Mamuts, mastodontes y otros proboscídeos fósiles del estado de Puebla

 A) Lugares en el estado de Puebla en los que más frecuentemente se han encontrado fósiles de proboscí- deos (Autor: Jorge Herrera, elaborado con información de [3-6]);

A) Lugares en el estado de Puebla en los que más frecuentemente se han encontrado fósiles de proboscí- deos (Autor: Jorge Herrera, elaborado con información de [3-6]);

Mamuts, mastodontes y gonfoterios ¿en qué se diferencian?

 

Para muchas personas no es del todo claro cuál es la diferencia entre los distintos proboscídeos que vivieron durante el Pleistoceno en México; sin embargo, existen algunas características que nos permiten distinguir fácilmente entre un mamut, un mastodonte y un gonfoterio. Los mamuts pertenecen a la familia Elephantidae y al género Mammu-thus, estos tenían una altura que en la mayoría de sus especies rondaba los cuatro metros, contaban con un cráneo que en la parte superior era notablemente alargado y puntiagudo, defensas largas y curvadas, así como molares con placas laminares con pequeñas crestas para moler vegetación [1]. Por su parte, los mastodontes pertenecen a la familia Ma-mmutidae y al género Mammut, estos eran un poco más pequeños que los mamuts, puesto que tenían patas más cortas y torsos más robustos con una altura que rondaba los tres metros. Los mastodontes, a diferencia de los mamuts, poseían cabezas más aplanadas, defensas más rectas y molares con cúspides pronunciadas que les permitían masticar hojas y ramas [1]. Por su parte, los gonfoterios pertenecen a la familia Gomphotheriidae, y al menos los que habitaron en México pertenecen al género Cuvieronius. Los gonfoterios, eran de un tamaño un poco más pequeño que los mastodontes, con una apariencia más o menos parecida a la de los elefantes actuales, pero con defensas un poco más curvadas al frente, además de que sus molares se caracterizaban por tener cúspides redondeadas y robustas.

 

 

 

 

 

El registro de proboscídeos fósiles en Puebla

 

B) Par de defensas de mamut halladas por Moisés Cabrera y expuestas en el extinto Museo de Historia Natural de Puebla (Fotografía cortesía del Arq. Enrique Martínez Molina);

B) Par de defensas de mamut halladas por Moisés Cabrera y expuestas en el extinto Museo de Historia Natural de Puebla (Fotografía cortesía del Arq. Enrique Martínez Molina);

De la megafauna fósil que habitó en lo que ahora es el estado de Puebla durante el Pleistoceno, los restos de proboscídeos son por mucho los más frecuentes de encontrar. El registro más antiguo de un proboscídeo para Puebla data del Plioceno-Pleistoceno de la localidad Pochote-Elefante en el sitio fosilífero de Pie de Vaca en Tepexi de Rodríguez [2]. Este registro consta de una serie de seis huellas pobremente preservadas atribuidas a un proboscídeo de talla mediana, las cuales dada su condición, no es posible referirlas a un género en específico [2]. El registro de proboscídeos del Pleistoceno en Puebla consiste mayormente en restos de tres taxones, de los que fósiles del mamut columbino (Mammuthus columbi) son los más abundantes; seguido del mastodonte americano (Mammut americanum) y en menor medida, el gonfoterio de Cuvier (Cuvieronius tropicus) [3, 4]. De las tres especies antes mencionadas, se ha colectado numeroso material óseo como fémures, humeros, mandíbulas, molares, cráneos completos y algunos esqueletos semicompletos [3-5]. La gran mayoría de registros de proboscídeos del Pleistoceno del estado de Puebla se localizan en diversas localidades de la región del valle de Puebla (ciudad de Puebla y área metropolitana, y comunidades cercanas al lago de Valsequillo como Totimehuacán, San Antonio Arenillas, San Pedro Zacachimalpa, Los Ángeles Tetela, entre otras) y el Valle de Serdán (ciudad Serdán y municipios circunvecinos como Quecholac y Tecamachalco), y en menor medida en las regiones de Tehuacán y Sierra Negra (Zapotitlán y San Juan Raya) y en la Mixteca Poblana (Axamilpa y Pie de Vaca en Tepexi de Rodríguez y Santa Cruz Nuevo en Totoltepec de Guerrero) [3-6] (Fig. 1A).

