Al oeste de la ciudad de Puebla, a aproximadamente 100 km de distancia, se ubica el volcán Sierra Negra, el cual está a unos cuantos kilómetros del Citlatépetl, el volcán más alto de México. Desde Sierra Negra se tiene una vista impresionante del Citlaltépetl. En ocasiones, también se pueden ver otros volcanes de México, incluyendo el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. La vista del valle de Puebla, con estos dos colosos al fondo, es de una belleza espectacular. Además de las vistas desde Sierra Negra, este volcán tiene la particularidad de albergar algunos de los instrumentos científicos más relevantes de la Astronomía moderna de México. Uno de ellos es el Gran Telescopio Milimétrico (GTM).
En 1993 empecé mi participación en el estudio de sitios para el GTM. Esta fue una oportunidad de retomar la práctica del alpinismo, después de haber tenido un receso de varios años y además de llevar a cabo un trabajo que ha sido de los más interesantes en los que he tenido oportunidad de participar. Hace unos meses estábamos platicando con algunos colegas del INAOE sobre aquellos viajes a Sierra Negra y me sugirieron recordar esos tiempos en una nota.
¿Cómo se incluía un sitio en la lista de candidatos para la instalación del GTM?
Para saber si un sitio es adecuado para un telescopio, se tiene que conocer la opacidad atmosférica a las longitudes de onda en las que va a observar dicho telescopio. Las moléculas de agua en la atmósfera son de las que más absorben las ondas milimétricas procedentes de los objetos celestes. Sin embargo, el vapor de agua se concentra en las capas más bajas de la atmósfera y disminuye con la altura. Debido a eso, en general, la opacidad atmosférica es menor entre más alto sea un lugar. Por esa razón, dentro de los sitios que se consideraron como candidatos para instalar el GTM fueron montañas o volcanes altos.
Para elegir el sitio adecuado para el GTM se estudiaron diversos lugares de la República Mexicana en los cuales se instalaron instrumentos para monitorear parámetros como la humedad, la precipitación pluvial, la velocidad y dirección del viento, y también se instalaron radiómetros para medir la transparencia de la atmósfera a longitudes de onda milimétricas.
En 1993 el volcán Sierra Negra se incluyó como uno de los candidatos para la construcción del GTM. Sus condiciones lo hacían un buen prospecto, en particular porque su cima está a una altura de aproximadamente 4600 msnm (es el quinto volcán más alto de México). Debido a que no había camino hasta la cima y no había servicios en lugares próximos, se tenía que ascender caminando y su estudio presentaba diversos retos. Es decir, además de tener ingredientes de trabajo científico, el estudio de Sierra Negra incluía aventuras en un paisaje increíble y con diversos desafíos.
¿Cómo empezar el estudio de Sierra Negra?
Las primeras ascensiones a la cima de Sierra Negra las hicimos en octubre de 1993, con varios viajes de reconocimiento, para explorar posibles rutas para subir diversos materiales a la cima. También para definir lugares para la instalación de los instrumentos de monitoreo del sitio. Con el objetivo de mantener operando continuamente los instrumentos, se incluía un sistema de alimentación eléctrica con paneles solares y baterías de tráiler. Alrededor de la zona de los instrumentos instalábamos una cerca de malla ciclónica por lo que, además, en algunos viajes subíamos cemento y otros materiales. También construimos una caseta con piedras del mismo lugar, que hasta la fecha se usa como pequeña bodega.
Cuando empezaron a estudiar Sierra Negra no había camino,
¿cómo le hicieron para estudiarlo?
Cuando instalábamos el equipo subíamos varios días consecutivos o nos quedábamos a dormir cerca de la cima en tiendas de campaña. Al otro día, procurábamos levantarnos temprano para avanzar lo más posible en la instalación de los instrumentos.
Teníamos que hacer pruebas con el equipo antes de dejarlo trabajando allá arriba ya que se quedaba operando automáticamente. Entonces, teníamos que asegurarnos de que, al retirarnos del lugar, se quedara operando. Después de instalado, procurábamos regresar dos o tres días después para ver cómo había operado, descargábamos los datos que se habían registrado en una computadora laptop para su posterior análisis, pero ahí los revisábamos para ver si los instrumentos habían funcionado de manera continua todo el tiempo que los habíamos dejado. Una vez que verificábamos que los instrumentos estaban operando bien, los dejábamos trabajando y regresábamos la siguiente semana para descargar los datos. Cuando ya habíamos instalado todo el equipo, hacíamos una visita semanal para descargar los datos.
En un volcán tan alto como Sierra Negra hace mucho frío y las condiciones
meteorológicas son extremas, ¿cómo mantenían trabajando los instrumentos?
En ocasiones, cuando regresábamos por los datos, encontrábamos que algún instrumento se había descompuesto. Entonces intentábamos repararlo ahí mismo. En caso de no lograrlo nos lo llevábamos con la idea de regresar con otro instrumento de repuesto. Si no teníamos un instrumento de repuesto para llevarlo al día siguiente, regresábamos a Sierra Negra hasta que hubiéramos reparado el instrumento descompuesto. Entonces, cuando llegábamos al INAOE procurábamos avanzar lo más rápido que se pudiera en la reparación del equipo para regresar a Sierra Negra a reinstalarlo lo antes posible. Durante la época de lluvias era muy frecuente que el equipo se dañará por la caída de rayos y entonces subíamos más seguido. En ocasiones no llevábamos mucho material y aprovechábamos para subir alimentos enlatados que dejábamos en una caja metálica que construimos en la misma estructura de la estación meteorológica, aunque parecía un trabajo rutinario, en realidad cada ascenso tenía algo nuevo. Cuando acampábamos cerca de la cima, podíamos ver el cielo nocturno, repleto de estrellas, incluso se podía ver la Vía Láctea.
El GTM es uno de los instrumentos científicos más importantes que se han desarrollado en México. Como lo comentó el doctor Alfredo Montaña, un investigador joven del INAOE, quien ha participado en actividades de este instrumento, México tiene en el GTM uno de los telescopios más poderosos del mundo para explorar los confines del Universo y está localizado en el volcán Sierra Negra, sitio que hace 30 empezamos a monitorear.
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