¿Hacia la universalización de la educación superior?

Existe consenso acerca de que la educación superior (ES) facilita la movilidad social, sin embargo, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, la tasa de desocupación de población mayor a 15 años con estudios profesionales fue de 4.6 por ciento en el año 2018, la cual está por arriba del promedio nacional de desocupación1 (3.3 por ciento) (INEGI, 2018). Asímismo, el porcentaje de población ocupada en la economía informal fue de 56.7 por ciento para el mismo año2 (Banco Mundial, 2020).Dichos indicadores señalan uno de los grandes retos que tiene la política económica actual ante la reciente reforma a la Ley de Educación Superior (ES) que señala la vuelta a la universalización de la ES pública, cuyo mecanismo será una universalización gradual en función del crecimiento de la economía nacional y la disponibilidad de presupuesto público, en este sentido cabe preguntarse si ¿realmente se puede hablar de universalización, si se dice que esta será gradual en función de los recursos disponibles?

De acuerdo al último Censo de Población y Vivienda, en el año 2020 había 2 millones 307 mil 675 jóvenes de 18 años (Inegi, 2021), y en el anuario estadístico de ES de la SEP 580 mil 889 jóvenes3 fueron rechazados al solicitar ingresar a alguna de las IES del país (de los 2 millones 449 mil 480 jóvenes que solicitaron nuevo ingreso a las IES4 en 2019), es decir, 24 de cada 100 jóvenes no fueron aceptados en una IES por no cubrir los requisitos de ingreso. Significa que se tiene un déficit de oferta educativa de nivel superior aproximado a 581 mil lugares, el cual sería el número de espacios que se tendrían que generar en la actual administración para acercarse a la universalización de la ES. Hablo de acercarse a, porque elementos de orden estructural niegan el acceso a todos los jóvenes del país, el principal factor es el nivel de ingreso. De acuerdo al informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, más de un millón de personas entre tres y 17 años viven en hogares con ingresos por debajo de la línea de bienestar mínimo (LBM), que no les permite asistir a la escuela básica, asímismo señala que en 2015 se reportaron casi 490 mil adolescentes de entre 15 y 17 años que no asistían a la escuela (Coneval, 2018:17). Otros factores son etnia, discapacidad y embarazo, que limita el acceso de los jóvenes a la ES porque las IESP no cuentan con las condiciones pedagógicas en infraestructura y culturales para incorporarlos.

 

Los orígenes de la universalización de la ES en México

 

En México la universalización de la educación fue decretada desde el siglo XX, quedando asentado en el artículo tercero de la Constitución Política Mexicana. En 1946, durante el gobierno de Manuel Ávila Camacho, la educación fue reconocida como un derecho, sin embargo, con la implementación de la política económica neoliberal, la educación dejó de ser concebida como un derecho humano, y por ende como universal, para convertirse en un factor de desigualdad, en un factor de exclusión social al declararse universal la educación secundaria en 1993 y media superior en 2012 sin garantizar la inversión en educación, pues estaba comprometida la reducción del gasto público5 además de la tendencia mundial a la privatización educativa. En México la matrícula en las instituciones de educación superior pública pasó de 81.9 por ciento en el año 1990 a 71.78 por ciento en el año 2018. En este sentido se creó una sociedad diferenciada: los educados y los no educados, que no estudian por falta de oportunidades y no por falta de interés (Muñoz, 2021). Los avances en masificación de ES durante el periodo neoliberal nos ubican en un nivel intermedio entre los países de América Latina con una tasa bruta de matrícula en el periodo 2000-2018 de 21.18 por ciento, por debajo de países como Perú (36.14 por ciento y Uruguay (29.27 por ciento) y sólo por arriba de Guatemala, Honduras y El Salvador (Ezcurra, 2020: 114). Pero ¿qué podemos entender por universalización de la educación? La universalización de la ES para el caso mexicano emanado de la actual Ley de Educación Superior6 (LES) alude “a garantizar el acceso a la ES a toda persona que acredite, con el certificado de bachillerato o equivalente, la terminación de los estudios correspondientes al tipo medio y que cumpla con los requisitos que establezcan las IES”. Sin mayor información al respecto, significa que la universalización de la ES hace referencia a garantizar un espacio a todos aquellos jóvenes quienes hasta ahora tienen los medios materiales e inmateriales para estudiar, es decir, a todos aquéllos que cubran los requisitos de ingreso institucionales, lo que significa que el número de rechazados a las IESP deberá disminuir a partir del actual ciclo escolar, porque los únicos rechazados serán los que no cubran los requisitos de ingreso a la IESP, de modo que las IESP están obligadas a dar acceso a más jóvenes, siempre y cuando cuenten con los recursos financieros necesarios. La cantidad de nuevos lugares podría ser equivalente al déficit de lugares ofertados, para el año 2019 se contabilizó en 580 mil 889 lugares. Para el ciclo escolar 2021-2022 el presupuesto público destinado a ES no incrementó, lo que significa que las IESP no están obligadas a dar acceso a todos los jóvenes que soliciten y cumplan los requisitos, y por consiguiente las oportunidades de ES para todos los jóvenes que egresaron del nivel medio superior y cumplan con los requisitos de ingreso no están garantizadas. Un estudio recientemente publicado por Ezcurra (2020) analiza los resultados que han tenido las diversas investigaciones en sistemas de alta participación en ES en América Latina, concluye que la masificación considerada un sistema de alta participación lleva a una democratización estratificada, misma que reproduce y refuerza desigualdades de clase, pues si bien permite el ingreso a la ES de jóvenes en desventaja (de bajos ingresos), las desigualdades relativas entre los diferentes estratos sociales permanecen sin cambios. El trabajo de Ezcurra (2020) ayuda a ubicar a la actual LES en el marco de los sistemas de alta participación que se han experimentado en América Latina, que si bien fomentan la inclusión de todos los estratos sociales, no garantiza el acceso y tampoco la movilidad social, por sí misma, pues las desigualdades estructurales permanecen, por lo que es urgente un incremento en la inversión en ES para lograr ampliar la cobertura sin disminuir la calidad y así fomentar una verdadera inclusión de todos los jóvenes a la ES, además de políticas públicas que generen empleos bien remunerados y con prestaciones de ley, y el diseño de programas dirigidos a jóvenes de escasos recursos en ES, para promover la movilidad social.

