Sus orígenes
El conocimiento y cultivo de las plantas está ligado a la aparición del ser humano sobre la tierra, y si bien existen testimonios de que los jardines botánicos existieron desde la antigüedad, no fue sino hasta mediados del siglo XVI que se considera que aparecieron los primeros jardines botánicos modernos. Entre los primeros Jardines botánicos en la antigüedad se encuentra el establecido por Aristóteles, el cual cedió a Teofrasto, su discípulo y sucesor en el Liceo. Teofrasto, a su vez, dejo ese jardín, su museo de historia natural y vivienda a sus discípulos. Plinio también mencionaba que visitaba el jardín botánico de Antonius Castor, quien cultivaba plantas de Italia, Grecia, Asia Menor, Egipto y la India. Se documenta también la existencia de un jardín botánico cerca de la Escuela de medicina en Alexandra, y más tarde Matthaeus Sylvaticus fundó en Salerno un jardín que sirvió como modelo para todos aquellos que se establecieron posteriormente en Italia, Holanda, Alemania, Inglaterra, Rusia y Francia. Los jardines italianos de Padua y Pisa se consideran los primeros jardines botánicos modernos, no descartando el hecho de que otras culturas, como por ejemplo los aztecas, tuvieran sus propios estilos de jardines botánicos.
Respecto a los herbarios, éstos no iniciaron a la par que los jardines botánicos. El Dr. Saint-Lager menciona que en los escritos de los naturalistas de la antigüedad no existían colecciones secas, pero que entre los griegos existían los botanologoi, personas que se interesaban en la colecta de plantas, o los rhizotomoi, quienes eran los cortadores de raíces y su negocio particular era el de surtir las tiendas de los phytopolai o comerciantes de hierbas conocidas en latín como herbarii.
La palabra herbarium puede confundir a las personas, ya que en un principio se utilizó para describir a un tratado botánico con grabados al final del texto. Tal es el caso del Herbarium of Apuleius Platonicus y el de Giacomo Dondi, Le Gran Herbier, entre otros.
El nombre hortus siccus o jardín seco para denominar lo que ahora conocemos como herbario no apareció sino hasta finales del siglo XVI, siendo el más antiguo el del médico lyonais Grault en el Museo de París, en 1558.
Ante la pregunta de por qué los herbarios surgieron tan atrasados en comparación con los jardines, se ha respondido que éstos se iniciaron cuando fue posible que en lugar de los papiros y cueros para escribir se obtuviera el papel de manera accesible económicamente. Este aspecto práctico permitió contar con material para secar y montar los especímenes de plantas en hojas planas que permitían estudiar posteriormente y de manera escrupulosa la planta durante largo tiempo sin que ésta se descompusiera. Se reconoce a Lucca Gini como el inventor de los herbarios, aunque Greault también formó el suyo.
Las colecciones y la ciencia
La existencia de estos jardines botánicos y herbarios en el mundo moderno permitió un gran desarrollo de la botánica como ciencia, ya que permitió pasar del cultivo de las plantas con la finalidad de proveer a los médicos de plantas medicinales de las cuales se extraían ciertas drogas (entendiendo esta palabra como medicamento), al estudio de las formas y funcionamiento de las plantas, su clasificación y la elaboración de floras regionales y mundiales, al descubrimiento de plantas muy importantes económicamente como el caucho y el café por ejemplo, cambiando la visión de nuestra relación con la naturaleza.
En algunos países europeos y en Estados Unidos de América estos jardines botánicos y herbarios realizaron un trabajo exhaustivo en exploración botánica a nivel mundial, formando grandes colecciones nacionales y mundiales, evolucionando a grandes instituciones como los jardines reales de Kew, de Edimburgo, de Leiden y los jardines botánicos de New York y de San Louis Missouri, que se convirtieron en modelos a nivel mundial para el estudio e investigación del reino vegetal.
A pesar de lo lejano que están estos grandes desarrollos alcanzados en la botánica de los siglos XVII al XX, existen países que aún no tienen un inventario completo de las especies de plantas que habitan en su territorio. Uno de estos países es México, donde aún no se cuenta con un inventario completo de su flora, a pesar de que existen aproximaciones a una diversidad estimada en 26 mil diferentes especies. El porqué esta tarea aún no ha sido terminada puede explicarse de manera concreta con tres razones: 1) La riqueza florística es mayor que la de cualquier país europeo por ejemplo, 2) la diversidad orográfica del país es complicada, 3) los apoyos económicos han sido muy pobres a los jardines botánicos y herbarios, y 4) el número de especialistas botánicos que existe en México es muy poco para realizar la vasta tarea de completar la flora. Aun dentro de México existen estados cuyo conocimiento de su flora es muy detallado, como por ejemplo estado de México, el estado de Veracruz, Yucatán y Jalisco, mientras que existen otros que no cuentan todavía con ningún inventario que permita estimar al menos el número mínimo de especies vegetales registradas para el estado, dentro de los cuales se puede mencionar el estado de Puebla.
