En caso que en las elecciones de 2021, la izquierda representada por Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) logre ganar la elección para gobernador, sería pertinente hacer una mínima revisión sobre la izquierda en Tlaxcala. Al respecto, este ensayo identifica tres periodos: el primero se presenta entre 1960-1988; el segundo, entre 1989-2013, y el tercero, entre 2014-2021, estos responden fundamentalmente a la relación entre militancia y simpatizantes con los movimientos políticos de cada época y su relación con los partidos políticos que de cierta manera han arropado a la izquierda tlaxcalteca. Sobra decir que no se puede identificar una sola izquierda en la entidad y tampoco una agenda política única, pues los derroteros de la historia política han marcado los cambios, rupturas y nuevas formas de entender lo que se denomina la izquierda tlaxcalteca.
La izquierda en la entidad no se puede explicar sin reconocer el contexto político en el que se desarrolla, la influencia del país, del régimen político y el propio sistema político, mismos que inciden directamente en esta y aunque parezca extraño del mundo. El primer periodo (1960-1988) estuvo anclado en un régimen autoritario de partido hegemónico, en éste el Partido Revolucionario Institucional (PRI) tenía el control político territorial, un partido hegemónico, un estado priista, cuyos problemas estructurales estaban ligados a la pobreza secular y un predominio de la vida campesina que se contradecía con las familias de hacendado que conservaban y ampliaban sus privilegios, en ese contexto se puede ubicar sobre todo en el sur del estado la participación del Partido Comunista Mexicano (PCM), una expresión de la izquierda que estaba influenciada aunque parezca lejano a la guerra fría y sus expresiones locales en México, pero particularmente de la ciudad de Puebla, su emblema quedó representado por la figura de Natalia Temiza Portillo, luchadora social cuya bandera fue la defensa y reparto de la tierra, al que se fue sumando la defensa de la clase trabajadora producto del incipiente desarrollo industrial y las contradicciones inherente del capital-trabajo, la luchadora social logró ser diputada local (1980-1983) por el PCM. Esta izquierda se asociaba a los movimientos campesinos y a la lucha por acabar con la enorme desigualdad del pueblo tlaxcalteca y un proceso de transición rural a urbano en el marco de un régimen autoritario, muy poco sensible al reconocimiento de las oposiciones, sobre todo las vinculadas al socialismo y al comunismo. La lucha por la democracia no fue la bandera más importante de esa izquierda tlaxcalteca.
El segundo periodo de la izquierda tlaxcalteca (1989-2013), sin duda se enmarca en los efectos de la sucesión presidencial de 1988, parteaguas en la historia política de México. La ruptura en el partidazo (PRI), en el año de 1987 y la conformación del Frente Democrático Nacional (FDN), fue pieza angular para los reacomodos de la izquierda tlaxcalteca porque de este surgió el Partido de la Revolución Democrática (PRD) que aglutinó a varias de las izquierdas partidista o simpatizante y que se expresó también con la conformación del sol azteca en la entidad. El movimiento social y político de los años de 1987-1988, que permitió la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas y el posterior fraude electoral, creó las condiciones para que el año de 1989 surgiera el PRD, cuya premisa central fue la lucha por la democracia. Una hipótesis a comprobar es que a partir del año de 1987, la izquierda tlaxcalteca está asociado a fuertes liderazgos nacionales y locales que pueden o no coincidir con los principios ideológicos de la misma, de hecho la participación del PRD y su crecimiento en militancia y simpatizantes primero se centró en el movimiento cardenista representado por el líder de ese entonces Cuauhtémoc Cárdenas, pues para la elección presidencial de 1994, el PRD logró convertirse en la tercera fuerza política de la entidad al obtener el 15.75 por ciento de los votos (IET, 1994). En tan sólo cinco años logró ubicarse como una opción política, sin embargo, su salto cuantitativo en términos electorales se obtiene en 1998, casi a una década de su fundación al conformar la candidatura común al postular a un exmilitante del PRI, Alfonso Sánchez Anaya, desde ese entonces las alianzas electoreras han acompañado al partido lo que provocó tensiones internas y luchas intestinas, las tribus. En esa elección obtuvo el 45 por ciento de los votos, 12 de 19 distritos locales, fue la primera alternancia en Tlaxcala, pero se sembró la duda si esa izquierda estaba arraigada a los principios fundacionales, sobra decir, que al igual que le ocurrió al Partido Acción Nacional (PAN), el problema se centró en las prerrogativas, en los puestos públicos y los de elección popular. Por ende el periodo entre 1989-2013 tuvo claro oscuros, un crecimiento producto de ser gobierno y una caída dramática en el espacio local cuando dejaron de serlo, ocurrió en 2004 y 2010, pese a la historia de altas y bajas la izquierda militante y sobretodo la simpatizante siguió apoyando a los liderazgos nacionales tal como ocurrió en la elección presidencial de 2006, en la primera ocasión que competía por la presidencia Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en ese entonces Tlaxcala lo ganó el PRD, muy por encima del PAN y del PRI, esta es una característica de la izquierda de los últimos años en la entidad, que se repite en 2012 y en 2018. Donde una mayoría de electores apoya al líder de izquierda independientemente de en qué fuerza política se encuentre.
El tercer periodo de la izquierda (2014-2021) se asocia a la ruptura de AMLO con el PRD y sus efectos en Tlaxcala, la fundación de Morena provocó una salida de militantes y simpatizantes del sol azteca en la entidad, pero el desfonde masivo no se dio sino hasta después de la elección de gobernador del año 2016, cuando la abanderada Lorena Cuéllar Cisneros, exmilitante del PRI, se queda a 2.5 por ciento del triunfo electoral. A partir del resultado de esa elección el partido del sol azteca cosecha lo que fue sembrando a lo largo de los años, sus claro oscuros terminan por convertirlo en un partido testimonial, de ahí en adelante se fue conformando un apoyo importante para un proyecto superior, la presidencia de la República en 2018. Para este periodo la izquierda se aglutina en Morena, pero sobre todo en torno al proyecto de la cuarta transformación (4T) representado por su líder AMLO, cuyas banderas de éste están en primero los pobres, una narrativa sobre el fallido modelo neoliberal, las enormes desigualdades sociales, el régimen de privilegios, las prácticas de corrupción y consolidar la incipiente democracia. Los resultados de la elección de 2018 reafirmaron que una mayoría importante de tlaxcaltecas apoyaron a la 4T al ser la segunda entidad que más votos recibió el actual presidente de México en proporción al padrón electoral, además de otorgarle el triunfo en las diputaciones federales, las senadurías y 14 de los 15 distritos locales. Toca esperar para revisar los resultados de la elección de 2021, para saber si se consolida la 4T en la entidad y si ésta representará los ideales añorados de la izquierda tlaxcalteca.
Finalmente, la actual izquierda en la entidad también se ha ido transformado a lo largo de los años, pero aun con las enormes discusiones sobre el pragmatismo político que está enquistado en los partidos políticos y que para algunos les permite afirmar que la geometría política está desdibujada, aún quedan enormes temas pendientes de la histórica izquierda mexicana y tlaxcalteca al conservar y añadir viejos y nuevos problemas estructurales retomando las causas sociales como parte de la movilización y el acceso al poder para transformar las actuales condiciones de injusticia, desigualdad, exclusión, discriminación que permea en la entidad como en el resto del país. Se necesita izquierda e izquierdosos.