Por otra parte, el registro de proboscídeos fósiles de Puebla cuenta con hallazgos sumamente interesantes, como por ejemplo los realizados por el señor Moisés Cabrera Huerta, quien dedicó gran parte de su vida a la búsqueda y recuperación de fósiles a las orillas del lago de Valsequillo, logrando reunir una gran colección de huesos de mamut y mastodonte. Su hallazgo más importante fue el descubrimiento de un par de defensas de mamut en perfecto estado de conservación, las cuales tenían una longitud de poco más de 2.5 m, siendo estas las más grandes y completas encontradas en Puebla (Fig. 1B). El majestuoso par de defensas de mamut encontradas por el señor Moisés Cabrera fue donado a inicios de los años 80s al Museo de Historia Natural de Puebla, lugar en el que estuvieron expuestas durante muchos años en la Sala de Prehistoria, hasta el cierre del museo en el año 2002 [7]. Otro hallazgo destacable fue realizado en 1998 a la orillas del río Axamilpa en el municipio de Tepexi de Rodríguez, lugar en el que investigadores del Instituto de Geología de la UNAM, hallaron una mandíbula completa de gonfoterio, la cual fue cuidadosamente preparada y descrita en el año 2002, asignándola a la especie Cuvieronius tropicus [4]. Por otra parte, los hallazgos más famosos de proboscídeos fósiles en Puebla fueron los realizados por el profesor Juan Armenta Camacho, de los que se habla a continuación.

 

Los huesos grabados de Hueyatlaco

 

C) Fragmento de hueso de mastodonte grabado (Tetela 1), descubierto por el prof. Juan Armenta Camacho (Modificado de [8]).

C) Fragmento de hueso de mastodonte grabado (Tetela 1), descubierto por el prof. Juan Armenta Camacho (Modificado de [8]).

El que es el fósil de proboscídeo más célebre hallado en Puebla fue un pequeño fragmento de hueso de mastodonte descubierto a finales de los años 50s, por el profesor Juan Armenta Camacho en la localidad de Hueyatlaco, cerca de Los Ángeles Tetela, en Valsequillo. El pequeño fragmento de hueso conocido como CODAUP-HG-T.1 o “Tetela 1”, contenía diversos grabados de los que destacaban figuras de proboscídeos y otros animales prehistóricos [8]. Fue tal la atención que atrajo este descubrimiento, que la noticia fue publicada en 1960 por numerosos periódicos nacionales y extranjeros, incluida la prestigiosa revista LIFE. Lo anterior provocó que diversos investigadores extranjeros se interesaran en Valsequillo, dando origen a nuevas prospecciones en la zona mediante el denominado “Proyecto Valsequillo”, que se desarrolló durante buena parte de los años 60s. Sin embargo, este descubrimiento no dejó de estar envuelto en polémicas, ya que algunos investigadores cuestionaron la autenticidad de este hallazgo, así como el de otros huesos de mamut, caballos y otros mamíferos pleistocénicos con aparente labor humana hallados en la zona. Al final, presiones externas, junto con problemas entre los integrantes del “Proyecto Valsequillo”, hicieron que este se diera por terminado, dejando en el aire muchos de los resultados finales del proyecto. No obstante, el profesor Juan Armenta publicó en 1978 un extenso estudio con el que trató de comprobar la autenticidad de los fósiles con labor humana de Hueyatlato, especialmente del famoso espécimen “Tetela 1”, del que evidenció que los grabados fueron hechos en fresco y no posteriormente como sugerían sus críticos [8]. Lamentablemente, el paradero actual de ese notable espécimen es desconocido, siendo visto y fotografiado por última vez en el año de 1978, cuando el fotógrafo norteamericano David Hiser, de la National Geographic Magazine, visitó la ciudad de México para hacer una sesión fotográfica para un número especial dedicado a los primeros pobladores de América [9].

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Referencias

 

[1] Olsen, S. J. 1972. Osteology for the Archaeologist: No. 3: the American Mastodon and the Woolly Mammoth. Papers of the Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, 56.

 

[2] Cabral-Perdomo, M. A. 2013. Icnofósiles de vertebrados terrestres del Cenozoico Tardío en el área de “Pie de Vaca”, Tepexi de Rodríguex, Estado de Puebla. Paleontología Mexicana, 3(1), 51-58.

 

[3] Cruz-Muñoz, V. 2001. Catálogo de vertebrados fósiles del Centro Regional INAH de Puebla. Tesis de Licenciatura, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México.

 

[4] Montellano-Ballesteros, M. 2002. New Cuvieronius finds from the Pleistocene of central Mexico. Journal of Paleontology, 76 (3), 578-583.

 

[5] Tovar-Liceaga, R. E. 2005. Fauna pleistocénica de Santa Cruz Nuevo, Puebla. Tesis Licenciatura. Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México. Distrito Federal, México.

 

[6] Arroyo-Cabrales, J., Polaco, O. J., Johnson, E., y Guzmán, A. F. 2003. The distribution of the genus Mammuthus in Mexico. Deinsea, 9 (1), 27-40.

 

[7] Herrera-Flores, J. A. 2015. El Museo de Historia Natural de Puebla (1977-2002). Elementos, 98: 43-48.

 

[8] Armenta-Camacho, J. 1978. Vestigios de labor humana en huesos de animales extintos de Valsequillo, Puebla, México. Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Puebla, Puebla, México.

 

[9] Hiser, D. 2018. Comunicación personal.