Se sabe que vamos a escenarios muy rudos pero no son conocidos: Provencio
El pasado 30 de enero Enrique Provencio, Director General de Investigación Estratégica del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, ofreció la conferencia Perspectivas Ambientales para México en el auditorio del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE).
Allí compartió reflexiones sobre qué escenarios son viables, de acuerdo a nuestras capacidades para aumentar la eficiencia energética y por tanto reducir las emisiones de gas de efecto invernadero.
A partir del análisis de variables como crecimiento demográfico, crecimiento económico, calidad del aire, disponibilidad de agua, comportamiento agrícola y forestal, y generación de residuos sólidos, el investigador cuestionó las proyecciones hacia 2050 en cuanto a la reducción de emisiones de CO2.
El panorama de aquí a 2050 no es muy alentador considerando que para aquel año seremos 36 millones de mexicanos más, se espera un crecimiento de la economía de un 4 por ciento promedio anual y con ello el incremento en la demanda de energía que en las próximas cuatro décadas seguirá dependiendo de combustibles fósiles.
“El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático califica como inequívocas la evidencias del incremento de la temperatura y el nivel del mar. Las emisiones de gas de efecto invernadero son un tema central de las políticas ambientales en el mundo, por tanto, México debe estar en sintonía, tendríamos que aumentar la eficiencia energética a tal grado que aunque la economía crezca en esas cifras, las emisiones de CO2 se reduzcan a la mitad”, argumentó el investigador.
Calidad del aire
“En prácticamente todas las ciudades mexicanas está aumentando considerablemente la contaminación atmosférica, alrededor de 80 por ciento de la contaminación se debe a los vehículos y no de la industria. El Valle de México tuvo que tomar medidas al respecto pues se demostró el impacto del plomo en salud pública, hubo cambio de combustibles, se implementó la verificación y la renovación del parque vehicular, además de la aplicación de las ciencias para el monitoreo contante de la calidad del aire.
Nuestras modalidades de transporte y movilidad urbana están basadas en el automóvil, se ha triplicado el número de automóviles en circulación, los patrones de desarrollo urbano en los últimos 15 años nos indica que las ciudades mexicanas crecieron en tamaño más del doble que el crecimiento de su población, como el caso extremos de la zona metropolitana de Toluca”.
Biodiversidad y servicios ambientales
A decir del conferencista, “es innegable la profunda transformación de usos de suelo, una fuerte reducción de superficie de selvas y bosques preocupante porque los servicios ambientales relacionados con ellos como captura de agua, regulación ecosistémica en aire y especies tiene una tendencia de reducción de la diversidad marina, terrestre, dulce acuícola, y en general el incremento de la huella ecológica, la intensidad del uso de los recursos, que a nivel global tiene una tendencia inequívoca que obligaría a que en las próximas cuatro décadas hubiera que duplicar el potencial de la tierra para abastecernos”.
Residuos sólidos
En promedio, cada habitante produce 400 gramos de basura al día, varía según hablemos de la urbe o del campo; en la ciudad de México cada habitante genera en promedio más de 1 kilogramo de residuos. “Si mantuviéramos la producción de residuos sólidos urbanos como lo venimos haciendo en los últimos 15 años, pasaremos de 42 millones de toneladas anuales en 2010 a casi 100 millones de toneladas en los próximos 36 años. Estamos en una etapa inicial de reúso, recuperación y reciclaje de basura, siguen existiendo tiraderos ilegales a cielo abierto y tenemos serios problemas de cumplimiento de las normas de los rellenos sanitarios”, mencionó el catedrático.
Agua
Provencio indicó que el peor caso de todos es el agua, por su rigidez en la oferta, “lo que no vamos a cambiar a largo plazo es el patrón de precipitación ni la disponibilidad de acuíferos subterráneos de buena calidad y tampoco el problema de la disponibilidad”.
40 años atrás teníamos una disponibilidad de agua de casi 3 mil metros cúbicos por persona al año en México. Tenemos agua en las zonas costeras tropicales; sin embargo, 60 por ciento del país ya está en una disponibilidad menor a la que vamos a tener en promedio en 2050. Si ven el valle de México está en parámetros de estrés hídrico desde hace más de 20 años; en la actualidad hay muchas ciudades por debajo de lo que se considera aceptable, una disponibilidad de 250 a 300 litros diarios por persona, más o menos lo que tienen las ciudades europeas, hay ciudades que tienen un uso absolutamente irracional de agua incluyendo ciudades de Sonora donde no hay el recurso hídrico”.
A manera de conclusiones, el investigador hizo hincapié en la necesidad de hacer ejercicios de prospectiva y estratégicos regionales con perspectiva global, ya que la heterogeneidad del territorio nacional requiere de soluciones distintas para cada caso, “se sabe que vamos a escenarios muy rudos pero no son conocidos”.
Consideró vital difundir información a la población, pues “el cambio cultural y de conducta en el consumo de recursos puede ser el detonador de la innovación. El consumo de combustible se multiplicaría por siete en comparación con el año 2000, y aunque haya muchas mejoras tecnológicas y las aprovechemos, no podemos confiar en que la mejora tecnológica va a mejorar [sic] nuestras condiciones de vida y medio ambiente en el futuro; el consumo sigue aumentando y muchas veces el crecimiento del consumo anula los beneficios de la mejora tecnológica”, remató.