Poder contestar precisamente a esta interrogante fue la razón de por qué en 1986 se comenzó la formación de la colección del Herbario de la Universidad Autónoma de Puebla, conocido mundialmente como HUAP, y un año más tarde, en 1987, iniciar los trabajos de colecta para poder crear lo que ahora conocemos como Jardín Botánico Universitario de la BUAP en Ciudad Universitaria. Desde esas fechas el trabajo exploratorio y de investigación botánica ha sido continuo, a veces más a veces menos, pero que finalmente nos ha hecho capaces de contestar la interrogante arriba planteada, sobre cuantas especies vegetales existen en el estado de Puebla. Ahora no solo podemos contestarla, sino que también podemos mostrar, ver cómo crecen y desarrollan muchas de ellas cuando son cultivadas en nuestro jardín botánico universitario.
Finalmente, y en tiempos diferentes, los universitarios poblanos podremos registrar en la historia de nuestro estado y país los resultados de una investigación que, al igual que en la antigüedad, contribuirá al conocimiento de la plantas que habitan en nuestro territorio con fines utilitarios para la medicina, la investigación botánica, utilidad para la industria y para la restauración de zonas deterioradas.
Es cierto que hay mucha distancia de por medio, pero también es cierto que los contextos han sido muy diferentes. Lo importante es que el Herbario y Jardín Botánico de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla ha culminado un esfuerzo iniciado individualmente que creció y se terminó en equipo, creando dos colecciones científicas de gran importancia para todos, acervos que representan un legado universitario para nuestra sociedad, aquella con la que tenemos una responsabilidad, la de transmitir el conocimiento generado para su estudio, investigación, uso y aprovechamiento de manera sustentable.
Los Jardines botánicos y la sociedad
Hoy día, los jardines botánicos a nivel mundial son muy visitados; tienen la característica de tener un estrecho contacto con la gente y por ende tienen un papel social muy importante. El rol de los jardines botánicos ha cambiado desde sus inicios, según la dinámica de nuestra sociedad global; sin embargo, ellos tienen la característica de adaptarse fácilmente a los cambios y con ello sólo reafirman su vocación social.
Así, al igual que otras instituciones culturales como las galerías de arte y los museos, los jardines botánicos están comprometidos con valores sociales arraigados en nuestros pueblos, lo que asociado a su fortaleza académica sustentada por el quehacer universitario, los convierte en instituciones culturales fuertes.
Los jardines botánicos que cumplen de manera asertiva con todas las funciones que a los mismos se les ha atribuido desde sus inicios, se han ganado en diferentes partes del mundo la confianza, la autoridad y poder que la sociedad les ha otorgado. Estos beneficios que se les ha otorgado han sido en parte debido a esas grandes colecciones de calidad y a su sólida actividad académica generadora de conocimiento. Queda pendiente aún conocer cómo estas instituciones ayudarán a enfrentar los grandes retos que hoy tenemos: por una parte los avances tecnológicos que se han alcanzado y que abren una gran ventana hacia la biotecnología vegetal y, por otra, los retos que en nuestra relación con el medio natural se están presentando. Para todos aquellos que trabajamos en jardines botánicos sabemos que al igual que lo menciona Forbes (2008), estamos seguros de contribuir de manera significativa a esa reconciliación con el ambiente en el siglo XXI, reconciliación que tanto necesitamos para seguir conservando los valores éticos y sociales que constituyen la base de nuestra existencia en común.
Bibliografía
Forbes, Stephen., 2008, “How Botanic Gardens Changed the World”. The history & future of Social innovation conference. Adelaide, Australia, Hawke Research Institute for Sustainable Societies. University of South Australia.
Hill W. A., 1915, “The History and Functions of Botanic Gardens”. Annals of the Missouri Botanical Garden, Vol. 2, No. 1/2, Anniversary Proceedings(Feb. – Apr.). Missouri Botanical Garden Press. pp. 185-240.
Torrey Botanical Society, 1885, “The Origin of Herbaria Source”, Bulletin of the Torrey Botanical Club, Vol. 12, No. 12. pp. 129-131.