La noche y los elementos químicos

p07Fragmentos del libro Alunizaje, de José Franco con variaciones estéticas de Lucía Hinojosa, Editorial Turner (2019)

 

  1. Siempre he pensado que estamos encadenados a la obsesión de imaginar lo desconocido y que el acto mismo de imaginar es lo que nos hace humanos. Por eso la noche nos atrae y es una ventana a la especulación, a lo desconocido y a nosotros mismos. El esplendor de las noches con Luna es material favorito de filósofos y artistas. Estamos inundados de símbolos y metáforas generados por el entusiasmo que causa y constantemente tropezamos con las imágenes, los colores y los acordes de la Luna. La noche y la Luna forman un binomio que rebasa el dominio de la astronomía; representa un magnífico mirador para asomarnos al arte, la filosofía, la teología y la historia.

 

  1. La palabra Luna es el nombre en latín de la diosa romana de la noche, quien de acuerdo con la mitología simboliza al complemento femenino del Sol y se mueve en su carruaje por el cielo nocturno. En su grandiosa recopilación histórica de mitos, símbolos y leyendas sobre la Luna, Jules Cashford nos dice: “Las palabras son poemas fosilizados, o relatos que ya no se cuentan”. Nosotros hemos heredado el nombre romano cuyo significado es “la luminosa”, un vocablo derivado de la palabra lux (luz).

 

  1. Las fases lunares son los relojes que nos han acompañado a lo largo de toda la historia y definen de manera natural la duración de las semanas y los meses. Más aun, la coincidencia temporal del ciclo lunar con los periodos menstruales ha dado pie a que varias culturas consideren que la fertilidad humana está regida por la Luna. También encontramos ramificaciones de la fertilidad hacia otros ámbitos de la naturaleza y se le ha asociado con la humedad del rocío, la lluvia y la abundancia que nos brinda la tierra.

 

  1. En las culturas originarias de Mesoamérica, los ciclos cósmicos fueron establecidos en una amplia variedad de códices, calendarios, rituales, tradiciones e incluso representados en la arquitectura. Estos ciclos conforman un eje integrador de sus cosmovisiones, creando puentes entre el pasado y el futuro, vinculando la mecánica celeste con los dioses y los hombres; entretejiendo lo sagrado con el poder terrenal.

 

  1. Pero el siglo xx fue transformador, inició con preguntas, retos, revoluciones y desarrollos extraordinarios. Se vivieron cambios notables en la cultura; se celebró por primera vez el Día Internacional de la Mujer, emergieron nuevas formas en pintura, música y literatura, se popularizaron la fotografía, el cine y el automóvil e iniciaron los desarrollos de la aviación.

 

  1. Las ciencias también se encontraban en plena ebullición y la física desplegó nuevas descripciones del mundo cuando entraron en escena la mecánica relativista y la física cuántica, las cuales hicieron visibles detalles casi inverosímiles del micro y el macrocosmos. Sus desarrollos nos permitieron entender el mundo de una forma completamente nueva, mostrándonos que la materia y la energía, al igual que las partículas y las ondas, son dos manifestaciones diferentes de una misma cosa. Asimismo, en el lado de las grandes escalas del Universo, el tiempo y el espacio se enlazaron a través de la velocidad de la luz, revelándonos la intrigante geometría de un cosmos estructurado en cuatro dimensiones. A partir de ese momento, nuestra percepción y entendimiento de la naturaleza cambió radicalmente, abriendo nuevos horizontes para la ciencia y la tecnología.

 

  1. Esto ha permitido avanzar no solo en el territorio de la física, sino en muchas ramas de la ciencia y la tecnología. De manera particular, la cosmología, el estudio del origen del Universo, se ha convertido en un campo vigoroso para entender el guión de la película en la cual vivimos. Ha dado forma a la teoría de la Gran Explosión, el símbolo contemporáneo de la Creación. Los nuevos telescopios nos permiten ver detalles de las galaxias más lejanas, acercándonos a los confines del Universo.

 

  1. Las estrellas que iluminan el Universo son como nuestro Sol y su energía viene de reacciones termonucleares que ocurren en sus zonas centrales. Las estrellas más calientes y brillantes son las que tienen las masas mayores y las que generan, desde que nacen hasta que mueren, las mayores cantidades de energía. Pero como todo en este mundo, el derroche de energía tiene sus consecuencias y sus vidas son muy cortas, de tan solo unos cuantos millones de años. Al final de su existencia, al agotar su combustible nuclear, mueren con gran pompa mediante una explosión conocida como supernova.

 

  1. Las estrellas más pequeñas son más frías y mucho menos brillantes, consumen su energía lentamente y tienen vidas más largas, de miles de millones de años. A diferencia del final explosivo de sus hermanas mayores, terminan sus días lanzando suavemente sus capas externas, las cuales se expanden y forman una bellísima nebulosa que se difunde de forma gradual en el espacio interestelar.

 

  1. El historial químico de Universo está íntimamente ligado a la formación estelar y, aunque suene increíble, no siempre han existido todos los elementos químicos de la tabla periódica. Si nos remontamos al principio de los tiempos, a unos cuantos minutos después de ocurrida la Gran Explosión, toda la materia del Universo era una bola de gas, más densa y más caliente de lo que conocemos y podemos imaginar, pero su composición química era muy simple; solo contenía partículas de hidrógeno (90 por ciento) y helio (10 por ciento), con una pequeña traza de litio.

 

  1. El gas primigenio se expandió y enfrió a medida que pasó el tiempo, permitiendo que se formaran galaxias con miles de millones de estrellas, lo que a su vez provocó que poco a poco se alterara la composición química. Las responsables del cambio fueron las estrellas, las cuales, mediante una serie de reacciones nucleares llamadas nucleosíntesis estelar, “cocinan” en su interior a casi todos los demás elementos químicos. Los ingredientes que surgen de este proceso se van almacenando alrededor del núcleo estelar para luego ser expulsados al medio circundante a través de vientos y explosiones, contaminando las áreas que rodean a las estrellas y enriqueciéndolas con los materiales recién procesados.

 

  1. Los elementos más pesados que el hierro se originan en los eventos más violentos que conocemos: las explosiones estelares llamadas supernovas y las recientemente descubiertas kilonovas —la fusión explosiva de dos estrellas de neutrones. De hecho, el hierro formado en el interior de las estrellas más grandes es liberado al exterior durante estas explosiones. Así, podemos decir que los verdaderos y únicos alquimistas del Universo son las estrellas. Gracias a ellas, nuestra Tierra ha sido dotada del carbono, nitrógeno y oxígeno indispensables para todos los seres vivos.

 

  1. Es un lugar común decir que somos polvo de estrellas, pero aunque sea trillado resulta realmente sorprendente tener conciencia de que los átomos que circulan en nuestro cuerpo se procesaron en el interior de una o varias estrellas, y el hierro de nuestra sangre ha pasado por la explosión de alguna supernova. No sabemos cuáles ni cuántas estrellas y supernovas están en nuestro árbol genealógico, pero en definitiva somos parte de ellas.

 

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