Tal vez uno de los legados más importantes del presente sexenio es la creación de la Agencia Espacial Mexicana. Una iniciativa presentada a la Cámara de Diputados en el año 2006, misma que fue arduamente discutida y analizada por un sector intelectual por más de cuatro años. Sin embargo, no fue hasta el 30 de julio de 2010 que por medio del Diario Oficial de la Federación, el Ejecutivo Federal publicó la Ley que crea la Agencia Espacial Mexicana. Quince meses posteriores a su publicación y siguiendo un proceso de selección cuidadoso se nombró como su primer titular al Dr. Francisco Javier Mendieta, importante académico que venía fungiendo como investigador del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior (CICESE) de Ensenada, Baja California, en el norte del país.
La Agencia se crea como un organismo público descentralizado con personalidad jurídica y patrimonio propio y con autonomía técnica. Tal vez la parte más importante para los estados de la República la contiene el párrafo segundo del Artículo 2 que dispone lo siguiente: “El organismo formará parte del sector coordinado por la Secretaría de Comunicaciones y Transporte. Su domicilio legal será la Ciudad de México, Distrito Federal, sin perjuicio de establecer oficinas y domicilios convencionales en cualquier parte del país” (énfasis agregado). En 1961, el entonces presidente de los Estados Unidos de América, John F. Kennedy, en un discurso histórico para su nación invitó a su país a liderar la carrera espacial. Tuvieron que pasar ocho años para que la Agencia Espacial Estadounidense (NASA) llegara a la Luna. Han pasado más de 33 años desde que los Estados Unidos iniciara su carrera espacial. Otros países al igual que nuestros vecinos del norte han fortalecido sus políticas para la generación de una industria aeroespacial. Sin duda, ejemplos de países de igual desarrollo que el nuestro son dignos de destacar, Brasil, India, Sudáfrica, Corea, entre los más importantes que ya cuentan con agencias espaciales. Podemos decir que estamos tarde en la tarea, como en muchas otras cosas, pero lo cierto es que México tiene el potencial y la capacidad para desarrollar una industria aeroespacial que lo proyecte como uno de los actores más importantes de la región. Tan sólo por mencionar el caso brasileño, la Agencia Espacial en aquel país no busca posicionarse en mandar cohetes a la Luna. Por el contrario, la fortaleza de su Agencia radica en los sistemas de monitoreos hidrometeorológicos que comparte con países de menor desarrollo en su zona. Así, Brasil logra posicionarse en un área en donde su capacidad satelital lo fortalece frente a sus vecinos. El caso de México no debería ser diferente, ya que su zona de influencia abarca Centro América y El Caribe. Por último, es de destacarse la participación que deberán mostrar los estados de la República. Para el caso de Puebla, no es extraño deducir el potencial de una subsede si se toma en cuenta que contamos con una de las inversiones más importantes en materia científica, como loes el Gran Telescopio Milimétrico ubicado en la Sierra Negra de nuestro estado y que es administrado por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE). Además, la importante oferta educativa en el estado, que cuenta con las universidades de más prestigio en el país, sólo después del Distrito Federal; el pujante y muy importante sector industrial, especializado en autopartes por tener en nuestro territorio una de las plantas de coches más importantes del país, la Volkswagen que ha permitido el desarrollo de industrial Tier 1, 2 y 3. Todo lo anterior nos presenta como una entidad federativa idónea para que liderar la conformación aquí una industria aeroespacial. Enhorabuena por la excelente noticia: Puebla será el primer estado en suscribir una carta de intención para el desarrollo de las bases de colaboración institucional con la nueva Agencia Espacial Mexicana; iniciativa que seguramente redundará en muchos beneficios para nuestro estado en materia de investigación robótica, satelital, de plásticos, entre otros.