Son las 8:45 am del 23 de junio. Ya hay un buen número de estudiantes en el auditorio principal del INAOE esperando que inicie la transmisión de la “Primera Luz” del Telescopio Vera Rubin. Algunos son del posgrado en astrofísica del instituto, pero la mayoría, más de un centenar, son estudiantes de alguno de los programas de verano que se llevan a cabo anualmente. Desde luego que hay también investigadores y periodistas. Todos a la expectativa.
A las 9 en punto aparece en la pantalla el video introductorio al evento. Con unas fallas técnicas, el “audio no muy audible”, inicia la ceremonia. Luego de pasar varios funcionarios, es el turno de Željko Ivezić, director de construcción de Rubin y profesor de astronomía de la Universidad de Washington, quien da un resumen del proyecto.
El Observatorio Vera Rubin es único en su tipo. Está conformado por el telescopio de investigación Simonyi con un espejo primario de 8.4 metros, pero el tamaño no es lo novedoso, sino su diseño óptico, ya que el espejo primario también es terciario; es decir, consta de dos superficies ópticas sobre ¡una pieza de vidrio!
Otra característica más, que lo hace único, es su velocidad de apuntado. Un telescopio de su tamaño tarda varios minutos en cambiar de una posición a otra, mientras que el diseño rígido y forma compacta le permitirá cambiar de apuntado en solo cinco segundos.
La llamada Cámara LSST, es la cámara más grande jamás construida, consta de 3 mil 200 megapíxeles y tiene el tamaño de un auto. El área del cielo que cubre en cada imagen es equivalente a 45 veces el área de la Luna llena, por lo cual, será capaz de obtener imágenes del hemisferio sur completo cada tres o cuatro noches. Esto lo hará durante 10 años, al final de los cuales, tendremos aproximadamente 800 imágenes, con lo cual será posible obtener un timelapse ¡de todo el cielo austral!
Este abrumador conjunto de imágenes permitirá descubrir una enorme cantidad de asteroides y cometas, estrellas variables y explosiones de supernovas, entre muchos objetos igual de interesantes.
Las cuatro áreas científicas para lo cual fue diseñado el Rubin son las siguientes:
- Comprender la naturaleza de la materia oscura y la energía oscura.
- Crear un catálogo de cuerpos menores del sistema solar.
- Crear un mapa detallado de la Vía Láctea.
- Estudiar objetos que cambian de posición o de brillo con el tiempo: “transitorios”
Aunque, desde luego, su capacidad dará para muchas más investigaciones científicas.
Los datos que genere el Rubin, dos años posteriores a su recopilación, estarán solamente disponibles para los astrónomos de las instituciones principales involucradas y se harán públicos para cualquier persona en el mundo, luego de este periodo.
Las imágenes se procesarán de manera automática, detectando el cambio de brillo en estrellas, como las supernovas, o en su posición, como los asteroides, generando alertas que se enviarán de inmediato a todo el mundo, lo que permitirá a otros astrónomos darle seguimiento con telescopios a los que tengan acceso, también de manera inmediata.
Un gran atractivo de este proyecto, aunque no es el primero en hacerlo, es que los ciudadanos podrán contribuir en los descubrimientos del Rubin, ya que los datos se harán accesibles a través de Zooniverse, la plataforma más grande del mundo, que conecta investigadores con millones de voluntarios en todo el planeta. Es decir, los datos del Rubin serán ¡para todo el mundo!
Vera C. Rubin
Conocí a la doctora Vera Rubin en 1992, en una de las llamadas “Súper VOSS”, que son congresos dirigidos a exparticipantes de las muy famosas Escuelas de Verano del Vaticano (VOSS, por sus siglas en inglés). En esa ocasión no se llevó a cabo en Castelgandolfo, sino en Rocca di Papa, al otro lado del lago Albano. Recuerdo que nos habló de su viaje a la Antártida, a una de las instalaciones astronómicas, sin duda, pero parte de su charla incluía imitar el comportamiento de ¡un pingüino!
Ella misma escribió sobre su pasión muy temprana, desde niña, por la astronomía, a la que contribuiría de manera significativa, siendo la más importante su trabajo sobre la enigmática materia oscura. Materia invisible y de la que aún desconocemos su composición, pero de la que sí sabemos, debido a los efectos gravitacionales, es que forma a una gran parte del Universo. A la doctora Rubin le tocó enfrentar una gran cantidad de retos como mujer, dado el predominio de los hombres en el campo astronómico. Sin embargo, su pasión y perseverancia fueron mayores, volviéndose no sólo una de las astrónomas más destacadas, sino también una defensora y promotora de las mujeres en la ciencia.
Estos dos aspectos han inspirando durante muchos años a personas dedicadas a la astronomía, así que, el hecho de que este novedoso telescopio lleve su nombre no es sólo un merecido reconocimiento, sino que de esta manera, continuará inspirarando a las astrónomas y astrónomos del futuro.