El sentido de la vista es, quizá, el más importante para el ser humano, ya que nos permite obtener información del entorno cercano y lejano en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, una de cada 200 personas en el mundo no puede ver, mientras que seis de esas 200 tienen una visión tan deficiente, que los limita de manera importante.
En el sistema visual humano intervienen tanto los ojos como el cerebro. Los elementos principales del ojo son la lágrima, la córnea, el humor acuoso, el iris, el cristalino, el humor vítreo y la retina. Aunque a la retina podemos considerarla como una parte del cerebro, ya que los elementos donde se produce la imagen (conos y bastones) se pueden considerar como células cerebrales y cuya información se envía a otra parte del cerebro por medio del nervio óptico. Los conos de la retina son los encargados de captar los detalles de una imagen y el color, mientras que los bastones permiten la visión periférica y ver con bajos niveles de luz.
Así que un sistema visual saludable requiere que todos los elementos anteriormente descritos realicen su función de manera adecuada: que la lágrima dé la humectación adecuada; que la córnea tenga la forma y la transparencia adecuadas; que el humor vítreo y el acuoso tengan, tanto la transparencia adecuada, como que ejerzan la presión justa; que el iris se abra o cierre dependiendo de la cantidad de luz incidente al ojo; que el cristalino tenga la forma, la transparencia y la movilidad necesarias para acomodarse, dependiendo de qué tan lejos esté la imagen que se quiera ver; que en la retina los receptores funcionen adecuadamente y que tenga la presión e irrigación adecuada; y que el nervio óptico envíe de forma inalterada la información al cerebro.
Cuando alguno de los elementos anteriores no realiza su función de manera adecuada, entonces decimos que se tiene un problema visual. Algunos de los problemas que puede presentar el sistema visual son heredados, pero otros no. Sin embargo, sin importar si son heredados o no, lo que se quiere a nivel mundial, en un futuro cercano, es que no haya personas que su sentido de la vista los limite.
El Laboratorio Nacional de Óptica de la Visión tiene como objetivo investigar y caracterizar los diferentes mecanismos y elementos que participan en el sentido de la vista humana. Para ello contará con los elementos ópticos, y desarrollará nuevos, para un adecuado diagnóstico del sistema visual. Canalizará con los especialistas adecuados para el tratamiento de patologías visuales. Y desarrollará tecnologías relativas a la aplicación de los procesos de visión en diversas ramas de la ciencia. Éste es un laboratorio multidisciplinario que está a disposición de los investigadores para la realización de los más ambiciosos proyectos de investigación en el área de óptica visual y cuya sede principal está ubicada en el Centro de Investigaciones en Óptica (CIO) en la ciudad de León, Guanajuato, y se tiene una subsede en el estado de Puebla, en el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE).
El INAOE participa, inicialmente, en el desarrollo de modelos teóricos para describir cómo el cristalino humano interviene en el proceso visual, ya que, por ser un elemento que se encuentra dentro del ojo, no es fácil determinar sus propiedades ópticas. Sabemos que nuestro sistema visual es dinámico. Esto es, dependiendo de qué tan cerca o lejos se localice el objeto que se esté observando, las características del ojo cambian, lo mismo si hay mucha o poca iluminación, si es de día o es de noche. Es por ello que es importante tener la medición de los parámetros típicos del ojo bajo diferentes condiciones, además de las aberraciones y de cómo es la topografía de la córnea del ojo humano. Además, el INAOE cuenta ya con un convenio de colaboración con el Instituto “Conde de la Valenciana”, institución que ofrece atención médica en el área de la oftalmología a personas que presentan problemas graves de visión, y se espera que el Laboratorio participe en proyectos muy cercanos con los oftalmólogos para realizar diagnósticos más completos y rápidos a los pacientes y proponer, quizá, nuevas técnicas y tratamientos a los problemas visuales de las personas.
Entender y atender al sistema visual humano no es asunto que requiera la atención de un sólo tipo de especialista, en realidad se necesita de la intervención de varias disciplinas. Además de las típicas, como la optometría, la oftalmología y la óptica, se necesita neurología, fisiología, biología y medicina, solo por mencionar las más importantes. Es claro que el conocimiento adquirido en el sistema visual también puede ser utilizado en varias áreas como la electrónica, la robótica y la computación, sin embargo, no está limitado a éstas.
En México podemos decir que la óptica visual es un área nueva, sin embargo, en otros países ya se tienen varios años estudiándola, por lo que es importante empezar a tener especialistas pronto. Esto es también uno de los objetivos del Laboratorio: preparar especialistas en óptica visual que puedan tener el nivel de los países más avanzados. Esto se podrá lograr por medio de la realización de escuelas o talleres en los que impartan cursos los mejores investigadores del área a nivel mundial y en los que puedan participar profesionales de las instituciones de salud pública más importantes de México, como son el IMSS, el ISSSTE, la Ssa, o cualquier institución privada interesada en la óptica visual.
El laboratorio está financiado, por el momento, tanto por el Conacyt como por las instituciones participantes; sin embargo, en un futuro se espera que éste pueda generar recursos que le permitan funcionar de manera autosostenible. Desde luego, sin dejar a un lado la investigación básica pero que sí tenga una fuerte componente de aplicada, para que se tenga una incidencia directa en la población en general, de tal manera que se pueda evidenciar que la ciencia desarrollada en México es de primera calidad y que permite atender problemas nacionales de manera rápida y confiable. Así se podrá garantizar que la población pueda gozar de una buena salud visual en cualquier etapa de su vida, sin importar su nivel socio-económico.