La valoración de la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no ha variado respecto a la registrada el pasado mes de septiembre: Demotecnia, empresa demoscópica acreditada profesionalmente desde 1991, reportó una aprobación de 73 por ciento en la encuesta nacional aplicada cara a cara en viviendas el pasado mes de noviembre, ese mismo porcentaje le otorgó Morning Consult en su encuesta sobre líderes del mundo concluida el 6/12/2022; Oraculus, empresa agregadora de encuestas, promedia 62 por ciento en el mes actual. Comparado con los cuatro presidentes que le han precedido en el cargo, AMLO se ubicó por encima de ellos a cuatro años del inicio de sus respectivas gestiones. La cálida, festiva y masiva recepción a la convocatoria de AMLO del pasado 27 de noviembre refrendó la empatía que le siguen prodigando sus leales adláteres.
El crecimiento de la economía (PIB) no ha sido lo característico del presidente AMLO, y en su descargo, tampoco la de muchos de los que hoy gobiernan el mundo: la doble crisis (sanitaria y económica) que nos afectó redujo en varios puntos la pobreza en el orbe y degradó las condiciones de vida de las mayorías en muchos países. Los pronósticos del crecimiento del PIB para México, al alza al cierre del año, pronostican un crecimiento promedio anual de 2.4 por ciento para los años 2022-2024, distante del deseado 4 por ciento expresado al inicio de su gestión o del 3.5 por ciento declarado en su discurso del pasado 27 de noviembre en el Zócalo de la Ciudad de México. Aun sin crecimiento del Producto Interno Bruto por habitante, el empleo en México ha crecido anualmente en 300 mil, los salarios mínimos han crecido en cuatro años en 85 por ciento en términos reales y los salarios formales en 38 por ciento. El peso se ha apreciado, las reservas del Banco de México aumentaron, la inversión extranjera directa aumentó 29 por ciento a mediados de año y la deuda pública como expresión del PIB está estable.
Los programas sociales benefician al 85 por ciento de los hogares, se otorgan 8.4 millones de becas educativas y 14.1 millones de discapacitados, jóvenes y adultos mayores reciben un estipendio periódico. Más de 4 puntos del PIB se han ahorrado por un manejo pulcro, eficiente y austero del erario y por la no condonación de impuestos. Se reactiva la producción de granos básicos, se implementan programas de doble propósito (reactivar la soberanía alimentaria y combatir la degradación ambiental), se promueve la autosuficiencia energética y se ejecuta un ambicioso programa de infraestructura.
Subsisten problemas que pueden ser más álgidos en 2024: las tasas de interés son excesivamente altas, desestimulan la inversión directa y aumentan el costo de las deudas suscritas en moneda nacional. La formación bruta de capital es menor al 20 por ciento, lo que dificultará crecimientos sostenidos del PIB superiores al 3 por ciento; el gasto público programable para 2024 se proyecta en 2 puntos del PIB menor al estimado para 2022, uno de los rubros ajustados será el de la inversión física, que pasará de 3.6 puntos del PIB estimado en 2022 a 2.2 puntos del PIB a partir de 2023, lo que puede incidir en una desaceleración. El gasto público deberá expandirse para alentar el crecimiento económico y el disfrute de los derechos constitucionales signados en el artículo 4 constitucional; fondear el gasto público expandido exige replantearnos las funciones del Banco de México; el acceso a las Afores, que en estos momentos representan 18 puntos del PIB así como la pertinencia de una reforma fiscal progresiva.