En las elecciones concurrentes del 6 de junio, 94 millones de ciudadanos podrán renovar la legislatura federal. Son 10 los partidos políticos nacionales registrados, de los cuales tres son debutantes y, como tales, deben participar sin coaligarse; de los restantes, seis integraron coaliciones en la mayoría de los distritos: Juntos Haremos Historia (Morena, PT y PVEM) y Va por México (PAN, PRI y PRD). El propósito explícito de la primera de las coaliciones mencionadas es ganar en dos terceras partes de los distritos electorales federales en tanto que la otra coalición desea impedírselo. También se renovarán 30 legislaturas locales y varios miles de cargos públicos del Poder Ejecutivo: 15 gubernaturas, mil 925 presidencias municipales y alcaldías, 2 mil 59 sindicaturas, 14 mil 249 regidurías y 635 juntas municipales en las que participan, además de los partidos políticos nacionales, diferentes partidos estatales.
Las elecciones federales en la que solo se renueva la legislatura federal (intermedias) suelen concitar una participación electoral menor a aquellas donde se elige presidente de la República: en las tres elecciones intermedias del presente siglo (2003, 2009 y 2015), la participación electoral fue entre 16 y 18 por ciento menor a la elección presidencial inmediata (2006, 2012 y 2018). La presente elección es intermedia pero también en concurrente con procesos locales en 32 entidades, por lo que se podría esperar una participación electoral mayor a las intermedias mencionadas, salvo que las condiciones actuales son muy distintas a las anteriores: la pandemia precedió y acompañó a todo el proceso electoral, por lo que es previsible una abstención superior a la mitad de la lista nominal de electores.
De los 10 partidos nacionales, Morena es el que tiene mejor credibilidad, inspira mayor confianza y registra los más altos porcentajes de intención del voto, incluso su intención de voto supera a la suma de los coaligados en Va por México; ya como coalición, el porcentaje de intención del voto de Juntos Haremos Historia es también superior a la de Va por México. Esa ventaja se sustenta tanto en el rechazo y desconfianza hacia el PAN, PRI y PRD por separado y juntos, como por las opiniones positivas vertidas hacia Morena. Además, los ciudadanos que consideran que Morena debe tener la mayoría legislativa duplican a los que consideran que no deba tenerla, y los que dicen que podrían votar por Morena aducen que lo harán para apoyar la gestión presidencial de Andrés Manuel López Obrador; indirectamente, el tabasqueño estará en la boleta como fundamento del voto.
Muchas de las nominaciones de Morena a las gubernaturas, legislaturas y presidencias municipales han generado inconformidades: los precandidatos no electos reclaman transparencia, democracia y respeto a los derechos políticos de la militancia, incluso han mencionado corrupción y nepotismo en algunos órganos de dirección de ese partido. La autoexclusión de liderazgos locales, la imposición de candidatos de Morena de perfiles impresentables e indefendibles, así como la campaña de odio desplegada por Va por México puede mermar la votación de Morena, pero es poco probable que esos votos migren hacia las fuerzas políticas que antaño ocuparon la presidencia de la República.