El suelo, como un bien común, es el ecosistema más valioso del mundo. Se acepta ampliamente el papel de los suelos en la producción y calidad de los alimentos, en la regulación del clima y en el suministro de materias primas y servicios, como fibras y antibióticos naturales. A pesar de los enormes progresos científicos realizados hasta la fecha, la protección y el monitoreo de las condiciones del suelo a nivel nacional y global aún se enfrentan a retos complicados que obstaculizan el diseño de políticas y la toma de decisiones eficaces sobre el terreno.
Antes de la década de los 70 se hablaba de la contaminación del aire y del agua, pero al suelo se le consideraba con una capacidad de autodepuración casi infinita. La sensibilidad mundial comenzó a cambiar a partir de la declaración de la “Carta Europea de Suelos” desarrollada por el Consejo de Europa en 1972, la cual define el suelo como uno de los más preciados activos de la humanidad sobre el que viven hombres, animales y plantas, lo califica como un recurso limitado fácilmente destruible y manifiesta que debe ser protegido contra la erosión, la contaminación, el daño que puede causar el desarrollo urbano, y las prácticas agrícolas y silvícolas, y recalca que los gobiernos y personas con autoridad deben impulsar medidas específicas para planificar y administrar los recursos del suelo.
La contaminación del suelo consiste en la introducción de elementos extraños al sistema suelo o la existencia de un nivel inusual de uno propio que, por sí mismo o por su efecto sobre los restantes componentes, genera un efecto nocivo para los organismos del suelo, sus consumidores, o es susceptible de transmitirse a otros sistemas. El suelo puede contener una gran variedad de elementos químicos, por lo que puede resultar difícil establecer a partir de qué momento, un mismo elemento deja de ser beneficioso o indiferente, para pasar a tener la calificación de contaminante. Los principales contaminantes del agua incluyen bacterias, virus, parásitos, fertilizantes, pesticidas, fármacos, nitratos, fosfatos, plásticos, desechos fecales y hasta sustancias radiactivas, los efectos a la salud humana y del ecosistema en nuestro país no han tenido un estudio consistente que permita tomar las medidas pertinentes para solucionar estos problemas.
Los efectos desfavorables de los contaminantes en el suelo son:
- Destrucción del poder de autodepuración por procesos de regeneración biológica normales, al haberse superado la capacidad de aceptación del suelo. Se ve afectado el ciclo biogeoquímico y la función de biofiltro.
- Disminución cualitativa y cuantitativa del crecimiento de los microorganismos del suelo, o bien alteración de su diversidad, lo que hace aumentar la fragilidad del sistema.
- Disminución del rendimiento de los cultivos con posibles cambios en la composición de los productos, con riesgo para la salud de los consumidores, al entrar determinados elementos en la cadena trófica.
- Contaminación de las aguas superficiales y freáticas por procesos de transferencia. Se alcanzan concentraciones superiores a las consideradas aceptables.
- Disminución de las funciones de soporte de actividades de ocio. Los espacios contaminados presentan problemas de salubridad para los usuarios.
En México se ha publicado en el año 2021, el Programa Nacional de Remediación de Sitios Contaminados 2021-2024, Programa Especial derivado del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024. En dicho programa se señala: sitio contaminado es definido por la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos como: “lugar, espacio, suelo, cuerpo de agua, instalación o cualquier combinación de estos que ha sido contaminado con materiales o residuos que, por sus cantidades y características, pueden representar un riesgo para la salud humana, a los organismos vivos y el aprovechamiento de los bienes o propiedades de las personas”.
La contaminación de sitios en México ha sido provocada por diversas actividades antropogénicas, algunas de éstas son:
- Actividades mineras. Contamina el suelo y potencialmente el agua.
- Actividades del sector hidrocarburos. Han dañado suelo y cuerpos de agua.
- Actividades agrícolas. El empleo de agroquímicos y las prácticas inadecuadas, han impactado no sólo los suelos en donde se aplican, sino que afectan ríos, lagunas e incluso zonas costeras.
- Actividades industriales. Ha generado focos de contaminación por el manejo inadecuado de materiales peligrosos y todo tipo de residuos.
- Instalaciones de servicio. Han generado contaminación de suelo y agua subterránea derivado de las fugas en contenedores de materiales peligrosos; derrames continuos de lubricantes; solventes orgánicos, u otro tipo de sustancias, así como por prácticas inadecuadas del manejo de las mismas.
- Uso de aguas residuales en irrigación de campos agrícolas.
- Depósito de residuos de manera irregular (a cielo abierto). En estos sitios ocurre la disposición inadecuada de residuos sólidos urbanos que pueden estar mezclados con residuos peligrosos y cuya lixiviación contamina el suelo.
Los sitios contaminados en México poseen una variedad de riesgos en la salud de las personas y en el ambiente. El contacto con contaminantes puede dañar la salud de la población, particularmente a la población aledaña a sitios contaminados.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales cuenta con un registro de 594 sitios potencialmente contaminados en el país; es decir, sitios para los que se presume un problema ambiental, pero no se ha realizado una caracterización o estudio que permita comprobar su contaminación. Dichos sitios se identificaron entre 2006 y 2011 a través de un levantamiento de información de campo en todas las entidades federativas. Los estados con mayor número de sitios potencialmente contaminados son Veracruz, Querétaro, Guanajuato, Jalisco, Colima, estado de México, Michoacán, Chihuahua, Aguascalientes y San Luis Potosí.
La contaminación del suelo puede ser invisible y parecer lejana, pero todos nos vemos afectados por ella. La contaminación del suelo es un problema mundial que degrada nuestros suelos, envenena los alimentos que comemos, el agua que bebemos y el aire que respiramos.
Los procesos de contaminación impiden ciertas funciones o servicios ambientales de los suelos, entre los que se encuentra la función de soporte (para la construcción de estructuras como carreteras, casas, puentes) y la función reguladora, ya que el suelo controla muchos ciclos biogeoquímicos (aquellos donde interactúan compuestos químicos de la tierra y los organismos vivos), entre ellos el del agua, pues los suelos son los purificadores naturales más importantes de este líquido, y si estos suelos son erosionados, en lugar de purificar el agua, la contaminan a través de los residuos que arrastra la misma erosión. Esto es, si no tenemos suelos sanos tampoco vamos a tener agua limpia ni alimentos sanos.
Bibliografía:
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