, dicen que ganan mucho dinero—, diseño gráfico —pues dibujas bien, ¿no?—, relaciones internacionales —puedes conocer muchos países—, economía —pues eso tiene que ver con dinero, igual y te vuelves rico—, gastronomía —ándale, así ya nos cocinas a todos—, ciencias políticas y sociales —qué tal que llegas a ser presidente y sacas de pobre a la familia—, administración de empresas —puedes llegar a tener tu propia empresa, debes saberla administrar—, comunicación —pues son los que salen en la radio y la televisión, igual y te vuelves famoso—, psicología —con tanto loco que hay, tendrías mucho trabajo—, maestro —a ti siempre te gustó jugar a la escuelita—, turismo —te la pasarías viajando—; ya que si te quieres morir de hambre, puedes estudiar física, química, matemáticas, literatura, música, antropología, artes, filosofía o biología —no sé bien qué hacen en esas carreras, aunque no te recomendaría elegir alguna de ellas, porque dicen que ahí sólo hay puro hippie-marihuano, grillero, comunista, hereje y si fuera poco, por todo quieren hacer huelga para no estudiar…

Con todo eso, este par, que mes con mes escribe esta columna, no hizo caso a las sugerencias antes mencionadas y pues, nada; elegimos a la biología para el resto de nuestras vidas.

Cuando entramos a la universidad, no teníamos idea de lo grande y complejo que pudiera resultar el estudio de los seres vivos, quizás, sólo el gusto por la naturaleza nos había llevado hasta ahí, no obstante, al paso de los años, fuimos descubriendo lo variada que era esta ciencia, también entendimos que biología no solamente era estudiar animales y plantas, también era estudiar a los hongos, a las bacterias, a los parásitos, genes, virus, células, un poco de taxonomía, moléculas, tejidos, forma y funcionamiento de cada uno de los sistemas que componen a los seres vivos, el origen y evolución de la vida en el planeta, el estudio de la vida en el pasado, la paleontología nos hizo recordar nuestra infancia y junto con ella, el gusto y pasión por los dinosaurios, también uno aprende que ecología no es reciclar o usar menos el carro; ecología es el estudio de las interacciones de los seres vivos con el medio ambiente, y lo mejor de todo es que logras entender que la biología es una ciencia integradora y que no se puede explicar sin la ayuda de la física, química o las matemáticas.

El desarrollo de la biología en México ha sido por etapas o periodos históricos, empezando por el México prehispánico, en donde resaltaban los amplios conocimientos en botánica y zoología que poseían las diferentes culturas. Sin embargo, a la llegada de los españoles a nuestro territorio representó un fuerte impacto cultural, y con ello, el estancamiento relativo del conocimiento científico durante la época virreinal. Posteriormente en el siglo XIX llegaron a México numerosos científicos extranjeros que participaron en el desarrollo de la biología, uno de ellos fue Alexander von Humboldt, quien realizó numerosos estudios sobre la flora y fauna de nuestro país, así como los franceses Dugès (Alfredo y Eugene) quienes destacaron por sus estudios en zoología mexicana.

El siglo XX daría origen a científicos destacados en diversas ramas de esta ciencia, uno de ellos fue el mexicano Alfonso L. Herrera, quien escribió Nociones de Biología, convirtiéndose en el primer libro de texto de biología en el país.

Entre esto y otras cosas más, permitieron que al paso de los años se empezaran a fundar sitios dedicados al estudio de los seres vivos, así como el aumento de instituciones educativas en las que se imparte la licenciatura en Biología, de donde año con año egresan un sinfín de biólogos comprometidos.

Hoy más que nunca y ante las problemáticas ambientales a las que nos enfrentamos día a día, la biología ha retomado fuerzas y poco a poco ha dejado de ser esa carrera en la que te puedas morir de hambre.

Finalmente, aprovechamos este espacio para mandar una felicitación un poco atrasada a todos los biólogos mexicanos en su día (25 de enero), y como dijera uno de los grandes biólogos de nuestro país, el maestro Juan Luis Cifuentes Lemus: “Biólogo no es solo el que estudia biología, sino todo aquel que ama la vida”.

FB: Tras las huellas

@helaheloderma

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