¡Una aventura acuática!

· Ilustración: Diego Tomasini “El Dibrujo”

· Ilustración: Diego Tomasini “El Dibrujo”

Hace algún tiempo en nuestra página de Facebook publicamos con ayuda de nuestro hermano Diego Tomasini, ilustrador de esta columna, una serie de aventuras tituladas “Fallos de Campo”, lo anterior con ayuda de muchos amigos que nos compartieron sus historias; en verdad que fue muy divertido leer y rememorar todas esas anécdotas; las historias de cualquier persona de ciencia que se dedique a muestrear en campo sin duda están plagadas de aprendizajes y mucha diversión. En esta ocasión les compartiremos el que quizá no será un Fallo de Campo sino una aventura de lo más enriquecedora. Apenas hace unos años, como 12, “Tras las huellas de la naturaleza” nació con el objetivo de divulgar ciencia y con la intención de despertar vocaciones científicas, sin imaginar que algún día conoceríamos a gente apasionada por la biología y que hace tiempo escuchaban el programa, que dicho sea de paso se trasmite todos los domingos de 9 a 10 horas por la estación universitaria Radio BUAP 96.9 de FM; y bueno, sin más; hoy nos es grato presentar un escrito de Oscar Lozano, gran amigo, que nos compartió su pasión por la biología y por algunos organismos que en ocasiones poco vemos, ellos son los macroinvertebrados.

Mi #FallodeCampo o mi aventura acuática se desarrolla en un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme; ya que una vez me perdí, recuerdo que era el tercer muestreo para el que sería mi trabajo de tesis para licenciatura; la vegetación densa y no recuerdo si el jagüey estaba perdido o yo era el perdido, el punto es que yo no lo encontraba, como era de esperarse él nunca se movió de su sitio, pues todo buen conocedor sabe que los jagüeyes no se mueven; al encontrarlo me sentí en calma, caminé a su encuentro, me abrazó como sólo un jagüey sabe hacerlo, con el fango a medio metro sujetando mis piernas y el agua hasta el cuello, no me quedó de otra más que guardar la calma y esperar a que mi director de tesis regresara y con todo su conocimiento aliviara mi susto y me rescatara de aquel cuerpo de agua, desde entonces nos volvimos buenos amigos, tanto así que hasta me develó los secretos más importantes de los macroinvertebrados, los cuales son una verdadera aventura acuática.  Esperando abracen esta aventura, les contaré un poco de lo que sé. Los macroinvertebrados como indicadores de calidad del agua. Algunos indicadores biológicos, para el análisis de calidad del agua, son de gran importancia, como es el caso de los macroinvertebrados, ya que éstos presentan ventajas respecto a otros componentes de la biota acuática, como las bacterias o algunas algas. De estos encontramos muchos dentro de los jaguayes. Por otro lado, dan una perspectiva más amplia sobre las condiciones ecológicas y al mismo tiempo brindan información sobre las perturbaciones acumuladas a través del tiempo. A diferencia de los parámetros fisicoquímicos (oxígeno, nitratos, nitritos, dureza, entre otros), que solo evalúan las alteraciones en forma puntual, esto es como una fotografía de las características de un cuerpo de agua. Con respecto a las ventajas en costos, los macroinvertebrados resultan ser una herramienta muy barata en comparación con los parámetros fisicoquímicos. Ya entrados en materia y como siempre lo han dicho mis profesores: “La historia es importante”, así que preparados o no allá vamos. Con respecto a la utilización de los macroinvertebrados Kolwitz y Marson en 1909 realizaron pruebas con algunos grupos como los oligoquetos (gusanos segmentados) y coleópteros (escarabajos) dulceacuícolas para proponer un método conocido como índice saprobio. Este índice fue retomado y modificado por Hilsenhoff en 1987, para evaluar la calidad del agua de un río de corriente rápida en Wisconsin, a esta primera modificación que él hizo se le conoció como índice biótico. Posteriormente Hilsenhoff en 1988 al haber observado algunas características en las poblaciones de macroinvertebrados como la abundancia, su naturaleza sedentaria, los ciclos de vida relativamente largos, su fácil recolección y la identificación bien conocida de los grupos, propuso un nuevo índice, con base en esas características al que llamó índice Biótico de Familias. Dentro de los órdenes más comunes destacan los siguientes: Coleoptera (escarabajos), Hemiptera (como las chinches, las cigarras y todos sus parientes), Ephemeroptera (como las efímeras), Odonata (libélulas), Trychptera (un orden emparentado con las mariposas), Diptera (moscas y mosquitos) y Megaloptera (llamados comúnmente patudos). Más tarde, algunos países adoptaron este método y se mejoró de acuerdo a sus aplicaciones, considerando así a los macroinvertebrados para determinar la contaminación de un cuerpo de agua. Y a todo esto, ¿sabe usted, querido lector, qué son los índices bióticos? Seguramente en algún momento ha escuchado hablar de ellos, pero si no, aquí se lo resumimos y explicamos. Los índices bióticos son fórmulas que resumen la relación que existe entre el grado de contaminación y el número de grupos o individuos según su categoría taxonómica. Sin duda, este tema tendrá que ser retomado en otra ocasión, ya que los macroinvertebrados son sumamente importantes para la salud de cualquier cuerpo de agua y su estudio es de mucha importancia. Así que nos despedimos, pero con la promesa de volver a escribir y retomar esta pequeña contribución.

 

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