Los alimentos básicos de una sociedad, aquellos que le aportan la mayor parte de proteínas, energía y grasa se denominan cereales (en honor a Ceres, la diosa romana de la agricultura). Hay miles de especies de la familia de las poáceas (leguminosas), pero sólo 12 de estas herbáceas son nombradas cereales: maíz, arroz, trigo, avena, cebada, centeno, sorgo, mijo, tef, tritical, alpiste y lágrimas de Job; la alimentación de tres cuartas partes de la población mundial se sustenta en tres de los cereales mencionados (maíz, arroz y trigo).
En México, los llamados granos básicos son el maíz, el frijol, el trigo y el arroz; esos cuatro granos nos aportan 33.8 por ciento de las proteínas, 41.5 por ciento de la energía, 9.3 por ciento de la grasa y 22.6 por ciento del total de alimentos consumidos (http://www.fao.org/faostat/es/#data/FBS); el maíz por sí mismo contribuye con al menos dos terceras partes del total de proteínas, energía y grasa aportados por los granos básicos. En el año agrícola 2023, dos terceras partes de la superficie sembrada con cultivos cíclicos correspondió a los granos básicos y solo a la siembra de maíz, 53.5 por ciento del total de cultivos de ciclo corto. El arroz y el trigo requieren riego, del total sembrado, 83 y 87 por ciento, respectivamente, tuvo esa característica; en cambio, el maíz y frijol son todo terreno, se adaptan a diferentes climas, altitudes, orografías, profundidad y calidad de suelos, vientos y precariedad pluvial: 77 por ciento de las siembras de maíz y 82 por ciento de las de frijol fueron en terrenos de temporal, por lo que son sensibles a diferentes sequías y a la presencia de El Niño-Oscilación del Sur, como lo fue 2023, que se combinó con altas temperaturas.
Los cereales los degustamos como granos, harinas y en algunos casos, en aceites, pero también se usan como alimento de ganado, para producir proteínas animales y productos lácteos; por lo que al consumo humano directo hay que agregar la demanda industrial y pecuaria y ahí es donde la producción nativa no logra cubrir la demanda interna, ya por la falta de estímulos públicos para su producción y distribución, por la apertura comercial desmedida, por la ausencia de una red nacional pública de acopio y distribución o por la importación subsidiada de esos granos. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el consumo humano de maíz al año en México fue de 121.4 kilos por persona en 2022 y la producción nativa de maíz blanco de 185 kg al año por persona (210 kilos de maíz grano por persona al año de todas las variedades), somos excedentarios al respecto, pero no sucede así con el maíz amarillo, las 3.2 millones de toneladas que producimos no alcanzaron y se importan entre 17 millones de toneladas en un año normal y 20 millones de toneladas si El Niño nos visitó. El año pasado el saldo comercial de maíz fue de -5 mil 751 millones de dólares (md) y el saldo correspondiente al periodo del tratado comercial con Estados Unidos (1994-2023) fue de -50 mil 792 md para un solo producto: maíz. En la próxima revisión del acuerdo comercial vigente deberíamos discutir importaciones según régimen de cuotas, aranceles diferenciados, vigencia de normas sanitarias que protejan la biodiversidad genética y la salud pública, políticas locales de autosuficiencia de alimentos básicos y el acopio público de granos básicos.
En frijol, al igual que en maíz, producíamos lo que consumíamos, con el tratado comercial iniciamos nuestra dependencia y de 7.5 kg por persona al año que consumimos, producimos ahora 5.5 kg al año por persona: por cada 100 kilos consumidos de frijol, importamos 26. La baja rentabilidad del cultivo y la discriminada importación de este incidieron en la disminución de 600 mil ha sembradas, adicionalmente el siniestro del 30 por ciento de lo sembrado en 2023 abatió la producción local y aumentaron las importaciones a 305 mil y 374 mil toneladas en 2023 y 2024, respectivamente. El saldo en la balanza comercial del frijol fue de -336.3 md en 2023 y para los años 1994-2023 fue de -2 mil 269.2 md.
El consumo por persona de arroz al año es de 8.7 kg y la producción local es apenas de 1.9 kg por persona al año: por cada 100 kilos de arroz consumidos, producimos 22; el saldo comercial del arroz en 2023 fue de -501.6 md y para el periodo 1994-2023 de -8 mil 180.6 md. En trigo ha aumentado la producción local y ya se producen 26.5 kg por persona al año para un consumo de 37.5 kg por persona al año; es decir, la producción local equivale a 71 por ciento del consumo humano directo, aun así, el saldo comercial fue de -1 mil 482.9 md en 2023 y de -21 mil 442 md para los años 1994-2023.
Nuestra dependencia alimentaria en granos básicos en 2023 fue de 46 por ciento, esto significó que, por cada 100 kilos consumidos en México, 46 fueron importados, a veces con precios al alza. Para los años de vigencia del tratado comercial (1994-2023), el saldo comercial de granos básicos fue de -82 mil 683.8 md. Es pertinente impulsar la recuperación de la autosuficiencia en alimentos básicos, revisar los términos del tratado comercial en granos básicos, definir si continuaremos usando cereales para alimentar al ganado y promoviendo ingestas al alza de proteínas de origen animal.