* [email protected]

 

 

 

 

1 La  La OIT reportó un indicador muy cercano para el año 2019, del 4 por ciento.

 

2 Para el año 2019 la OIT reportó un indicador de 56.2 por ciento, el cual es muy similar y en ese mismo nivel ha permanecido desde el año 2012, consultado en: https://datos.bancomundial.org/indicador/SL.UEM.ADVN.ZS?name_desc=true&view=map

 

3 Cifra tomada del anuario estadístico de ES de la SEP del año 2020, correspondiente al ciclo escolar 2019-2020.

 

4 Cifras de solicitudes de ingreso reportadas en el anuario de educación superior de la SEP para el ciclo escolar 2019-2020.

 

5 Lo cual fue firmado como compromiso en el Consenso de Washington ante la renegociación de la deuda externa de México, con el Fondo Monetario Internacional en 1982.

 

6 Publicada el 20 de abril de 2021 en el Diario Oficial de la Federación. Consultado el 280621 en:

http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5616253&fecha=20/04/2021

 

 

 

Bibliografía citada:

Banco mundial (2020). Personas desempleadas con educación avanzada. Consultado el 280621 en: https://datos.bancomundial.org/indicador/SL.UEM.ADVN.ZS?name_desc=true&view=map

 

Coneval (2018). Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Consultado el 290621 en:

https://www.coneval.org.mx/Evaluacion/IEPSM/IEPSM/Documents/RESUMEN_EJECUTIVO_IEPDS2018.pdf

 

Ezcurra, Ana María (2020). Educación Superior en el Siglo XXI. Una democratización paradojal. Escenarios globales y latinoamericanos, RELAPAE, (12), pp. 112-127.

 

Inegi (2018). Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. 1T. Consultado el 210621 en: https://www.inegi.org.mx/sistemas/olap/consulta/general_ver4/MDXQueryDatos_Colores.asp?proy=enoe_pe_pda

 

Inegi (2021). Censo de Población y Vivienda. Consultado el 200621 en: https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/default.html

 

Muñoz, G. H. (2021). Educación superior, espacio público y estructura de oportunidades. UNAM. México. Consultado el 21/06/2021 en:  https://www.ses.unam.mx/publicaciones/articulos.php?proceso=visualiza&idart=2938

 

SEP (2019). Lineamientos para la formulación de indicadores educativos, consultado el 210621 en: http://fs.planeacion.sep.gob.mx/estadistica_e_indicadores/lineamientos_formulacion_de_indicadores.pdf