La economía mexicana apenas creció un punto porcentual por arriba de la población durante el neoliberalismo, requirió 28 años para duplicarse; fue una tasa de crecimiento económico menor a la del llamado milagro mexicano. En los años del neoliberalismo, algunas entidades triplicaron su valor agregado, como lo fueron Aguascalientes y Querétaro por la preponderancia de la industria automotriz; otras lo hicieron por el turismo, como Baja California Sur y Quintana Roo, en esta última entidad, el valor agregado de los servicios en 2018 fue del 62 por ciento en 2018 (Inegi, Censo Económico 2019) y al aeropuerto internacional de Cancún arribaron casi dos veces más turistas internacionales que al de la ciudad de México durante el primer semestre de 2020 (La Jornada, 21/07/20). No fue lo mismo para Campeche, donde el valor agregado actual es casi la quinta parte del registrado en 1990, o de Veracruz, Guerrero, Tabasco o Chiapas, que necesitarán entre 42 y 59 años para duplicar su valor agregado a las tasas de crecimiento observadas entre 1990-2018.
El crecimiento del empleo fue algunas décimas superior al del valor agregado durante el neoliberalismo, pero las remuneraciones y la masa salarial registraron pérdida de poder adquisitivo: el salario mínimo general (SMG) de 2020 es menor al de 1990 en términos reales; el SMG por habitante en el primer trimestre de 2003 era de 1.08 y en el mismo trimestre de 2020 fue de 0.78; las personas ocupadas en el primer trimestre del año en curso que tenían cubiertas sus prestaciones de salud, vejez y vivienda eran 36 por ciento del total de ocupados y los que actualmente están jubilados (3.9 millones) representan el 19.5 por ciento del total de personas activas que tienen todas las prestaciones (Inegi. 1Trimestre de 2020. ENOE). Expresado en otros términos, el desempleo real (desocupados, subocupados y disponibles) es de 21 por ciento al primer trimestre de este año; los desocupados y trabajadores informales son dos terceras partes de la población económicamente activa y por cada trabajador jubilado sólo hay cinco activos (que reciben prestaciones sociales). El total de sueldos y salarios de las empresas de la industria y de los servicios representó menos del 7 por ciento del total de sus ingresos en 2018 y si la comparación de la masa salarial es con el valor agregado de esas empresas, el porcentaje es 21; esto significa que a los trabajadores solo se les paga la quinta parte del plus valor generado (Inegi. 2019. Censo Económico).
El 22 de julio de este año, las representaciones empresarial, laboral y gubernamental signaron una Reforma para mejorar las prestaciones de los jubilados. No hay el compromiso empresarial de cubrirles a los trabajadores informales las prestaciones sociales para que puedan disfrutar en el presente de atención médica y de vivienda, y de pensiones en la vejez; tampoco se comprometieron a regularizar el outsourcing, situación en que se encuentra uno de cada seis trabajadores de la industria y los servicios. Con la Reforma, los empleadores aumentarán sus contribuciones de 5.15 por ciento del salario a 13.875 por ciento, este cambio será gradual y en ocho años se cumplirá la meta; las semanas para tener derecho a la jubilación disminuyen de mil 250 a 750, y el gobierno federal cambiará la manera en que otorgará su partida para favorecer a los jubilados que menos ganan; los trabajadores seguirán aportando 1.125 por ciento de su salario, como lo hacen en estos momentos. Con dicha Reforma la pensión mejorará en promedio 40 por ciento; al disminuir las semanas cotizadas se espera que más trabajadores puedan ejercer ese derecho (la edad de 60 años para el retiro laboral se mantiene) y que aumenten los fondos para el retiro de los trabajadores, que actualmente se ubican en 17.7 por ciento del Producto Interno Bruto (4.3 billones de pesos) y en 2028 se espera que lleguen a 40 por ciento del PIB. En contrapartida, las manejadoras del fondo de pensión seguirán cobrando dos veces el estándar internacional por comisión (0.5 por ciento) y podrán canalizarlo hacia actividades de riego.
Los jubilados a los que la Reforma alude son los del IMSS que perciben hasta cinco SMG; no incluye a los del ISSSTE, a los trabajadores de las universidades públicas o de gobiernos estatales o municipales. Para los beneficiados con la Reforma a las jubilaciones, su pensión será entre 54 y 103 por ciento de su último sueldo (actualmente es entre 31 y 102 por ciento), siendo los que perciben menores ingresos los que tendrán la mayor cobertura. La partida gubernamental no aumentará, sólo cambia la forma en que se aplica, antes de la Reforma aportaba 0.225 por ciento del salario más una cuota de hasta 15 SMG, ahora sólo aportará hasta cuatro Unidades de Medida Actualizada (para este año esas cuatro unidades equivalen a 3 SMG). Para el actual ejercicio fiscal, el gobierno federal destinará cuatro puntos del PIB (un billón de pesos) para los pensionados del ISSSTE y del IMSS, aparte de los 130 mil millones de pesos del Programa de Adultos Mayores.