El glifosato es un herbicida empleado en la producción de maíz, su uso lo contamina. Ese herbicida es cancerígeno en animales y probable cancerígeno en los humanos que consumen alimentos transgénicos (Organización Mundial de la Salud, 2015). Investigaciones de la UNAM y de la UAM de 2017 demostraron que el 82 por ciento de los alimentos procesados y el 90 por ciento de las tortillas tienen presencia de maíz transgénico tolerante al glifosato. Hace diez años, el biólogo molecular francés Gilles Eric Séralini había demostrado los efectos cancerígenos en ratas provocados por la ingesta del maíz transgénico de Monsanto (NK603).
En México se producen 27 millones de toneladas de maíces no transgénicos y se compran 17 millones de toneladas de maíces transgénicos procedentes de Estados Unidos, el maíz importado se utiliza para producir alimentos para ganado, aceites, harinas, cereales, atole y masa para tortillas. Los procesadores de alimentos (PepsiCo, Gruma, Ingredion y Bimbo) mezclan maíces nacionales e importados, contaminando el producto, entre ellos, la tortilla; los alimentos producidos con maíces de la milpa (policultivo) están libres de tóxicos. Para proteger la salud humana, la biodiversidad cultural y el ambiente, el 31 de diciembre de 2020 el presidente Andrés Manuel López Obrador emitió un decreto “para sustituir gradualmente el uso, adquisición, distribución, promoción e importación de la sustancia química denominada glifosato y de los agroquímicos utilizados en nuestro país que lo contienen como ingrediente activo, por alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas. En ese sentido, a partir de la entrada en vigor del presente decreto y hasta el 31 de enero de 2024, se establece un periodo de transición para lograr la sustitución total del glifosato.”
México es país de origen y domesticación del maíz y actualmente se cultivan en milpa 61 razas. El maíz es nuestro alimento principal y al proteger la producción de maíces nativos, además de preservar biodiversidad y ambiente, generamos alimentos inocuos y culturalmente aceptables. Eliminar el uso de agrotóxicos que tengan como elemento activo al glifosato es imperativo, como también lo es la prohibición de sembrar semillas transgénicas.
La Asociación Nacional de Productores de Maíz de Estados Unidos (NCGA) se opone a que dejemos de importar los maíces transgénicos que sus miembros producen y pretende establecer un panel de controversia por supuestas violaciones al tratado comercial tripartito (México, Canadá y Estados Unidos). Somos un país soberano y las decisiones emanadas del gobierno legítimamente electo expresan un clamor popular, exigido y compartido por la mayoría de los ciudadanos de nuestro país: queremos alimentarnos sanamente, producir los nutrientes preservando el ambiente y la biodiversidad, no deseamos la presencia de transgénicos en nuestras dietas. La extensión del plazo hasta 2025 para lograr la total eliminación del glifosato no es una claudicación del decreto, sino una moratoria para atemperar los reclamos de la NCGA.